La medicina forense no es algo reciente, no la inventaron series como CSI. Las primeras referencias escritas de textos médico-legales se remontan al siglo XVIII a.C. en Mesopotamia y en España destaca una fecha, 1532, cuando Carlos I estableció la Constitutio Criminalis Carolina, que indicaba la obligatoria intervención de un médico como perito en casos de lesiones, homicidio, suicidio, envenenamientos y errores médicos, entre otros. Su evolución ha ido a golpe de ciencia, aunque el hecho de que se haya generalizado la idea de que solo tratan a muertos la han mantenido arrinconada en lo más elemental: la formación. 2022 será otro año que marcará un antes y un después en su historia, se introduce como especialidad en el MIR, conviviendo de igual a igual con otras como cardiología, urología o Atención Primaria. No será en todas las comunidades autónomas, pero sí en Aragón donde se va a invertir en este perfil de profesional.

Sala de autopsias, en el Instituto de Medicina Legal de Aragón. | EL PERIÓDICO

Al frente va a estar un referente en antropología forense a nivel nacional, el zaragozano Salvador Baena, miembro de la Comisión Nacional de la Especialidad Medico Legal y Forense. Ilusionado reconoce que ha sido un duro trabajo de preparación para conseguir que el hasta ahora conocido como Instituto de Medina Legal de Aragón (IMLA) consiguiera la certificación ministerial para que se convierta también en un centro de formación. Ahora pasa a llamarse Instituto de Medina Legal y Ciencias Forenses de Aragón (Imlcfa). Desde el 2020 ha estado trabajando para conseguirlo.

Parece un diseñador. Y es que ha realizado un traje a medida para que los futuros forenses MIR adquieran toda la experiencia necesaria para que, después de cuatro años, puedan ejercer su labor casi a ciegas. 37 años de experiencia le avalan.

El 80% de pacientes vivos

De ahí que en los 24 meses que los alumnos estén formándose fuera del Imlcfa lo harán en los principales hospitales y centros de especialidades de la comunidad en los que día a día trabajan el equipo de forenses del instituto. «El 80% de los pacientes que vemos están vivos, no solo hacemos autopsias», afirma Baena.

De ahí que, por ejemplo, los alumnos aprenderán a hacer reconocimientos de víctimas de agresiones sexuales o de maltrato en el centro de referencia de la comunidad, en el Materno-Infantil de Zaragoza. ¿Dónde aprenderán a analizar lesiones graves que obligan a internar a víctimas en la unidad de cuidado intensivos? En la uci del Servet. Y así en todas las cuestiones que los forenses analizan como psiquiatría, anatomía patológica, geriatría, radiología y hasta han firmado acuerdos con la MAZ para analizar las consecuencias de accidentes laborales y de tráfico que se atienden en este centro. «Un forense son los ojos, oídos, el olfato y el tacto médico de los jueces», señala Baena, quien quiere recalcar la importancia de que un alumno que quiera realizar esta especialidad sepa desde el primer minuto cómo valorar a una víctima a petición judicial y en el entorno en el que lo hacen todos los días.

«Es fundamental eso y no como ocurre en estos momentos y como ocurría cuando yo empecé, que uno aprueba una oposición y luego ya en el destino empiezas a conocer cómo es el trabajo diario real de un médico legal», afirma. De hecho, hasta ahora los aspirantes a esta especialidad lo que hacían era apuntarse a una escuela privada y pagar para luego ser un funcionario público. Esto es algo importante que va a cambiar con la introducción de esta especialidad en el MIR puesto que la Dirección General de Justicia del Gobierno de Aragón «va a asumir el coste de la formación y también les va a pagar por ello», según destaca Salvador Baena. «Se va a formar una cantera de forenses muy importantes y que son los que van a cubrir las plazas de los que nos vayamos jubilando», apostilla.

Diez plazas en España

Pero no solo van a aprender durante 24 meses en hospitales, sino también en el propio Instituto de Medina Legal y Ciencias Forenses de Aragón (Imlcfa) donde se ha habilitado un aula de formación y donde también van a estar presentes en las pruebas que allí se realizan como las autopsias o la clínica de valoración de daños.

En toda España van a salir diez plazas, una de ellas en Aragón, que irán aumentando cada año. El resto corresponden al Estado (cuatro), es decir, para las comunidades autónomas con medios no transferidos en Justicia, y también han conseguido una plaza los institutos de Medicina Legal de Cataluña, País Vasco y Comunidad Valenciana.

Esta especie de nueva facultad cuenta con un jefe de estudios, que es el propio Salvador Baena, artífice de que la Comisión de Recursos Humanos del Sistema Nacional de Salud haya homologado al Imlcfa para esta nueva tarea, y un tutor con el que trabajará el residente y le conducirá en todo momento en su formación.

Y es que hay mucho trabajo por delante. Entre las tareas realizadas, según su último balance público, destacan unas cinco mil peticiones al año sobre lesiones, incapacidades, internamientos, enfermedades mentales, agresiones sexuales y consumo de drogas y que solo en 2020 realizaron trescientos informes psicosociales

En lo que respecta al campo de la patología, realizan unas 900 autopsias al año entre muertes violentas y fallecimientos por causas naturales ante la ausencia de certificado de defunción, así como la revisión rutinaria al año de 4.100 certificados de defunción presentados en el Registro Civil.

Entre otras labores desarrolladas el pasado año destacan las 324 pericias a particulares realizadas o los 450 informes que anualmente redacta la unidad forense de violencia de género con un equipo formado por dos forenses expertos en la materia y una psicóloga.