Como cada año, cuando nos acercamos a esta fecha tan simbólica surgen las mismas preguntas ¿Hemos avanzado?, ¿Qué ha cambiado?, ¿Hay mas representatividad de las mujeres en todos los ámbitos, sean estos culturales, sociales, políticos, educativos y empresariales?

Y volvemos a retomar datos y hacer comparativas y en el mejor de los casos hasta el año que viene. 

Pero de verdad, ¿qué ha cambiado?, teniendo en cuenta que hemos pasado dos años de pandemia, ¿cuál es la situación actual de las mujeres en el mundo empresarial? 

Buenas noticias, el emprendimiento femenino se ha convertido en un fenómeno cada vez más reconocido e impulsado por visibilizar la contribución de las mujeres al desarrollo económico y social, que permite que se puedan adoptar nuevos roles en la sociedad y en el ámbito empresarial, hasta no hace mucho, reservados para los hombres.

En la hoja de ruta de la equiparación entre mujeres y hombres, la inclusión de la igualdad de género en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas ha impulsado aún más el interés en el emprendimiento llevado a cabo por mujeres.

Este incremento de la participación de la mujer en actividades emprendedoras se convierte así en un imperativo social, no solo por su contribución potencial al tejido productivo y al avance socioeconómico, sino por el acercamiento a los objetivos de igualdad y diversidad marcados en las agendas institucionales.

El último Informe Especial GEM sobre Emprendimiento Femenino refleja que la brecha entre mujeres y hombres emprendedores está disminuyendo, pero si se tienen todavía muchas diferencias, el informe refleja que la mayoría de las mujeres no se creen capaces de emprender a pesar de poseer altos niveles educativos, los hombres no esperan a tener todos los recursos o la información para crear empresas, simplemente se lanzan y no se lo piensan.

Por el contrario, las mujeres quieren estar totalmente preparadas y conocer al 100% aquello de lo que hablan. 

Esta necesidad de tener todo bajo control condiciona la percepción de capacidades y limita la generación de nuevos negocios femeninos, se hace necesario generar ecosistemas de emprendimiento donde las mujeres compartan experiencias con otras emprendedoras y pierdan el miedo a liderar nuevas empresas. El informe confirma esta teoría y revela que allí donde las mujeres tienen contacto con emprendedores hay tasas más altas de emprendimiento femenino.

En estos dos últimos años y a pesar de la pandemia del covid, las mujeres emprendedoras han ido adquiriendo un mayor peso en el proceso emprendedor, siendo cada vez más determinantes en diferentes economías y territorios, y una pieza clave para el progreso y la igualdad de oportunidades. No solo eso, el potencial emprendedor sigue creciendo, y cada vez son más las mujeres que muestran intenciones de poner en marcha un negocio para afrontar su futuro profesional. 

"A mayor presencia de mujeres en el ámbito empresarial, mayor eliminación de barreras culturales e institucionales, cuando se promueve la participación de las mujeres en la economía ganamos todos, y nuestro entorno es mas competitivo y más sostenible"

Pero también es verdad que la crisis sanitaria y económica producida por la pandemia nos ha dejado una brecha emprendedora en términos generales y se ha notado una menor participación femenina. En este sentido sí hay diferencias por regiones y por comunidades autónomas.

Y una vez superado ese periodo inicial, su tasa de consolidación es mayor.

Pero nos tiene que seguir preocupando que las principales diferencias de sus negocios con respecto a los de los hombres son sectoriales, estando más representadas en el sector de servicios y consumo, no se acercan todavía hacia la innovación, sector tecnológico o la industria en general, y suelen emprenden en mayor medida para cambiar el mundo que para crear altos ingresos. 

Y otra diferencia básica, los negocios de mujeres se inician con menor capital, acudiendo a los ahorros personales y familiares antes que a la financiación de los bancos. 

El entorno rural constituye un ámbito en el que las iniciativas empresariales tienden a una mayor consolidación, pero el porcentaje de personas con intención de emprender es relativamente inferior que en el contexto urbano.

A mayor presencia de mujeres en el ámbito empresarial, mayor eliminación de barreras culturales e institucionales, cuando se promueve la participación de las mujeres en la economía ganamos todos, y nuestro entorno es mas competitivo y se vuelve más sostenible. 

Emprender, hacer crecer la empresa y consolidar el negocio es clave para que las mujeres puedan participar en la reconstrucción social y económica que tenemos por delante.