La producción de la planta automovilística de Stellantis en Figueruelas trabaja a trompicones en los últimos días y toda apunta a que esta será la tónica en los próximos días. A la escasez en el suministro de semiconductores que sufre desde hace ya más de un año, se añaden otros problemas como los efectos de la invasión de Ucrania y el paro indefinido del sector del transporte. Esta última es la causa del cese de actividad de la línea 2 (Corsa) prevista para este miércoles. La intermitencia en la fabricación está afectando especialmente a esta línea que lleva ya sin funcionar desde el pasado jueves, con lo que acumulará ya cuatro jornadas consecutivas de parada.

La dirección de la planta también se vio obligada ayer a cancelar el turno de tarde de la línea 1, la que se encarga de producir los modelos Citroën C3 Aircross y Opel Crossland, «Estamos sufriendo, adicionalmente a la falta de microchips, problemas de suministro consecuencia da los paros de transporte de mercancías por carretera», reconocieron fuentes de la empresa, que detallaron que la incidencia no ha sido en Aragón.

Desde el grupo automovilístico no aluden oficialmente al conflicto bélico, pero fuentes del sector hablan abiertamente de los efectos negativos que la invasión de Ucrania por parte de Rusia está teniendo en la industria europea del automóvil en diferentes vertientes, lo que podría intensificar aún más los paradas de producción.

Los problemas de suministro que ya se venían dando con los semiconductores se están extendiendo a otros componentes cuya fabricación está vinculada, directa o indirectamente, con la zona de conflicto. Así ocurre, por ejemplo, con el cableado. Ucrania es el proveedor del 7% de este producto que importa la Unión Europea. A todo ello se suma el encarecimiento de las materias primas.

De esta forma, la factoría de Figueruelas vuelve a trabajar al ralentí, como ya le ocurrió durante un largo tiempo en 2020 y en 2021, primero por el estallido del coronavirus y después por la falta de semiconductores. La incertidumbre se ha convertido en el pan de cada día en la factoría.