La incertidumbre con la que prácticamente el mundo entero ha vivido los días previos a la invasión rusa a Ucrania ha sido todavía más intensa para aquellos ucranianos que están fuera de su patria y tienen que vivir el conflicto desde otras zonas.

Incertidumbre 8 Ludmila espera poder traer a sus hermanas a Zaragoza. | ÁNGEL DE CASTRO

Uno de estos casos es el de Ludmila Pihan, una ucraniana afincada en Zaragoza con su marido, su hijo y su nuera desde hace más de 22 años. «Vinimos en el año 2000, entonces tenía 22 años. He pasado la mitad de mi vida en Ucrania y la otra mitad en España», explica la mujer detrás del mostrador de la carnicería en la que actualmente trabaja con su marido en el zaragozano barrio de Delicias.

La ucraniana asegura que esta es una situación que ya veían venir: «Aquí salen más noticias que allí no cuentan para que no cunda el pánico», asegura Ludmila «La semana pasada les dije a mis familiares se vinieran aquí pero ellos me decían que no, que solo eran amenazas y ahora no pueden salir», añade.

La situación de impotencia es tal que incluso se plantean volver allí, «mi hijo acaba de decirme que va a hacer las maletas, que quiere irse a Ucrania», explica la mujer. «Él me dice que es su deber y que si están atacando su país el debe ir allí y ayudar en lo que pueda».

Pablo tiene 26 años, es ucraniano y lleva desde 2014 viviendo en la capital aragonesa. Actualmente vive con su pareja y trabaja como soldador. Ahora mismo está a la espera de ver como evoluciona la situación y asegura que si se agrava su deber está en «defender la libertad de su país». «Todavía no he tomado la decisión pero si hace falta cargaré el coche y me iré allí», asegura Pablo.

El joven cuenta que no puede «quedarse tranquilo trabajando» sabiendo que su país «esta siendo atacado». La gravedad de la situación ha provocado que el gobierno de Ucrania ofrezca armas a los civiles. «Hay puntos donde te puedes ofrecer voluntariamente y, presentando el pasaporte ucraniano te dan un arma, un chaleco y un casco», explica Pablo, «si finalmente decido irme me iré para defender mi ciudad y cuando esté protegida iré a donde haga falta», cuenta el joven. La situación, que se ha agravado desde la invasión por parte de las tropas rusas, mantiene en vilo a toda la familia. «Mi madre me llamó ayer a las cinco de la mañana pidiéndome que fuéramos a salvarla. Estaban bombardeando su casa», relata visiblemente afectada la ucraniana. «La mayoría de las casas tienen sótano y es allí donde se refugian cuando comienzan a sonar las sirenas», explica el hijo.

Ambos aseguran que la situación se ha agravado mucho para la población civil en los últimos días. «Todo el dinero que mando no lo pueden sacar del banco, todo está vacío, no puedo ayudar ni con dinero ni con productos. Mis familia y el resto de gente que está allí no están preparados porque pensaba que era una broma y que no iba a ser tan fuerte» relata Ludmila.

Ambos aseguran que aunque preveían una invasión por parte de los rusos en ningún caso esperaban que alcanzara tal magnitud, «No esperábamos que se llegar a este punto», asegura Pablo quién asegura sentirse envuelto en una incredulidad total. «No me creo que esto esté pasando en el siglo XXI y en mi ciudad. Están bombardeando las calles por las que yo caminaba y las casas en la que yo he vivido», recalca el joven ucraniano.

Aun con las dudas que está suscitando la invasión madre e hijo esperan que la situación se calme durante el transcurso del fin de semana para que al menos sus familiares puedan salir del país y refugiarse con ellos en Zaragoza. «Creemos que Putin va a centrarse en Kiev durante estos días y espero que mis hermanas puedan salir del país», explica Ludmila. «Yo se que allí no puedo hacer nada, si ellos pueden salir y venir aquí conmigo puedo darles alimentos o ayudarles a buscar un piso para que estén seguros», añade.

Además, ambos lo tienen claro y apuntan al mandatario ruso Putin como el único responsable del conflicto armado. «Putin está atacando, primero porque está loco y segundo porque quiere sentirse Dios», asegura Ludmila. «No se da cuenta de que esta empezando la tercera guerra mundial.», añade. «Ningún ucraniano quiere vivir bajo el poder de Putin, si gana esta guerra todos los que no mueran se irán de allí», apunta Pablo

Además, defienden que la población rusa está en contra de la guerra, «El conflicto no es entre Ucrania y Rusia, la guerra es entre Ucrania y la autoridad de Putin», explica Ludmila. «En San Petersburgo y en Moscú la gente está saliendo a la calle, los rusos son los primeros que no quieren la guerra», concluye. H