Máxima preocupación en la industria aragonesa. La escalada del precio de la electricidad, el gas natural y el petróleo, que se ha intensificado en las últimas semanas por la guerra de Ucrania, está poniendo en serios aprietos a las empresas del sector secundario. Afecta a todas pero las más expuestas son las grandes consumidoras de electricidad, que suelen tener tarifas indexadas al mercado mayorista y sufren de forma directa las turbulencias diarias de la luz, como el récord de 545 euros por megavatio hora alcanzados el pasado martes. Algunas de estas compañías han optado directamente por parar temporalmente la producción, como es el caso de Alumalsa, Ferroatlántica y Megasa, mientras que otras estudian dar ese paso si no se produce un cambio de tendencia o se adoptan medidas a nivel nacional y europeo que permitan hacer frente a estos costes desorbitados.

La incertidumbre es absoluta ante lo imprevisible del conflicto bélico iniciado por Rusia, que ha agudizado la crisis energética que se viene gestando desde el pasado verano. Llueve sobre mojado en un sector que también viene padeciendo el encarecimiento y la escasez de suministro de materias primas, bienes estratégicos o componentes como los semiconductores (microchips), como bien conocen los fabricantes de automóviles. La guerra ha sido la gota que ha colmado el vaso y de su duración e intensidad dependerá que el problema se haga mayor.

«Muchas empresas se lo están planteando porque la situación es insoportable», asegura Javier Ferrer, presidente de la Federación de Empresarios del Metal de Zaragoza (FEMZ), quien muestra convencido de que el impacto de la crisis energética que recorre el viejo continente es mayor en este sector al que tuvo la pandemia. «Estamos tratando de tranquilizar a ver si se toman medidas urgentes que sirvan para frenar este disparate», apuntó.

Ante la gravedad del asunto, el propio Ferrer ofrecerá este viernes una rueda de prensa acompañado por dos empresarios que se están viendo directamente afectados por esta problemática. En concreto, los directores generales de Ebroacero e Itesal, Ignacio Giménez y Armando Mateos, respectivamente.

El caso de saica

El encarecimiento de la energía daña a todas las empresas y sectores, pero el problema es especialmente acuciante para las compañías que más dependen de ella para sus procesos de producción, como la cementera de Cemex en Morata de Jalón, la potente industria química y del papel asentada en la comunidad, algunos proveedores del automóvil o las fundiciones y acerías. Algunas de estas firmas se encuadran en la categoría de electrointensivas, que son aquellas en las que este suministro supone hasta el 60% de sus costes. A este grupo pertenecen en Aragón empresas como Air Liquide, Ercros, Carburo, Química del Ebro, Megasider (Megasa), Alumalsa, Saica, Draxton (Casting Ros), Tereos, UCB Cast Profil o Ferroatlántica, entre otras.

Cada empresa tiene sus particularidades. La papelera Saica, una de principales industria de la comunidad, no se plantea parar o reducir la producción de sus fábricas. «En este escenario de altísima volatilidad de precios de materias primas y energía, estamos monitorizando día a día la situación para adaptarnos y tomar decisiones de la forma más ágil posible», afirma Enrique de Yraolagoitia, director general del grupo. «Continuamos actualizando los diferentes planes de contingencia que nos permitan poder atender a nuestros clientes en tiempo y forma», añade.

Los parones productivos son de momento casos aislados, con tres fábricas afectadas. Las plantas de Ferroatlántica en Monzón y de Megasa en Zaragoza ya se habían visto en esta tesitura en los últimos meses. No obstante, empresarios y sindicatos temen que la situación se desbarate si el conflicto bélico no entra en vías de solución y se ponga remedio al sobrecoste energético, lo que daría lugar a una nueva oleada de ertes.

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«La situación es preocupante, pero no hay que adelantar acontecimientos. Por ahora son pocos las empresas que han parado», sostiene Ana Sánchez, secretaria general de la federación de Industria de CCOO Aragón. «También tenemos una oportunidad para que Europa entre en razón y permita cambiar las reglas de juego del sistema eléctrico que propone España para no depender del gas en la formación del precios», sostiene.

«La energía va a poner en riesgo a muchas empresas. Si la guerra no pasa rápida, se puede complicar todo», apunta José Juan Arcéiz, líder regional de la federación de industria del sindicato FICA-UGT. Como consecuencia de todo ello, los parones de fábricas se pueden extender y, en paralelo, las suspensiones de empleo a través de los nuevos mecanismos de erte que recoge la reforma laboral. «Hay que buscar soluciones y no alarmar en exceso», añade.