Los precios de la materias primas con las que trabaja el campo han alcanzado en los últimos meses precios históricos. Sindicatos y agricultores denuncian que las inversiones que durante las ultimas semanas se han realizado en el terreno son «a ciegas» ya que no tienen porque traducirse en una gran cosecha o en grandes precios por el producto el próximo verano si no que hay muchos otros factores que condicionan el resultado final de la campaña del cereal.

«Lo peculiar de este año ha sido sobre todo que en otoño, que es cuando hacemos la siembra y las inversiones más grandes en semillas, en abonos y en gasoil para la maquinaria, los precios subieron mucho en muy poco tiempo», explica Marcos Garcés, agricultor y miembro de la comisión ejecutiva de UAGA. Además, el representante del sindicato apunta a que en muchos casos las inversiones tan solo han sido posibles porque se han registrado buenos precios en la campaña anterior. «Los precios que se cobraron estos últimos meses de la campaña anterior si que eran muy altos pero nada nos garantiza que vaya a continuar así», añade.

En general, los precios que más han subido han sido los de los fertilizantes y abonos (entre un 60 y un 70%), el gasoil (un 40%) y la electricidad en el caso del regadío (un 300%).

«Estamos hablando de que los fertilizantes con nitrógeno, los más comunes, hace un año estaban a 300 euros cada tonelada y este año nos piden hasta 900 euros, son tres veces más dinero», explica José Miguel Ochoa, director gerente de la Cooperativa Los Monegros en la localidad de Sariñena.

El directivo apunta a la subida de la energía como uno de los motivos que ha precipitado la escalada del resto de materias primas.

Desde el sector apuntan que el aumento de los costes no afectará al precio final de los productos sino a los márgenes que se quedan los propios agricultores. «Estamos haciendo las inversiones casi un año antes con mucho riesgo y sabiendo que tenemos muy poco poder de negociación. Al final lo nuestro son productos perecederos y no podemos guardarlos hasta que el precio sea justo, hay que vender el producto antes de que se pase», comenta Garcés.

Los agricultores además apuntan a que los altos precios han derivado en una mayor cantidad de terrenos en barbecho o con otro tipo de plantaciones como las leguminosas. «Muchos han tenido que optar por abonos que están menos enriquecidos y que llevan menos nitratos porque eran un poco mas económicos», explica Garcés. «Hoy por hoy, no podemos prescindir de los abonos», añade Ochoa.

Desde el Centro de Transferencia Agroalimentaria del Gobierno de Aragón, el jefe de Cultivos Herbáceos, Miguel Gutiérrez apunta a que esta situación puede convertirse en una oportunidad para investigar el comportamiento de otro tipo de cultivos que si que fomentan los nitratos en el campo como los guisantes, la soja, la berza o la alfalfa. «Conocer nuevos productos e introducirlos en la rotaciones de los campos pueden favorecer al crecimiento posterior de los cereales», concluye Gutiérrez.