La arqueología nos ha devuelto numerosos restos de la antigua ciudad, que han propiciado un mayor conocimiento histórico de su configuración e idiosincrasia. El ramillete de excavaciones incluye todo el pasado de Zaragoza, desde sus primeros pobladores.

Podemos remontarnos a la prehistoria, gracias a los hallazgos en el actual barrio de la Magdalena desde 1988. En las calles de Palafox, Martín Carrillo y la plaza de Asso se encontraron restos de una cabaña circular de la Edad de Bronce y de tres casas de planta rectangular de la Edad de Hierro.

Ayuntamiento de Zaragoza Gran Archivo Zaragoza Antigua (GAZA)

Respecto a la Salduie ibérica, sabemos que contaba con su propia muralla defensiva indígena, 34 metros de la cual se desenterraron en 1990 en la plaza de San Bruno, bajo el antiguo palacio de Esmir, en uno de los hallazgos más importantes (y desconocidos) de la arqueología zaragozana. Y cuando en 1998 se excavaron los restos del convento de San Agustín en la plaza homónima, aparecieron testimonios materiales iberos, romanos y musulmanes.

El período más fructífero en hallazgos es el de la Caesaraugusta romana. Por un lado, su muralla subsiste en sus tramos de la avenida de César Augusto junto al Torreón de la Zuda y del final del Coso tras el convento del Santo Sepulcro; en el resto de su perímetro se han excavado numerosos vestigios, como los del torreón en la que luego fue Puerta de Toledo, junto al Mercado Central (1989), los de las Piedras del Coso frente a la calle de Espartero (2001) o los del entorno de la Puerta Cinegia en la plaza de España (1996-2004).

Teatro Romano con la calle de la Verónica al fondo, en 1992 Ayuntamiento de Zaragoza

De esa misma época es también el Teatro, identificado en 1972 junto a la calle de la Verónica y hoy 'musealizado', como sus coetáneos: las Termas (calle de San Juan y San Pedro, 1982), el Puerto Fluvial (plaza de San Bruno, 1989) y el Foro con la Cloaca Máxima (plaza de La Seo, 1988-1991). Durante las obras de restauración de la Seo (1980-1998), se descubrió en su interior la cimentación del templo del citado Foro.

Y el subsuelo de Zaragoza alberga todavía una treintena de tramos de cloacas romanas, como los localizados entre 2005 y 2010 en la calle de Urrea con el Coso, los de las calles de San Lorenzo, Estébanes y Jusepe Martínez, o los conservados bajo el palacio de los Morlanes y la Casa de la Mujer. Por no hablar de los muchos pasadizos posteriores, que horadan buena parte del Casco Antiguo uniendo antiguas bodegas.

Interior de la Seo en 1992. Cimientos del templo del Foro Romano Revista Empúries

La supuesta localización del anfiteatro romano, en el actual entorno de la calle de Casa Jiménez, ha sido defendida y desmentida desde que en 1968 comenzaron los derribos en la zona, donde hoy se levanta el Hotel Palafox. Aunque la versión oficial no lo sitúa ahí, algunos investigadores sí lo hacen, como es el caso del que fue director del Museo de Zaragoza, Miguel Beltrán, que presentó en 2009 un plano de su ubicación.

También se han hallado domus o villas, como la de la calle del Heroísmo en 1991, y sus ricos mosaicos, como los hallados en la actual plaza de los Sitios (1907), en el Coso Alto (Triunfo de Baco, 1911), junto a San Juan de los Panetes (Eros y Pan, 1881; Orfeo, 1944; y Las Musas, 1989), en la calle de Don Jaime I (1990), la de Alfonso I (2001), o en la de Olleta (2003).

