La caída del muro del parque Pignatelli de Zaragoza ya es un hito. Un lugar por el que muchos, cuando pasen por la zona, recordarán que antes había un bloque de hormigón que separaba el parque de los antiguos depósitos y que servía para que los grafiteros se dejarán llevar y plasmaran su arte (o no) sobre las paredes.

Ya no queda ni rastro de lo que un día fue el escenario de protesta de unos intrépidos estudiantes de Primaria, que lo recorrieron para exigir al Ayuntamiento de Zaragoza un acceso desde el parque hasta la nueva zona verde de la ciudad. Será de uno 18 metros de ancho y tendrá hasta un pequeño mirador de los depósitos. La idea de este paseo no es otra que salvar el desnivel que existe actualmente.

Estos jóvenes estudiantes del colegio Nuestra Señora de la Merced están siendo espectadores de unas obras que ya dejan ver la magnitud de la gran zona verde en la que se convertirán los antiguos depósitos.

Desarrollo de las obras en los antiguos depósitos de Pignatelli. ANDREEA VORNICU

Los vecinos disfrutarán de un espacio ajardinado que se distribuirá en tres zonas. Así, habrá un gran estanque donde está prevista la navegación recreativa; un vaso intermedio con jardines, plantas aromáticas, frutales y juegos infantiles, surcada por canales; y un amplio espacio con forma de anfiteatro.

Las máquinas comenzaron a trabajar en los 27.688 metros cuadrados de espacio libre que incluyen los 23.609 de zona verde y los 3.488 que supone la renovación de la calle Santiago Guallar.

La promotora Aedas Homes va a levantar 65 viviendas libres con un precio de 361.00 euros las más baratas, y otras 30 de propiedad pública en régimen de alquiler

Las labores de compactación están a punto de terminar y ya se puede observar un terreno alineado de tierra que tendrá que reverdecerse en los próximos meses.

Una tarea ruidosa que no pasa desapercibida para nadie. Menos aún para los vecinos que viven alrededor, atareados con quitar el polvo de sus ventanas y muebles con demasiada frecuencia. Y menos todavía para los de la calle Maestro Estreminia que, según dicen, notan las vibraciones que generan las máquinas compactadoras. «Se mueven los espejos de la casa, la nevera, las lámparas... ¡todo!», asegura Gabriela Valenzuela, de la plataforma de vecinos que se ha creado tras la aparición de fisuras en las paredes de sus casas.

Obras en los antiguos depósitos de Pigantelli. ANDREEA VORNICU

Volviendo al muro, no es raro toparse en una mañana soleada, más propia de primavera que de este mes de febrero, a algún que otro vecino comprobando los avances de la obra y, de paso, corrigiendo a los trabajadores. Hay mucho capataz (al menos de espíritu) por el barrio.

Sin el muro, el parque Pignatelli ahora parece mucho más grande, hasta más limpio. Es tabique de hormigón que lo rodeaba generaba una sensación de descuidado, de abandono. Ahora parece que no tiene fin.

Al otro lado, en la calle Santiago Guallar con Maestro Estreminia, la promotora Aedas Homes va a levantar 65 viviendas libres con un precio de 361.00 euros las más baratas, y otras 30 de propiedad pública en régimen de alquiler que, en este caso, impulsaría el consistorio.

Las obras de urbanización de las futuras viviendas de Pignatelli comenzaron en pasado mes junio y está previsto que finalicen en el último trimestre de este año.