-¿Cuándo podremos dar por finalizada la séptima ola?

-Hacer predicciones, en esta pandemia, es siempre complicado. A veces las hemos hecho y no se han cumplido, pero creo que para la primavera estaremos en una situación bastante normalizada en lo que se refiere a presión en el sistema sanitario y ocupación de camas. No hablaría tanto de normalidad porque estaremos en un punto diferente a cuando no había covid hace dos años.

-Ósea, que tendremos una Semana Santa más parecida a la de prepandemia.

-Esperemos que sí, aunque habrá cosas como las mascarillas en aglomeraciones o en espacios interiores que quedarán.

"Creo que es razonable llegar a finales de 2023 con unas mil o 1.500 personas en listas de espera porque son cifras que ya hemos tenido"

-¿Para entonces ya no se notificarán casos?

-No quiero adelantarme, pero se está trabajado ya en cambiar los protocolos y los procedimientos de vigilancia epidemiológica y, probablemente, ese cambio llegue antes de que acabe este mes de febrero. Eso implicará que la información que se proporcione se adaptará al nuevo modelo. Habrá notificación de casos, pero dejará de tener sentido compararlos porque si se dejan de hacer pruebas diagnósticas de manera sistemática, será poco comparable respecto al histórico. La información debe adaptarse y ser coherente a lo que contamos.

"Miedo al colapso lo tuvimos en marzo de 2020 y en la tercera ola lo sentimos por no tener profesionales, pero en esta séptima el gran problema ha sido la saturación en Atención Primaria"

-¿Solo se comunicarán casos graves?

-Sí, y parece que ahí hay consenso entre especialistas de vigilancia epidemiológica, salud pública y el sistema sanitario para que la vigilancia se centre en los casos de población vulnerables como mayores de 65 años, con comorbilidades y factores de riesgo. Ahí hay que centrar la atención.

Abad, durante un momento de la entrevista. ANDREEA VORNICU

¿Temió que el sistema sanitario colapsara en esta séptima ola?

-Miedo al colapso lo tuvimos en marzo de 2020 y en la tercera ola sentimos miedo a no tener profesionales, pero en esta el gran problema ha sido la saturación en Atención Primaria. El volumen de casos ha sido muy alto y aunque cambiamos el protocolo, cuando lo hicimos ya había muchos contagios. Eso generó una carga de trabajo importante y en esa saturación los profesionales se vieron en una sensación de no llegar a atender todo lo que llegaba, a pensar que se dejaban pacientes cada día sin ver. Eso ha sido lo más duro de esta séptima ola donde, además, las bajas laborales nos han mermado mucho y eso no hay forma de resolverlo por otras vías porque siempre la debe firmar un profesional.

"Los jueces han creído que los informes de expertos, al ser de la Administración, eran de parte y siento que no se han valorado como evidencia"

-¿Qué opinión le merece la actitud de la Justicia durante la pandemia?

-Creo que ha habido un problema de falta de entendimiento o de comunicación entre la Administración y el sistema judicial. En la Administración sanitaria se cuenta con los mayores expertos en epidemiología y salud público que hay, son expertos reales en vigilancia y en control de la pandemia, los que aportan las evidencias. En algún momento hemos sentido que esa evidencia no era válida, junto a esa falta de comunicación. En un juicio, cuando no se maneja la información, se pide un informe forense a un especialista en la material. En la pandemia, sin embargo, los jueces han creído que los informes de expertos, al ser de la Administración, eran de parte y siento que no se han valorado como evidencia. Los epidemiólogos y científicos actúan como ello, no como políticos ni representantes de la Administración.

"Como sistema publico no podemos contratar por contratar, pero se va a ser sensible desde el Salud y las gerencias a tratar de prescindir del menor personal posible"

-¿Qué va a pasar con el personal contratado en esta ola? ¿Van a mantener los contratos?

-No se va a prescindir de la mayor parte. Como sistema publico no podemos contratar por contratar, pero se va a ser sensible desde el Salud y las gerencias a tratar de prescindir del menor personal posible porque, aunque no haya tanto covid, sigue habiendo demanda y otras necesidades. Uno de los problemas de estos dos años es que siempre hablamos de covid y parece que no hay nada más, pero los contagios son un porcentaje relativamente pequeño dentro del global. Siguen llegando patologías e incluso más porque puede haber algo de efecto rebote en pacientes que no se han atendido con tiempo necesario.

-Siempre falta personal...

-Venimos de un problema de años atrás donde no se generaban suficientes plazas de formación sanitaria especializada. De 2011 a 2018 las ampliaciones estaban bloqueadas a nivel central y de 2011 a 2015 incluso bajaron. Eso hace que ahora no haya suficiente personal formado para cubrir bajas. A eso se añade la jubilación anticipada de 2012 que aplicó el PP. Estamos viviendo las consecuencias que se tomaron hace 8 o 10 años en planificación de profesionales. En este área las decisiones no tienen resultado en dos, tres o incluso seis años, porque ese es el periodo de formación de un profesional. El aumento va poco a poco y se necesitan plazos largos de tiempo para resolver este déficit estructural que se ha generado. Destruir es rápido y sencillo, pero reconstruir cuesta mucho.