Domus en la calle del Heroísmo con la de Añón (derecha), 1991 Ayuntamiento de Zaragoza

Sin olvidar los cementerios romanos documentados en la calle de los Predicadores en 1987 (necrópolis occidental) y en la del Monasterio de Nuestra Señora del Pueyo en el barrio de Las Fuentes en 1991 (necrópolis oriental), el tramo de calzada del Decumano Máximo en la calle Mayor junto a la iglesia de la Magdalena (1990), o el campo de ánforas de la plaza de las Tenerías (2003). Caso aparte es el hallazgo de la cimentación de un templo romano en la plaza del Pilar en 1990, rápidamente destruida para construir un gran aparcamiento.

La Saraqusta musulmana también ha dejado vestigios enterrados. En 2001, en el antiguo patio del cuartel de Sangenis se hallaron los importantes restos de una barriada del siglo XI, que fue vuelta a sepultar. Bajo el paseo de la Independencia se destapó en 2002 un gran fragmento del arrabal de Sinhaya (siglos X al XII), que también fue cubierto. Entre 2001 y 2005 se realizaron excavaciones en el subsuelo del antiguo Teatro Fleta, y se hallaron restos de los siglos XI al XV.

Necrópolis occidental en la calle de los Predicadores, 1987 Prensas de la Universidad de Zaragoza

En el yacimiento funerario de la calle de los Predicadores abierto en 1987 hubo también enterramientos musulmanes hasta el siglo X. Allí, junto a la calle de Abén Aire, fue descubierto y destruido un mausoleo único en la ciudad. Su conservación fue defendida por los arqueólogos, que fueron desoídos por parte del consistorio presidido por Antonio González Triviño. Y en la calle de San Pablo se excavó en 1989 una alfarería del siglo XI que produjo en sus hornos jarras, cántaros, candiles y darbukas o tambores cerámicos, siendo este instrumento un caso de objeto popular musulmán que no perduró en nuestros pagos.

Ya de la época cristiana, se conserva parte de los baños judíos del siglo XIII, pendiente de musealizar, en el Coso Bajo. Y en 1991 se hallaron los restos de la planta circular de la iglesia del Temple (1204), en la calle homónima. En el Arrabal, el convento de San Lázaro (siglo XIII), luego cuartel, conservaba en su subsuelo restos del claustro, destapados en 2007 y musealizados en 2009. La Torre Nueva, en la plaza de San Felipe desde el siglo XVI, fue derribada en 1893; en 1989, unas obras hicieron aflorar sus cimientos. Los de la Cruz del Coso (1534) se hallaron al excavar en la plaza de España en 2002.

Arrabal de Sinhaya en el paseo de la Independencia, 2002 AMZ

En 2021 se realizaron prospecciones en el solar del antiguo cuartel de Caballería del Cid (1775) del paseo de María Agustín, derribado entre 1968 y 1976. Aparecieron viviendas islámicas, estructuras medievales y restos del cuartel. Una vez arrasado todo con la autorización de la comisión de Patrimonio del Gobierno de Aragón, en 2022 se comienza la construcción allí de una urbanización de lujo, conservando parte del muro y la puerta trasera del recinto militar.

Estos son algunos ejemplos de las joyas históricas ocultas bajo el suelo de Zaragoza. Algunas se han acondicionado in situ para su contemplación y otras se conservan en museos y dependencias públicas y privadas; pero gran parte sólo está documentada mediante fotografías, y algunas ni siquiera eso. La evolución urbana de una ciudad puede ser compatible con la preservación de su arqueología, y para ello contamos con organismos dedicados al patrimonio, e historiadores expertos que lo valoran.

Restos del convento de San Lázaro en el Arrabal, 2007 Somos Zaragoza

No es ninguna novedad, pero conviene recordarlo: son muy numerosos los casos en los que, bien los organismos, bien los investigadores, han dado la voz de alarma ante inminentes destrucciones, y los planes constructivos las han acabado verificando. El tópico inculto del “no son más que piedras” se alía con el afán de lucro y elimina para siempre lo que ha permanecido oculto y preservado durante siglos. Un capítulo más de la Zaragoza desaparecida.