El 24 de febrero fue jueves. Aquel días las tropas rusas comenzaron la invasión en territorio ucraniano. Aquel mismo día llegaban también los primeros bombardeos en puntos estratégicos del país con los que comenzaron el miedo y la desesperación para todos los habitantes de Ucrania, tanto los que lo vivían en sus propias casas, como los que observaban horrorizados desde otros puntos del mundo.

Tan solo dos días después, el sábado, comenzaron a registrarse en Aragón las primeras muestras de solidaridad. Poco antes de que se cumpliera la primera semana de conflicto armado los puntos de recogida de alimentos y enseres de primera necesidad se expandían por todo Aragón. Kalinka, Kozak y Algo Más, fueron los primeros establecimientos que se organizaron para recoger productos y enviarlos a Ucrania. Lo que habían sido hasta entonces pequeñas tiendas de alimentación barrio con productos típicos de Europa del Este, se convirtieron rápidamente en almacenes en los que las cajas se acumulaban y donde no dejaban de llegar las donaciones. Antes de que se cumplieran las dos semanas de guerra desde Zaragoza salía todos los días, como mínimo, una furgoneta llena de paquetes.

A principios del mes de marzo comenzaban también los primeros viajes que partían desde Aragón, eran las primeras caravanas humanitarias. Grupos de furgonetas, remolques, camiones e incluso autobuses que salían cargados de alimentos y productos de higiene y de primera necesidad y volvían con el número máximo posible de refugiados.

Este viernes llegaban 18 niños y 4 adultos en una caravana solidaria. ANDREEA VORNICU

Una de las primeras expediciones solidarias en volver fue la que llegó hasta la localidad oscense de Peralta de la Sal, nueve familias de las que finalmente solo una se quedo residiendo en el pueblo. A este viaje le siguieron las caravanas de Tarazona, Calatayud, Utrillas y todas las que han ido saliendo desde diversos puntos de Zaragoza.

Para todos los que han llegado en este mes largo, la delegación de Gobierno en Aragón dispuso, 18 días después del comienzo del conflicto, de una unidad especial en la Oficina de Extranjería de Zaragoza que luego se replicaría en Huesca y en Teruel y que abrirá también a partir del lunes en Jaca.

La suma de todos los que han llegado con las caravanas solidarias unidas a todas las personas que han podido llegar a través de sus propios medios revela que en Aragón ya hay más de 1.300 refugiados ucranianos. Una cifra que la delegada de Gobierno, Rosa Serrano apuntaba esta misma semana que se corresponde solo con aquellos que han podido regularizar su documentación o tienen cita previa para ello.

En Aragón, han regularizado su situación un total de 1.311 personas. ANDREEA VORNICU

Aún así, esta cifra dista de la realidad al tener en cuenta que muchos de los que llegan no se quedan en la comunidad. Lo confirman casos como el de Peralta de la Sal, donde solo queda una de las nueve familias que llegaron, o el de Utrillas que llevó a 30 personas hasta las Cuencas Mineras donde, apenas cuatro días después, solo quedaban seis adultos y seis niños.

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«Es normal porque lo que quieren es salir de los campos en los que están en Polonia, les da igual dónde van a llegar, después la mayoría tienen familiares o conocidos en otros puntos de España que vienen a buscarlos y se los llevan», explicaba Joaquín Moreno, alcalde de Utrillas en declaraciones a este diario.

Así la cifra real queda en el aire siendo la implicación de los aragoneses lo único que continua siendo seguro.