Aunque este viernes fue un día un punto más suave que el jueves, se podían encontrar restos de metralla en todos los puntos de España. Horrible jornada también para los populares, sin duda, pero ni punto de comparación con el estruendo y las explosiones del día anterior, según cuentan. La razón es que se percibió un tono más bajo.

Las manifestaciones de primera hora de la mañana despejaron un tanto la humareda bélica. Las de Casado y Ayuso, que concluyó diciendo que a ella le gustaría ser la presidenta de la comunidad madrileña y que su jefe de filas lo fuese del conjunto de país; las de Núñez Feijóo también.

Ahí apuntan todos esos que leyeron entre líneas por dónde se puede hallar la salida del problemón popular. Pidió celeridad en la resolución del problema, pero no señaló ni a uno ni a otro. "Los militantes votan a los políticos y nosotros elegimos a los equipos", manifestó el presidente gallego, dejando caer que ha sido el equipo, el de Casado, el que ha metido la pata. ¿Quién dirige el equipo? Teodoro García Egea.

Jorge Azcón, Pablo Casado y Teodoro García Egea, en el último Congreso del PP en Aragón. | ANDREEA VORNICU

Se ven las cosas así desde Galicia y desde otros puntos de España como Aragón, donde Jorge Azcón, alcalde de Zaragoza y líder indiscutible de la formación conservadora, mostró su respaldo público y sin fisuras a Pablo Casado. Siempre ha sido un hombre de partido, aspecto del que ha presumido tanto como de su lealtad al presidente del PP.

Por ahí no se le puede poner un pero al jefe autonómico de los populares, que andan debatiendo cuál es la mejor salida. Saben en mayoría que no se pueden permitir el lujo de echar o que se marche la que es hoy el icono de la derecha en España, pero que tampoco les conviene que se vaya Casado, que es quien ha comandado la renovación del partido.

Así que se trata de evitar una deflagración del estilo de la que sucedió con Pedro Sánchez, repudiado por el PSOE en septiembre de 2016 después de haber sido la cabeza de su partido en las elecciones que se celebraron pocos meses antes. En definitiva, buscar una cabeza y luego una reconciliación, a ser posible muy rápida, que calme las aguas en el partido en cuestión de días. Son todos bien conscientes del descrédito que ha generado el PP, tanto que se puede llevar por delante el previsible Gobierno que planteaban los conservadores para Castilla y León, donde ya nadie se atreve a garantizar que no se repetirán las elecciones.

Una "mala noticia" para la democracia

La bomba que cayó en Madrid tiene repercusiones más allá del partido. El propio Azcón reconoció ante los medios que la crisis del PP debe resolverse no solo por el bien de la formación conservadora y de sus militantes y afiliados, sino porque la democracia española necesita un proyecto de centro derecha «moderado, centrado, reformista» que solo puede encarnar el PP.

"Lo más importante es que este país necesita un partido en el centro-derecha, y ese es el PP. Hoy el PP tiene un problema serio e importante, pero la democracia tiene un problema si no hay un partido que represente las aspiraciones de millones de votantes", reflexionó Azcón. En la misma línea se expresó poco después el presidente aragonés. Javier Lambán lamentó que la guerra en el PP "es una pésima noticia para la democracia y para España".

La incredulidad, la incertidumbre, la tristeza y el "bochorno", directamente, calaron por todas las capas del PP en Aragón. Una situación inaudita para el partido que pilló a muchos por sorpresa, aunque sonaran tambores de guerra entre el presidente del partido y la presidenta de Madrid desde hace meses.

Algunos exdirigentes y responsables del partido a nivel orgánico e institucional optaron ayer por intentar calmar los ánimos a los cargos intermedios y alcaldes de las tres provincias, con un perfil discreto, sin llegar a posicionarse públicamente por Casado ni por Ayuso y casi rezando por que la tormenta pase cuanto antes y con los menores daños colaterales posibles.

La celeridad que reclaman los barones regionales fue una máxima que comparten quienes, ayer también, tuvieron que dar la cara por su partido desde la institución en la que gobiernan o ejercen la oposición gracias a los votos de decenas, cientos o miles de ciudadanos.

"La semana que viene se tiene que aclarar. Caerá alguna cabeza y alguno se pondrá nervioso, pero esto lo tienen que solucionar", reclamaba un ex alto cargo del PP en Aragón. "Tranquilidad, unidad y calma. Nosotros seguimos trabajando igual", comentó otro.

El diputado Javier Campoy defendió la iniciativa que fue respaldada por la Cámara. Cortes de Aragón

Un verso suelto con apoyos

Solo Javier Campoy, expresidente del PP de Zaragoza y actualmente diputado popular en las Cortes de Aragón, se distanció claramente de Génova. En un mensaje en Facebook con más de 500 ‘me gusta’ y que supera los 250 comentarios, el político zaragozano denunció que «intentar hundir, expulsar, menoscabar la reputación y quitarse de en medio a una persona que es el referente del PP en Madrid, que ha alcanzado una mayoría absoluta, que representa lo mejor de la gestión para los ciudadanos es, francamente, ruin». Y criticó que «cuando la única meta es el poder, se justifica todo».

Para algunos alcaldes destacados, las palabras de Jorge Azcón llamando al diálogo fueron suficientes y siguieron su rumbo.

«Estoy a tiempo completo en la alcaldía y el Senado y asumo todo lo que ha dicho mi presidente regional», manifestó el primer edil de Calatayud, José Manuel Aranda. También el de Belchite, Carmelo Pérez, pidió diálogo. «Hay un presidente del partido al que hay que respetar y una presidenta de Madrid a la que hay que respetar. Tienen que sentarse a hablar por el bien del partido y de España», reclamó. La tregua debe sellarse pronto, hablando, y dejando el fuego amigo fuera de combate.