Es “un desahogo”, una “tranquilidad para la familia”. Esta es la percepción de los once estudiantes de la Universidad de Zaragoza que este curso reciben las becas salario del Gobierno de Aragón, que les supone un ingreso al mes de 950 euros. A cambio, cumplir unos requisitos de notas altas y rentas bajas. Ocho de ellos se han reunido esta mañana con la consejera de Ciencia y Universidad, Maru Díaz, para contarle su experiencia de vida y cómo están viviendo este primer año de universidad.

Al Edificio Pignatelli han asistido  Ibón Cejalvo, que estudia Lenguas Modernas; María Languiz (Medicina); Nuria Torrijo y Rubén Rendón (Matemáticas), Rocío Blancas (Magisterio en Educación Infantil), Víctor Bravo (Periodismo), Ionela Stoica (Estudios Ingleses) y Miguel Velilla (Estudios Clásicos). Para Rocío Blancas, recibir esta beca es “un orgullo”, porque la nota media para recibir esta aportación tiene que ser muy alta (ella sacó un 9 sobre 10)  y también una “tranquilidad” puesto que supone “un colchón importante para poder seguir formándome”, ha asegurado.

Víctor Bravo también ha hablado de “tranquilidad” porque supone que aunque “tus padres puedan tener en un momento una falta de recursos, tú lo puedes suplir sin tener que trabajar”, y por tanto “poder centrarse al completo en los estudios”. Este estudiante de Periodismo zaragozano asegura que sin la beca sí hubiera podido estudiar porque para la matrícula está la beca del Ministerio pero “no es suficiente” porque en la universidad “te encuentras gastos por todos los sitios”, más que en el instituto, por lo que tiene claro que si no recibiera esta ayuda “me hubiera tenido que poner a trabajar”.

En el caso de Miguel Velilla, que este año ha empezado Estudios clásicos, se une que es de Alcañiz, por lo que “el piso es el mayor gasto” , pero también el agua, la luz, entre otros, por lo que “con el tiempo va haciendo mella en la cuenta” porque “los gastos se multiplican”: El piso, el autobús, etcétera. En su caso, asegura que “quizá el primer año podría haber llegado” pero ya en los siguientes cursos “hubiera sido más complicado” y seguramente “hubiera tenido que buscar algo a media jornada” para compatibilizar con los estudios.

Ambos se enteraron de las becas por la prensa. ”Nunca pensé que me la dieran”, pero así ha sido, ha reconocido Velilla, que sacó “un doce coma setecientos y algo”.  “Si no lo hubiera leído, no me hubiera enterado”, ha asegurado Bravo, quien ha hecho hincapié en que cuando vio la convocatoria se empeñó en conseguirla y “estudié mucho en segundo de bachillerato para que tener una nota que me permitiese obtener la beca”, por lo que cree que es también "un reconocimiento a mi trabajo”. Su nota de admisión en periodismo fue de un 12,999; y en primero de periodismo, “también siguen siendo buenas”, y eso que tenía miedo porque existe menos trato entre los profesores y los alumnos en la universidad y pensaba “que te ponen un 7, te bajan la nota del expediente y dices, qué dolor”, aunque no es su caso.

Los once becados han conseguido cumplir su sueño y estudiar lo que han querido. “Es tan difícil describir porqué quieres estudiar periodismo…”, ha reconocido Víctor Bravo. En su caso, “la pasión de comunicar, de informar y de intentar hacer un bien social”. Es “lo que siempre he querido y en ello estamos, persiguiendo el sueño”, ha dicho.

Una imagen de la reunión de la consejera de Universidad, Maru Díaz, con los receptores de las becas salario. GOBIERNO DE ARAGÓN

En el caso de Miguel Velilla, había pensado en Filología Inglesa “por sus salidas” pero “me gustaba más el latín” así que se decidió por Estudios Clásicos. Espera hacer una oposición cuando acabe la carrera e “intentar acabar de profesor, si antes no se cargan la asignatura, que puede ser”, ha concluido con pesar.

La consejera de Ciencia y Universidad ha charlado durante un rato con los alumnos para conocer sus experiencias de primera mano puesto que han sido “los primeros beneficiarios de las becas salario, que fueron una apuesta de legislatura”, ha señalado, antes de apuntar que “hay mucha gente que tiene capacidad, unas notas altísimas pero puede encontrar dificultades a la hora de entrar a la universidad y de sostenerse allí por situaciones económicas o bien sobrevenidas o por dificultades de renta”. Esta aportación mensual tiene como objetivo “proteger el talento, escoger a los mejores y darles la posibilidad de que se dediquen solo a estudiar, que no tengan que compatibilizar trabajos y tengan un salario digno que les permita vivir”.

35 becas el próximo curso

Díaz ha anunciado que para el próximo curso se incrementará el número de ayudas ofrecidas por el Ejecutivo autonómico, pasando de 30 a 35. En este curso solo once se han beneficiado, así que desde la Consejería hicieron un análisis y “no era porque estuviera mal adaptada la nota o las rentas” sino que las personas que lo podían solicitar eran muchas más de las que lo hicieron, por lo que han llegado a la conclusión de que “había habido un problema de comunicación y mucha gente no se había enterado. Por eso, para la próxima edición, se hará una campaña en los institutos para que todos los potenciales beneficiarios puedan acceder a estas becas. Además, se ha pedido a estos primeros estudiantes que ejerzan de “embajadores".

Este programa piloto de becas cuenta con un presupuesto de 1,7 millones de euros hasta 2026 y aspira a consolidarse e ir creciendo en los próximos años hasta dar cobertura a 120 estudiantes.