Los pocos negocios que quedaban abiertos en la galería comercial de Plaza Imperial han cerrado o están en vías de hacerlo, con contadas excepciones. El último en abandonar ha sido Fifty, el establecimiento outlet de las marcas del grupo Tendam (Springfield, Pedro del Hierro, Women’secret, Cortefiel y Milano), lo que supone la pérdida de la única tienda de moda textil que quedaba en el complejo. Desde que comenzó el año también han bajado la persiana la cervecería D’Jorge y Burger King, aunque este último se ha trasladado al exterior con la apertura de un gran establecimiento junto a la gasolinera low cost Family Energy. Poco antes se clausuró el restaurante Foster’s Hollywood. Desde la propiedad del centro, en manos de Inversiones Carney, rehusaron pronunciarse y valorar los últimos cierres, pero fuentes conocedoras de la situación aseguraron a este diario que pronto se anunciaran cambios importantes sobre el futuro del shopping resort sitaudo junto a la autovía de Madrid.

La recinto de compras de Plaza Imperial apenas cuenta con cuatro negocios abiertos. | JAIME GALINDO

La agonía de este centro comercial y de ocio no es una novedad. Lejos queda el esplendor con que abrió en septiembre de 2008, en plena celebración de la Expo, cuando se convirtió en el mayor espacio de compras de la ciudad, con sus más de 170 locales ocupados casi al completo y hasta un monorail que unía la zona de ocio y comercio con el parque de medianas, abierto en 2007. La grandeza le duró pocos tiempo. La crisis económica de aquellos años, el fracaso inmobiliario de Arcosur y la apertura cuatro años después de Puerto Venecia –que le arrebató algunas de sus estrellas comerciales, como Primark– fueron restando visitantes al complejo.

Poco a poco se fue desocupando hasta quedar medio vacío desde hace ya una larga temporada, una decadencia que la crisis del coronavirus no ha hecho más que agravar y acelerar. El primer gran mazazo fue el cierre del hipermercado Eroski en 2012, al que siguió la marcha de Primark, que era una gran locomotora de la galería y tras su despedida muchos otros negocios hicieron lo mismo. La puntilla se produjo al principio del pasado verano con la clausura de los cines de Yelmo. Sus 12 salas dijeron adiós al público víctimas de la pandemia y de una crisis del sector que viene de años atrás, lo que dejó tocada de muerte la oferta de ocio al esfumarse el que era el principal aliciente, del que dependía varios locales de restauración.

Ahora mismo se cuentan con los dedos de la mano los negocios que siguen en marcha en este recinto cubierto. Tan solo sobreviven cuatro tras haber bajado la persiana otros cuatro en los últimos meses. Por los mañanas solo están abiertos dos, el gimnasio Paidesport, que es el que más trasiego de personas genera actualmente; y el salón de apuestas Pause and Play, el único local donde ahora se puede tomar una café o picar algo en horario matinal. Por las tardes y los fines de semana también funcionan la bolera Ozone y el parque infantil Kids City.

Un proyecto con Incógnitas

Trabajadores y encargados de los cuatro establecimientos descartaron a este diario que tengan previsión cerrar, aunque algunos de ellos reconocieron que temen que algo así suceda dada la maltrecha situación del complejo. «Se oye que hay negociaciones con los operadores que quedan, pero no sé para qué sería. Sin me dicen que cierra todo, tampoco me extrañaría», explicaron en uno de los negocios. «Se comenta que va a haber cambios, pero no sabemos nada», apuntaron por teléfono desde otro de los negocios. Otros fuentes especularon con un nuevo cambio en la propiedad de las instalaciones.

«A nosotros nos va bien, no nos ha afectado tanto el cierre de los cines», señalaron en el salón de apuestas. Desde el gimnasio, que emplea a 30 personas y cuenta con 3.000 metros cuadrados de instalaciones deportivas y una piscina climatizada, también dicen mantener el tipo: «en nuestro caso lo que más daño nos hizo fue la pandemia, pero nos hemos recuperado y seguimos teniendo un importante número de clientes».

Situación distinta es la del parque de medianas superficies, ubicada a 700 metros de la galería, al otro lado de la rotonda que da acceso a la plataforma logística Plaza. Allí si se mantiene una importante actividad con operadores como la tienda de regalos Marketches, la de calzados Merkal, el supermercado Family Cash –abrió hace casi un año en el espacio donde estaba el outlet de El Corte Inglés–, el taller de coches Norauto, un McDonalds y un importante abanico de propuestas de ocio y entretenimiento, como Pettum Trampolines, Pádel Plaza, un karting o la galería de tiro Shooting.

El centro comercial fue adquirido en enero del 2018 por la sociedad madrileña Inversiones Carney SL. Esta sociedad madrileña pagó 15 millones de euros por el complejo, menos del 7% de los 230 millones que invirtieron hace 14 años para su puesta en marcha Procom Desarrollos Urbanos y Cecosa Hipermercados (perteneciente a Eroski). Estas cifras dejan patente lo ruinoso que ha resultado el proyecto, que no ha logrado reactivarse tras fracasar o no llegar a buen puerto los sucesivos planes y estrategias diseñados para su relanzamiento.

Concedida la licencia para la demolición

La última esperanza para hacer resucitar este espacio de compras y ocio es la multinacional Costco, conocida como el Makro americano, que proyecta levantar aquí un almacén de 15.000 metros cuadrados. Para ello será demolida la mitad de la galería comercial de Plaza Imperial y la reordenación de la parcela AC-1.1-3, ya que ocupará también el espacio exterior donde se ubicaba la tienda de jardinería Verdecora. La Gerencia de Urbanismo del Ayuntamiento de Zaragoza concedió la licencia para el derribo a Inversiones Carney hace justo un año y el pasado mes de diciembre recibió el permiso de parcelación, por lo que las obras podrían empezar en breves fechas.

La llegada de esta firma de almacenes multiproducto, que cuenta con 795 establecimientos en todo el mundo, cuatro de ellos en España, vendrá acompañada de una inversión que rondará los 100 millones de euros y la previsión de crear 250 puestos de trabajo. Desde la propiedad del centro comercial tampoco quisieron dar detalles sobre el proyecto de Costco.