"¿Qué haces este fin de semana? Me voy a Ucrania, ¿te vienes? Y así, de repente, mañana jueves, salimos hacia Ucrania desde Huesca en furgoneta. Llevaremos toda la ayuda posible y traeremos a todos los que podamos para que puedan huir de la guerra".

Así, acompañada de un «dentro hilo», la forma más habitual de introducir las historias en Twitter, comenzaba el 9 de marzo el diario de viaje de la expedición encabezada por los oscenses Ramón Garín y Ramiro Fumanal y que ha sido narrada por el primero a través de su cuenta en esta plataforma.

"Estaba viendo la tele un viernes, con mi hija, porque tenía unos días de permiso de paternidad, y vi los bombardeos en un depósito de combustible en Kiev. Es lo típico que dices ‘si tuviera tiempo, lo haría’", cuenta Ramón desde Canarias, donde trabaja como controlador aéreo. Tras esta "noticia lacrimógena" en la televisión, el siguiente paso fue contactar con Ramiro Fumanal, que ya había participado en distintas acciones humanitarias en la India de la mano de la Fundación Vicente Ferrer.

"Sin pensarlo mucho lo organizamos. El siguiente jueves por la mañana ya salíamos desde Huesca con la idea de hacer los máximos kilómetros posibles para llegar en dos días", recuerda. Para el transporte contaron con la ayuda de un concesionario local gracias a unos contactos en común. "En Huesca nos conocemos todos", bromea.  

Repercusión inmediata

La ruta les llevó por Francia, el sur de Alemania, la República Checa y Polonia al mismo tiempo que narraban su historia y levantaban simpatías en las redes. Pablo Barrantes, un periodista local de la COPE, tuvo parte de culpa, tras hablar con ellos en directo en su programa de la tarde.

"A partir de ahí fue increíble", señala, porque supuso el punto de partida para aparecer en medios autonómicos, de Aragón y Canarias, nacionales y hasta internacionales como Univision, una cadena de habla hispana en los Estados Unidos. Y, por supuesto, llegar a miles de personas a través de las redes. "Les voy a seguir por si piden recaudar algo", "Gracias a vosotros creo un poquito más en la humanidad", "sin palabras", "sois un ejemplo", son algunas de las contestaciones que aparecen en el perfil de Twitter de Ramón. 

En su diario de viaje, las fotografías de ciudades como Cracovia dejaban paso al "olor de la guerra de cerca" y a los "compañeros de viaje inesperados", como los camiones que transportaban vehículos militares. De ahí, a la "calma tensa" a poco menos de cinco kilómetros de la frontera ucraniana con las carreteras vacías y peligros como el robo del material humanitario que transportaban.

"Nos empezaron a llamar teléfonos desconocidos, todos pidiendo ayuda. Por eso nos dijeron que tuviéramos cuidado en este sentido", asegura Ramón. La expedición tuvo final feliz y, además de entregar cajas con ayuda humanitaria, dos familias pudieron llegar a sus nuevos destinos, en Almudévar (Huesca) y Canarias

Operación Azul

La Operación Azul partió de Huesca con destino Przemysl, en Polonia, el lunes 21 de madrugada. El objetivo del convoy, encabezado por agentes de la Policía Nacional, era entregar la ayuda humanitaria recaudada en la capital altoaragonesa los días previos y regresar con los familiares de varios ucranianos residentes en Aragón que lo solicitaron

Con ellos viajaba Vitaliy Pueyo. Criado en Torralba de Aragón (Huesca) por una familia de acogida, buscaba reencontrarse con su hermano, exento de entrar en el ejército por un problema cardiaco pero que no podía cruzar la frontera tras haber perdido entre los bombardeos de su ciudad, cercana a Kiev, el documento que lo acreditaba. Finalmente, este "prefirió volver a casa, conseguirlo y, una vez lo tenga, intentar cruzar de nuevo la frontera", según cuenta Joaquín, uno de los integrantes de la expedición.

Sí consiguieron hacerlo cinco de sus familiares. Además, dos familias han sido reubicadas en Huesca y otra en Vic. Y es que, "el requisito número uno era que alguien se hiciera cargo de esa familia y no permitirse el lujo de dejarlos a 3.000 kilómetros de sus casas y que sigan sufriendo". 

"El viaje ha ido bastante bien, con ánimos e ilusión", dice Joaquín, que regresó a España el viernes. "La idea era conseguir que la ayuda y la voluntad de la gente de Huesca llegara hasta Ucrania", comenta.

Un espíritu que caló en los oscenses desde el primer momento. Lo dejan claro los distintos comentarios en su perfil de Instagram, desde donde publicaban las actualizaciones de su ruta: "ánimo, fuerza y sin reblar", "os esperamos con los brazos abiertos", "¡qué grandes sois!". 

Las palabras de apoyo no dejan de ser el reflejo de un tema candente "en todos los rincones de Huesca", que se ha transformado también en aportaciones económicas. "Esto se ha podido hacer gracias a las donaciones de la gente porque nosotros no dejamos de ser policías fuera de servicio y en su tiempo libre, sin ninguna infraestructura logística", reconoce Joaquín.