La pandemia ha afectado enormemente en todo el mundo y también a Aragón. Pero si ha habido un segmento de la población que lo ha sufrido sobremanera son los mayores. Según el padrón de 2021, casi el 22% de los aragoneses (algo más de 289.000 de la población total –1.326.261– ) tenía más de 65 años. El coronavirus llegó para darle la vuelta a su vida, sobre todo en cuanto a la mortalidad. De hecho, desde el inicio de la pandemia han fallecido en Aragón 4.974 personas hasta este jueves y 4.754 tenían más de 60 años, o sea, el 95,6%. 

El resto de problemas, derivados de la atención sanitaria, las residencias, la carencia de geriatras, la brecha salarial, la pelea con los bancos por la falta de servicios, las bajas pensiones y la soledad no deseada se han acentuado «de forma muy importante» en todos los ciudadanos del país y del mundo puesto que los mayores son los más vulnerables. Las dificultades «afectan a todos pero sobre todo al mayor un poco más porque tenemos más años», asegura de forma gráfica Teodoro Corchero, presidente del Consejo aragonés de las personas mayores (Coapema).

La soledad «preocupa mucho» y de hecho, desde el colectivo participan en el Observatorio de la Soledad que impulsan el Justicia de Aragón y el Instituto Aragonés de Servicios Sociales, que recientemente presentaron más de un centenar de acciones puestas en marcha por administraciones y entidades del tercer sector, asociaciones vecinales y otros colectivos para paliar ese sentimiento tanto en las grandes ciudades como en pequeños pueblos. El presidente de Coapema tiene claro que es un «problema muy complejo» a veces derivado de la propia mente de la persona; y es que existen muchos tipos de soledad, «la más dolorosa» la que afecta a aquel que vive en compañía. Por eso, asegura que «se está convirtiendo en una enfermedad y lo deseable es que no llegue a pandemia».

Nuevo grupo de voluntariado en el barrio de Delicias

La asociación de vecinos Manuel Viola del barrio de Delicias ha puesto en marcha una campaña para captar voluntarios dentro de su proyecto de prevención de la soledad no deseada de las personas mayores. La iniciativa busca prevenir, disminuir los efectos de la soledad no deseada entre los mayores del barrio; así como identificar a las personas que la sufran y apoyarlas. Las inscripciones pueden realizarse en la sede de la asociación y posteriormente se organizarán los grupos y se seleccionarán las personas acompañadas para paliar la soledad.

Pero hay otras dificultades más tangibles como son la falta de médicos en las zonas rurales, sobre todo las más envejecidas. En muchos municipios, la consulta es una o dos veces a la semana y si existe una urgencia hay que ir a la cabecera de la comarca o al hospital de referencia. «Existen carencias», reconoce Corchero, aunque prefiere hacer hincapié en que se ha hecho un «esfuerzo enorme» durante la pandemia.

Más reivindicativo se muestra con la brecha digital, ya que en muchos pueblos no hay cajero ni tampoco oficina; y en las ciudades que los hay, muchos mayores no se apañan para sacar dinero si no es con una persona que les atienda. Es un problema que «tiene que resolver el Gobierno» y cuenta que hace unos años, a los mayores de entonces se les invitó a «domiciliar la pensión» en una cuenta corriente o tarjeta y eso hicieron pero «ahora no tienen donde ir». Sucede con los bancos pero también con toda la administración pública porque «hay que tener un máster para pedir cita». 

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Coapema: 253 asociaciones y 250.000 miembros

El Consejo aragonés de las personas mayores (Coapema) está integrado por alrededor de 253 asociaciones y unas 250.000 personas. Los fines son estimular la participación de los colectivos de pensionistas, defender sus intereses, proponer medidas para una eficaz gestión de los recursos, fomentar el asociacionismo y promover acciones de solidaridad, evaluar acciones que se desarrollen en materia de mayores o impulsar la asistencia especializada en geriatría, entre otros. Para este año tienen previsto continuar con las aulas itinerantes (en 2021 participaron casi diez mil personas de forma telepresencial o por visionado de grabaciones); promover las jornadas de randas de sensibilización, participar en la marcha saludable y difundir el trabajo de los mayores.

Por eso reivindican «mejorar la calidad de vida de los mayores», más médicos, especialmente geriatras, la vuelta de las vacaciones del Imserso y los viajes a balnearios, así como la puesta en marcha de ese Plan del mayor que gestiona el IASS a través de la consejería de Ciudadanía, en el que se apuesta por fomentar la digitalización, las relaciones interpersonales y el impulso del voluntariado; pero sobre todo, «subir las pensiones». Uno de los logros es que se haya aprobado en el Parlamento que se suban de acuerdo con el IPC, algo que no sucedía antes, que «subían 15 euros, menos que la carta que llegaba en la que lo anunciaban»; por eso, reconoce el presidente de Coapema que «son y siempre serán bajas, pero han mejorado». Esa actualización no permite en muchos casos hacer frente a la subida de precios de cesta de la compra o a gastos como la luz o la calefacción. Desde el colectivo consideran que hay que regular el precio de la luz y «no fijar» el coste en el más caro; y también «una nueva regulación del bono eléctrico» para los mayores, puesto que todos los problemas «nos afectan un poco más porque tenemos más años».