«Renovables sí, pero no así» es el lema de la manifestación que llevó a Madrid las protestas de buena parte de la España de interior ante la proliferación de proyectos de energía renovable, ya sean parques eólicos o plantas fotovoltaicas, que para algunas plataformas quitan más de lo que dan al territorio en términos de riqueza, desarrollo económico y, sobre todo, preservación del medio ambiente.

En Aragón, con 138 iniciativas eólicas y 402 solares en la fase de proyecto, varias organizaciones repartidas en el territorio y asociaciones ecologistas han abierto el debate de la conveniencia de las instalaciones por su impacto «social y medioambiental». Todas defienden la importancia de las energías limpias, pero reclaman un «modelo diferente» que se aleje de la «especulación» y que «revierta de verdad en el territorio».

En la provincia de Teruel, uno de los proyectos más contestados es el del Clúster Maestrazgo. Desde la Plataforma de los Paisajes de Teruel denuncian el «impacto paisajístico y en las aves» de unos proyectos que se prevén instalar en zonas en las que ya se ha hecho una apuesta por el turismo rural. Además, lamentan la escasa creación de empleo que suponen estas iniciativas. También preocupan otras iniciativas para instalar aerogeneradores en la Sierra de Albarracín. «Son proyectos en zonas con flora y fauna de alto valor medioambiental», recuerdan desde la entidad.

"La energía solo produce riqueza allí donde se consume; ya lo vivimos en los saltos eléctricos"

Al norte de la comunidad autónoma, en el valle de La Fueva, en la comarca de Sobrarbe, algunos vecinos se oponen a la instalación de un macroparque fotovoltaico que podría suponer la instalación de más de 400 hectáreas de placas solares.

«Se ubicarían, según las previsiones iniciales, en el centro del valle, que es a su vez el terreno más productivo y el que se ve desde casi cualquier pueblo de la zona, que están a unos 300 metros de altitud por encima», explica Quino Mur, portavoz de la plataforma La Fueva No se Vende.

«Estamos seguros de que es un proyecto que no es necesario. Es exactamente lo mismo que ocurrió hace un siglo con las centrales hidroeléctricas del río Ésera y del río Cinca, cuando toda la electricidad producida se trasladó a Cataluña y el País Vasco», lamenta Mur. «La energía solo produce riqueza allí donde se consume», asegura.

or eso, en el valle, temen que unas instalaciones que no se destinarán al consumo eléctrico de la zona terminen ahondando en la despoblación. «En Aluján tenemos ahora más niños en la escuela que en los últimos 70 años. Son familias llegadas de toda España que nos reconocen que si el valle estuviera lleno de placas, no habrían venido», añade.

"Los parques dejan dinero a corto plazo. Luego tendremos monstruos de 200 metros de altura"

Por ahora, el proyecto no se ha presentado en firme, por lo que no se han presentado todavía las primeras alegaciones. Sí que está judicializado el plan urbanístico, que dice que en dos años no se pueden otorgar nuevas licencias.

Joaquín Ruiz, desde la Plataforma por la Sostenibilidad de los Monegros, reconoce que se oponen «al modelo en sí mismo». «Genera impacto social, al paisaje, y no es una necesidad. Porque Aragón ya produce más energía de la que necesita», lamenta.

En Monegros, alertan de la instalación de aerogeneradores en zonas que «conservan paisajes que son únicos en toda Europa» y de la llegada de proyectos en forma de «aluvión». «No ha habido debate sobre el futuro. Los parques dejan dinero a corto plazo, pero luego tendremos monstruos de 200 metros de altura y un paisaje destrozado», asegura.

Todas estas plataformas se están coordinando ya para una nueva manifestación, el 13 de marzo, para exigir un «cambio de modelo» en Aragón.