Hace algo más de 2 años, alrededor de 3.000 veterinarios de toda España se manifestaron en el centro de Madrid para pedir mayor reconocimiento a su profesión y bajo el lema ‘Somos veterinarios, somos sanitarios’. Transcurrido este tiempo, el sector no ha visto satisfecho sus reivindicaciones por lo que vuelve a la calle con la intención de ser “muchos más”, asegura el veterinario zaragozano Carlos Bielsa, uno de los organizadores de la protesta en Aragón. Todavía desconocen cuántos irán desde la capital aragonesa pero asistirá una importante representación a la manifestación, que partirá al mediodía desde la calle Alcalá, frente al Ministerio de Hacienda, y concluirá a las puertas del Ministerio de Sanidad.
Las problemáticas de la profesión son “varias”, señala; aunque quizá la que engloba a todas es el reconocimiento de la veterinaria como “profesión sanitaria”, y aplicarlo a todos los efectos, ya que es la única actividad que mantiene un tipo impositivo de lujo al 21%, lo que consideran un agravio comparativo.
También solicitan, como sanitarios que son, que se les incluya en la toma de decisiones que afectan a la salud pública, ya que durante la pandemia del covid “no se contó con nosotros” y eso que se trata de una zoonosis, es decir que “se transmite de animales a personas”. Otra de sus peticiones es su equiparación a los veterinarios europeos, a los que desde finales de 2018 se les reconoce la posibilidad de dispensación al por menor de medicamentos veterinarios, una opción que se aplica en todos los países salvo en España y en Suecia.
Consideran que los veterinarios son la primera barrera que previene las enfermedades animales trasmisibles a las personas; y afirman que el control de la seguridad alimentaria de origen animal solo debe ser realizado por veterinarios , por lo que deben integrarse en la elaboración del Decreto de Vigilancia de Salud Pública; y del Sistema nacional de Salud en igualdad de condiciones con el resto de facultativos sanitarios. Quieren luchar también por la creación de una categoría profesional, al igual que el resto, lo que les permitiría se considerados como “profesión de riesgo” y la posibilidad de solicitar la jubilación igual que el resto del sector; y piden estar presenten en la elaboración de cualquier medida sobre bienestar animal.
Además, consideran imprescindible evitar “el intrusismo” por parte de otros colectivos no veterinarios, que se produce en estos momentos.
