Lo repiten todos los hosteleros de Aragón como un mantra. Después de dos años de pandemia en los que la hostelería ha sido uno de los sectores más perjudicados por la reducción de aforos y horarios y cuando parecía que remontaban el vuelo, la guerra de Ucrania o el paro de los transportistas no ha hecho más que hundirles un poco más y situarles ante una realidad marcada por “la incertidumbre” y la “preocupación”.

“Incertidumbre por todos los frentes”, ha señalado Luis Femia, gerente de la asociación Cafés y Bares de Zaragoza y provincia. De momento, insistía, no se había producido desabastecimiento salvo en productos puntales como en determinadas marcas para el ocio nocturno o quizá el aceite de girasol, que “más que dificultad para comprar el producto es que ha triplicado el precio”. Con la cerveza sí que puede pasar que las empresas paren por el alza de los costes y el transporte y después eso se traduzca en “desabastecimiento” en algunos momentos, señala. Por eso están a la expectativa a ver “cómo evoluciona la situación”.

Sí que está afectando el incremento de precios de materias primas y suministros energéticos ya que “es sostenido” en el tiempo. Femia reconoce que se había experimentado una “revitalización del consumo pero quizá ahora pueda haber un estancamiento por la situación económica y tenga una repercusión tanto en establecimientos como en las familias”, que puede provocar un descenso en el consumo.

Esa idea es también la que comparte Iván Acedo, miembro de Horeca y dueño el complejo Aura, quien asegura que en el sector “vamos de sobresalto en sobresalto”; la compra en el supermercado “se incrementa para todos” y ahora que existía “alegría y la gente tenía ganas de consumir” puede producirse que “salga menos” para contener gastos. “¿De dónde quita la gente, del ocio”, señala Acedo, para quien existe una gran “preocupación porque haya un paso atrás”.

Reconoce también que pueden faltar materias primas como harinas y aceites y “si no hay aceite no hay mahonesa”; tampoco “pescado del norte ni nada que venga del norte” y “tampoco llega leche”. “Está la cosa muy rara”, incide, aunque “de momento", asevera que no se ha tenido que cambiar de menú por falta de materias primas aunque señala que “en breve puede faltar pollo o vendrá más caro”.

Asegura además que ahora, lo que más les está afectando son los “sobrecostes de la energía y el gas porque se están triplicando o cuadruplicando las facturas” que en el sector de la hostelería son “partidas importantes”.

Las cafeterías y los restaurantes cuentan que las materias primas están llegando, aunque puede que algún establecimiento haya tenido que cambiar de marca de algún producto. Es el caso del restaurante Canfranc, que ha variado de la “marca original de leche” pero de momento el proveedor está trayendo de otra. No tiene problemas “de momento” aunque sí reconoce que el reparto es “más complicado, se hace como a la antigua”. “Ha habido productos que ha habido que ir a buscar” y la fruta “hacer cuatro viajes en lugar de uno”, pero de momento el menú no ha cambiado porque “como no tenemos carta, se pone lo que sí se puede suministrar”. Lo que llega, aseguran, cuesta más, pero de momento están “conteniendo los precios a ver si la subida se afianza o si vuelve a la normalidad” porque tienen una clientela fija y prefieren “no marearle”.

Muchas cafeterías y restaurantes están manteniendo los precios a la espera de la bajada del carburante y las materias primas

Tampoco han subido en Bodegas Almau porque ya lo hicieron a primeros de año, pero tienen claro que “todo se está incrementando” y se nota “cada vez que compras” por el transporte y la gasolina. Al establecimiento de momento están “llegando los productos productos alimentarios porque les están sirviendo”, afirma. La leche, afirma, es uno de los productos que más escasea, aunque “a nosotros nos están sirviendo”.

Al Café Levante también están llegando todos los productos esperados porque “nuestro proveedor compró partidas grandes” que está suministrando, pero existe una gran “incertidumbre” porque no se sabe qué puede pasar al final de esta semana o la semana que viene “si no se soluciona” el paro en el transporte.

La hostelería, asegura Óscar Blázquez, ha sido “el pato feo del país” porque todavía hay muchos zaragozanos que “tienen reticencias a salir, el tiempo es regular y la gente se recoge pronto”, señala. Sí que ha afectado, como a la población en general, al subida del coste energético, por la luz, los congeladores funcionando las 24 horas; y de productos que utilizan mucho como la harina (hacen los churros) y el aceite de girasol, los huevos o las patatas. “Baja el margen de beneficio” que es necesario porque “tenemos empleados” que poco a poco “no podemos asumir los pequeños empresarios”.