Zaragoza conmemoró ayer en las Cortes de Aragón la Shoah u Holocausto judío durante la Segunda Guerra Mundial en un acto sencillo y austero en el que también se recordó a otras víctimas del nazismo, desde los discapacitados y los gitanos a los republicanos aragoneses que estuvieron en los campos de exterminio. 

«Para nosotros es una conmemoración y un recuerdo muy importante», señaló Timna Segal, de Sefarad Aragón, nieta de un superviviente de los campos de concentración. En parecidos términos se expresó Shmuel ben Romero, de la misma entidad. Señalaron que la efeméride se conmemora desde 1999 y que en Aragón las celebraciones oficiales datan del año 2003.

El acto, presentado por la periodista Esther Puisac Nogarol, estaba presidido por una mesa con siete velas en memoria tanto de los judíos asesinados como de todos quienes sufrieron persecución bajo el régimen de Hitler.

Tras el rezo de una plegaria, Timna Segal, que nació en Israel pero reside en Zaragoza, se refirió a las «decenas de miles y miles de seres humanos que fueron masacrados, asesinados, ejecutados, quemados y enterrados vivos» y después se guardó un minuto de silencio «por todas las víctimas».

Esther Puisac habló de Victoriano Bibián Nogarol, un antepasado suyo que estuvo en los campos de Mauthausen y Gusen, donde fue cocinero y logró sobrevivir pese a sufrir infinidad de calamidades.

Los participantes posan al final del acto. EL PERIÓDICO

Persecución

A continuación lo hizo Pilar Gimeno, sobrina de Elisa Garrido Gracia, «republicana de ideas muy avanzadas» que fue hecha prisionera cuando combatía en la Resistencia francesa y acabó asimismo en un campo de exterminio del que fue liberada. Había nacido en Magallón en 1909 y falleció en Toulouse en 1990, sin renunciar a su ideario progresista, indicó Gimeno, con la voz entrecortada por la emoción.

Afirmó que el pasado «no debe dejar caer en el olvido» como forma de garantizar la libertad y evitar la vuelta a la barbarie. Su tía murió en Francia rodeada de honores, dado que el Gobierno le concedió la Legión de Honor y la nombró teniente de honor de la Resistencia francesa.

«El pasado siempre nos ayuda a entender el presente y a diseñar el futuro», concluyó Pilar Gimeno.

En el acto se leyó asimismo un texto del escritor judío Primo Levi, que estuvo preso en los campos de concentración y dedicó su vida posterior a denunciar la Shoah y la denominada «solución final» para el pueblo hebreo.

Teresa Clavería, del Secretariado Gitano, leyó un relato sobre la persecución de su etnia en la Alemania nazi. Los nazis consideraban a este pueblo de una raza inferior y los persiguió con saña para tratar de erradicarlo de Europa.

Tras ella, la Fundación Rey Ardid mostró diapositivas de un libro de los años 20 del pasado siglo en el que un médico famoso en la época hablaba de la necesidad de eliminar a las personas con discapacidad y que en cada página llevaba un alegre dibujo distinto de personas con minusvalía. Explicaron que en su búsqueda de una raza pura y superior los seguidores de Hitler se proponían eliminar físicamente a las personas que, según su doctrina, no reunían sus requisitos de perfección.

Recordar el pasado

Posteriormente, dos alumnos del centro de enseñanza La Azucarera describieron el horror de los centros de internamiento y Josep San Martín, de la Amical de Mauthausen en Aragón, subrayó que «el nazismo no es una ideología, sino un crimen».

Tras una intervención de María Luisa Royo, de Rolde de Estudios Aragoneses, cerró el acto Javier Sada, presidente de las Cortes de Aragón, quien señaló que el Parlamento significa «lo contrario» del Holocausto y el nazismo y abundó en la importancia de recordar el pasado «para evitar que se repita».

Sada explicó que un antepasado suyo, de Terrer, cerca de Calatayud, estuvo preso en los campos nazis y citó a la filósofa Hannah Arendt y a su teoría sobre la «banalización del mal» que impuso el régimen hitleriano.