"Hay que seguir avanzando en dar más autonomía de gestión a los equipos de Atención Primaria y eso requiere un esfuerzo en inversión"

-La situación de la Atención Primaria es delicada...

-Es cierto que Primaria necesita una reactualización del modelo que tenemos, que está muy basado en las consultas médicas, hay que mejorar la digitalización, y hay profesionales como enfermeros o fisioterapeutas a los que se debe potenciar y darles más competencias porque han estado abandonados estos años. También otros perfiles como admisión y administrativos requieren una actualización de sus competencias para asumir más responsabilidad propia de los centros. Hay que seguir avanzando en dar más autonomía de gestión a los equipos de Atención Primaria y eso requiere un esfuerzo en inversión.

-¿Cuándo van a adoptar medidas para mejorarla?

-Estamos trabajando ya en un plan de acción en Atención Primaria y nuestro objetivo es tenerlo a finales de marzo. Hay una estrategia marco del Ministerio de Sanidad y nuestra propuesta irá alineada con él.

"Mantendría la meta de lograr una reducción de entre el 75% y el 85% de las listas de espera que haya en el momento de aplicar el nuevo plan de choque"

-¿Ha sido el peor momento de la Atención Primaria?

(Lo piensa). No lo sé. La primera ola fue la peor en todos los sentidos porque nos pilló con muchos desconocimiento. Había miedo, pero además fue muy duro en los centro de salud porque tampoco había suficiente protección. La séptima ola, por presión asistencial, sí es posiblemente la que más nos ha saturado porque en Primaria se atendían otras labores como test de antígenos, vacunación, otras patologías o las bajas.

José María Abad, director general de Asistencia Sanitaria de la DGA. ANDREEA VORNICU

-¿Cuándo van a bajar las elevadas cifras de listas de espera?

-El plan de choque que aprobamos en noviembre de 2020 se hizo con unas expectativas y finalmente 2021 no fue como esperábamos. Esta última ola nos ha vuelto a retrasar intervenciones, pero entre mes y principios de marzo tendremos ya una actualización de aquel plan de choque. El objetivo realista es ir aumentando la oferta quirúrgica y mejorar la eficiencia en el uso de recursos para que a finales de 2023 los objetivos de plan se cumplan.

"El aspecto límite fundamental en las listas de espera son los especialistas quirúrgicos, especialmente los anestesistas"

-¿Con qué cifra de lista de espera quiere llegar a final de 2023?

-Yo mantendría la meta de lograr una reducción de entre el 75% y el 85% de las listas de espera que haya en el momento de aplicar el plan. Creo que llegar a cifras de mil o 1.500 pacientes con más de seis meses de demora (ahora hay más de 8.000) es un objetivo alcanzable y razonable porque ya hemos estado en esas cifras. Además, esas 1.500 personas serán de patologías demorables y no urgentes, es decir, que no tienen un impacto fuerte en la calidad de vida del paciente. El que crea que existe la lista de espera cero, no entiende cómo funciona el sistema.

"Cuando nace una nueva tecnología tiende a estar muy centralizada y conforme aparecen indicaciones, se va extendiendo y eso pasa con la radioterapia"

-¿Habrá contrataciones o más concertaciones con la privada?

-Usaremos todos los recursos que tengamos. El aspecto límite fundamental son los especialistas quirúrgicos, especialmente los anestesistas. Si tenemos opción de contratar a más, lo haremos. Si no podemos, plantearemos ofertas de jornada extraordinaria de tarde (las conocidas como peonadas) o durante los fines de semana. Además, seguiremos con el uso de recursos propaso públicos, como los que hay en el hospital Militar. Además, este mes es probable que se publique una modificación de la orden de conciertos para incluir en ella la contratación de suelo quirúrgico para no solo concertar por proceso, sino ampliarlo. Esta contratación dependerá de las necesidades y se priorizará siempre los recursos públicos.

-¿Ve lógico que haya dos provincias en Aragón sin radioterapia?

-Es imposible que todos los recursos sanitarios, sobre todo los de alta tecnología, estén distribuidos de forma homogénea en el territorio. Siempre habrá algunos que estén más centralizados porque requieren de más concentración o profesionales especializados. Por ejemplo, Cirugía Cardiaca solo hay en un hospital de Aragón y algunas comunidad no tienen todos los programas. Esta situación es histórica. Cuando nace una nueva tecnología tiende a estar muy centralizada y conforme aparecen indicaciones, se va extendiendo y eso pasa con la radioterapia. Nuestro objetivo es que en dos años esté en Huesca y en Teruel. Evidentemente, sé que ahora para los pacientes que se tienen que desplazar es costoso emocional, física y económicamente. Queremos que haya menos viajes de los posibles, pero cuando la radioterapia esté en Huesca y en Teruel también los habrá porque los de Alcañiz o Mora de Rubielos igualmente se tendrán que desplazar. El sistema sanitario español hace que todos los avances terapéuticos sean accesibles a toda la población, aunque esté en el último pueblo del Pirineo. Eso no pasa en otros países. Si una técnica está disponible, se va ofrecer aunque se tenga que salir fuera del país, porque el sistema público te lo paga. Eso hay que reflexionarlo y valorar.