Las obras en el puente sobre el ferrocarril de la carretera A-221, en el término municipal de Quinto, empezaron el pasado 21 de agosto y terminarán el próximo 15 de febrero tras una inversión de unos dos millones de euros. «La comarca de la Ribera Baja necesita urgentemente poder volver a utilizar esa vía fundamental», subrayó ayer Jesús Morales, alcalde de Quinto, que aseguró que «ya se están dando los últimos toques».

«Prácticamente solo queda pendiente pintar la señalización horizontal», explicó el regidor en cuyo término se encuentra el paso superior, que salva la línea de ferrocarril de Caspe. «Con la reapertura del puente, muchas personas que pasan se desplazan a diario por la zona no tendrán que dar un largo rodeo para ir al trabajo o a hacer gestiones de todo tipo», añadió.

Las obras han corrido a cargo del Departamento de Vertebración del Territorio, Movilidad y Vivienda, que decidió actuar ante el avanzado estado de deterioro de la infraestructura y las grietas aparecidas generaron una situación de emergencia.

Con la puesta en marcha de la mejora, se cumple la previsión de que la apertura del puente al tráfico se llevaría a cabo dentro de la primera quincena de febrero. «Lo cierto es que la A-221 vertebra el territorio, ya que nos une con la N-232 y es usada a diario por estudiantes, trabajadores y personas que van de médicos», comentó Jesús Morales.

El puente pasa por encima de la vía férrea de Caspe. AYTO. DE QUINTO

Construido en 1985

El consejero de Vertebración del Territorio, Movilidad y Vivienda del Gobierno de Aragón, José Luis Soro, señaló que una parte muy importante de las actuaciones realizadas han consistido en «el refuerzo estructural de todas las pilas mediante un recrecido de hormigón, la colocación de una estructura metálica para soportar cargas y el inicio de los trabajos de reparación de los dinteles con el sellado de las fisuras existentes», entre otras intervenciones en la plataforma.

El puente de la A-221 fue construido en 1985 por el Ministerio de Obras Públicas y luego transferido a la red de carreteras autonómicas. Ya en 2004 fue objeto de trabajos que obligaron a su cierre durante varios meses. Al igual que en la actualidad se vieron afectados los cimientos, dada su cercanía al río Ebro, comenta Jesús Morales.

La comarca de la Ribera Baja ha seguido con interés estas obras que han durado en torno a medio año y que se suman a otras intervenciones en infraestructuras de la zona. De hecho, hace ya unos cuantos años que se llevan a efecto continuas reparaciones en los puentes. Primero se reparó el de Gelsa sobre el río Ebro, luego vino el de Sástago y, por fin, el de Quinto.

Y todas estas obras han obligado a los residentes en la zona a modificar sus hábitos de desplazamiento durante largos periodos, por lo que existe en la comarca un deseo unánime de que funcione debidamente toda la red viaria en la que transcurre su vida cotidiana, desde el viaje diario al trabajo a los que tienen que ir de hospitales a la capital aragonesa.