Aragón ha recibido un total de 14 solicitudes para tramitar la eutanasia en los primeros ocho meses de aplicación de la ley estatal (hace un año que se aprobó, pero hubo tres meses de moratoria). De esas 14 peticiones, tres han sido resueltas positivamente. Es decir, que a tres personas en la comunidad se les ha administrado la inyección letal tras cumplir con todos los requisitos a lo largo del proceso.

"Desde el caso de Emilia nunca más ha vuelto a pasar algo similar en Aragón y las cosas han cambiado para mejor en esa forma de actuar", señalan desde el colectivo.

El resto de peticiones que no se han podido culminar en Aragón han sido porque o bien los pacientes no tenían las condiciones específicas para poder acogerse a la norma o porque han fallecido a lo largo del proceso. «El balance en general es positivo y creemos que Aragón fue rápido y ágil en la implementación, pero hay cosas que se deben mejorar y la transparencia se debe garantizar por encima de todo», señala a este diario Consuelo Miqueo, de la Asociación Derecho a Morir Dignamente.

Se refiere, concretamente, al caso de Emilia, la zaragozana que en noviembre de 2021 se suicidó después de que, a pesar de haber pedido iniciar el proceso de eutanasia a su médica del centro de salud Torre Ramona, nadie inició los trámites. «Aquello fue vergonzoso y desde la DGA faltó información y actuación», dijo Miqueo.

«Eso sí, desde aquello nunca más ha vuelto a pasar un caso similar en Aragón y las cosas han cambiado para mejor en esa forma de actuar», insiste.

Desde la Asociación Derecho a Morir Dignamente han mantenido una «colaboración constante» con la Consejería de Sanidad y han realizado hasta 43 propuestas al departamento para mejorar la aplicación de la ley. Sus sugerencias han sido tenidas en cuenta.

 En cualquier caso, Miqueo sí destaca dos cuestiones «fundamentales» que deben mejorar. Por un lado, el colectivo considera que el tema de la objeción «debe explicarse de forma más clara» a los sanitarios.

"La objeción del profesional no puede ser desde la aceptación del caso hasta la inyección letal, sino que debe ceñirse únicamente al último momento", señalan desde la Asociación Derecho a Morir Dignamente.

«La objeción del profesional no puede ser desde la aceptación del caso hasta la inyección letal, sino que debe ceñirse únicamente al último momento. Es decir, con anterioridad un sanitario no puede abandonar al paciente y no atenderlo. Creo que eso no ha quedado bien definido», indica Miqueo, quien durante muchos años ha sido profesora en la Facultad de Medicina de la Universidad de Zaragoza. «Para cambiar esto hay que dar bien la información, pero también dar formación para saber cuándo se puede aplicar este derecho si se está en un registro de objetores», reitera.

Cerca de 12.000 documentos activos de voluntades anticipadas

Aragón tiene activos en estos momentos casi 12.000 documentos de voluntades anticipadas, que son en los que una persona manifiesta de forma anticipada los deseos o instrucciones que, sobre las actuaciones médicas, que se deberán tener en cuenta en caso de encontrarse en una situación donde no pueda expresar libremente su voluntad. De entre todos los documentos, en 830 (un 7%) figura marcado el deseo de morir en casa, es decir, son personas que estarían a favor de solicitar la eutanasia llegado el momento. Por otro lado, el 16% (1.926 personas) quiere fallecer en el hospital, según los datos del Departamento de Sanidad. La mayoría de los testamentos vitales que Aragón tiene activos se corresponden con mujeres (un 62%) y la media de edad de todos los registrados es de 67,3 años.

Por otro lado, en casi un 48% de los casos se indica el deseo de donar órganos a otras personas. En concreto, 5.657 aragoneses de las casi 12.000 con documentos de voluntades son partidarios de ello. Por contra, el 9% no quiere donar, mientras que un 11% (más de 1.300 personas) sí desea ceder sus órganos, pero a la ciencia. En otro orden de cosas, en la mayoría de los casos figura la opción de la incineración (4.724 personas) frente a la inhumación (374).

El documento de voluntades anticipadas se puede descargar en la web del Salud y se puede presentar de manera presencial, pidiendo citra previa, en el registro del Departamento de Sanidad (plaza de la Convivencia, Zaragoza), en los Servicios Provinciales de Sanidad o en cualquier centro de salud. 

Otra situación susceptible de cambiar es el papel de la Enfermería en el proceso de la eutanasia, que desde la asociación consideran que «debería tener más protagonismo», aunque esto excede de la comunidad y es algo que debería recoger la ley nacional.

«Son profesionales que hacen mucha educación para la salud y deberían tener más participación en el proceso, más allá únicamente del pinchazo final», dijo Miqueo, que este jueves ha participado en la jornada El derecho a la eutanasia, un año después organizada por el Departamento de Sanidad.

"El contexto no ha sido favorable por el covid, pero ahora es el momento de incidir en esas mejoras como dar más formación y hacer una campaña clara", dice Consuelo Miqueo.

La puesta en marcha de la ley de la eutanasia en España se ha visto «condicionada» por un «escenario muy difícil» derivado de la pandemia del covid. «Sin duda que el contexto no ha sido favorable, pero ahora es el momento de incidir en esas mejoras como dar más formación y hacer una campaña clara y precisa a la población. Creemos que ahí ha faltado una cobertura mayor», dice Miqueo, que apunta que «poco a poco» se irá puliendo todo.

«En junio será un mejor momento para hacer balance y sacar conclusiones, cuando se cumpla un año como tal de aplicación. En cualquier caso, creemos que en Aragón los datos podrían haber sido mejores», señala.

Participantes en la mesa redonda celebrada esta tarde, con motivo del primer año de la ley orgánica. GOBIERNO DE ARAGÓN

En este sentido, Miqueo alude a que la comunidad ya contaba desde 2011 con la Ley de Cuidados Paliativos y Muerte Digna, lo que podría haber «ayudado» a la hora de aplicar la norma y actuar. «En ella se plantean una serie de cuestiones que ahora no se han abordado. Por ejemplo, una planificación anticipada de los cuidados, la presencia de una lista de valores o una relación clara del médico-paciente», detallaba esta miembro del colectivo aragonés.