Es raro ver al presidente de Aragón descolocado. Si no tanto, al menos incómodo. Ayer lo pareció durante su enganchón con Mar Vaquero, la popular que llegó con los primeros cambios de Jorge Azcón para sustituir a un apagado Beamonte y que ahora lleva la voz cantante de los conservadores en las Cortes de Aragón. Y bien, más allá de que algunos argumentos del PP siguen algo anquilosados, la conservadora le ha dado un aire más guerrero a su grupo en el Parlamento aragonés. Es bueno.

Hasta Lambán, que tampoco teme a la marea, agradecerá que suba el nivel del oleaje entre los oradores. A falta de saber el realce que toma y el recorrido que le elegirán a Vaquero en 2023, de momento su espíritu guerrero ha reactivado al Partido Popular en Aragón. Lo hizo ayer con un discurso alto pero considerado. Sin insultos, se quiere decir. No es poco en estos días.

Claro que al presidente no le gustó la lista de proyectos y medidas que, según incidió Vaquero, han quedado «en nada». «Nos dijo al principio de la legislatura que se firmaría el convenio de Transición Justa de forma inminente y llegarían cinco empresas para crear entre 500 y 1.500 puestos de trabajo. ¿En qué ha quedado eso? En nada».

Prosiguió con los 70 millones «que ha tenido que devolver de los 141 que recibió del Gobierno para repartir entre las empresas que han sufrido más», y continuó «con los 326 proyectos con un impacto de 120.000 puestos de trabajo y 19.000 millones de inversión de los que no hemos podido saber nada por su opacidad total».

El rosario de «nadas» de Mar Vaquero llegó luego a las cuentas. Le acusó a Lambán de haber llevado a la Hacienda Pública «a una grave situación», aseguró que presenta un remanente de tesorería de 1.000 millones y retó al presidente «a decir la verdad» y reconocer que las arcas autonómicas «están vacías y se nota» en detalles como que algunos proveedores «están denunciando que tardan meses en cobrar de la Administración».

Después de pasar por los 25 millones del hospital de Alcañiz que, según aseguró, «tuvo que dedicar a pagar nóminas», por los 2.600 despedidos cuando entraba la séptima ola y por lo que ha «requisado» a las comarcas, pidió al presidente que se reconciliara «con la verdad» y dijera si en algún momento «ha tenido un proyecto».

El jefe del Ejecutivo no respondió a la larga lista de recriminaciones del PP, que calificó de «sarta de desenfoques patológicos» y «tergiversaciones de la verdad». Solo se detuvo en la fábrica de baterías que ha volado a Sagunto y que Mar Vaquero le refrotó en su intervención. «Este asunto surgió de mi Gobierno. Empezamos a trabajar en ello sin que ustedes se enteraran. Y se hizo un magnífico trabajo que algún día verán», presumió Lambán, que negó haber generado «expectativas» sobre la dichosa factoría. «Solo dije que algún día llegaría a Aragón. Y lo mantengo», dijo orgulloso.

El conjunto de preguntas las contestó recordando las 584 empresas que han llegado de Cataluña debido a la agilidad que ofrece Aragón en la tramitación y a los 53 proyectos de interés autonómico que suponen más de 16.000 empleos, entre los que citó a Ponentia, Inditex o Amazon. «Aquí unos pensamos y actuamos y otros critican y descalifican. Lo hacen porque no saben hacer otra cosa», espetó Lambán a la bancada popular, que más tarde, ya entre pasillos, se sintió triunfante al explicar que las actuaciones «de las que saca pecho el Gobierno no son otra cosa que iniciativas de las empresas».

En cualquier caso, Lambán, que comunmente empata como poco, se guardó el último golpe para su nueva contraria: «En Aragón todos podemos remar, pero hay gente que solo quiere poner palos en las ruedas, lo que le caracteriza particularmente a usted», concluyó en referencia a Mar Vaquero, que salió airosa del cara a cara con el presidente. Solo ha pasado un mes desde su estrenó como portavoz en el hemiciclo, pero está bien curtida en batallas parlamentarias y ha llegado con carrerilla a un momento crucial para su formación.