El Periódico de Aragón

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L@S DE LA CONTRA
ENTREVISTA

María José Peña (Bombonera Oro): "Un bombón es un momento que puede significar la alegría de todo el día"

María José Peña, la vida en un bombón.

Con más de 100 años endulzando Zaragoza, Bombonera Oro perpetúa su herencia en este grupo familiar, unido a sus antecesores por el amor al chocolate. Desde la calle Coso 48, hacen del cariño, la dedicación y el respeto los ingredientes esenciales de cada uno de sus postres

Decía Forrest Gump que la vida es como una caja de bombones. Esta historia, de algún modo, también.

La Bombonera tuvo sus orígenes en la calle Coso 78, enfrente del Teatro Principal, y se dice que fue de las primeras pastelerías de Zaragoza. Lo más peculiar era que los domingos y los días de teatro sacaban unos veladores a la calle, entonces la gente pudiente, cuando salía de los actos, pasaba a degustar las delicatesen de la cafetería. Allí estuvo unos años hasta que el dueño decidió derrumbar el edificio, por lo que se buscó una nueva ubicación, el Coso 44, en una antigua sombrerería con forma de bombonera. De ahí el nombre Bombonera Oro. Posteriormente pasó al número 48, se levantó el edificio, y aquí se quedó hasta hoy.

Un corazón que vale su peso en oro. Jaime Galindo

Tengo entendido que la Bombonera Oro fue la primera pastelería de la ciudad en tener un refrigerador.

Sí, en torno a los años 40, y supuso toda una innovación, ya que facilitó la conservación de los productos en buenas condiciones y la posibilidad de trabajar con natas, lo que le dio a la Bombonera mucho caché. Además, la España de aquella época no se podía permitir un pastel todos los días, por lo que las grandes ventas se condensaban los domingos. La gente iba a misa y después venía a la pastelería a comprar ese pequeño lujo. Según cuentan, el consumo de cada domingo podía equipararse al día del Pilar. Debía ser algo excepcional.

Que alguien compre un merengue y le evoque su infancia, de la mano de su abuelo, es maravilloso

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Lleváis tras el mostrador siete años. ¿Por qué asumir este legado?

Porque es un privilegio que la realidad nos brinda y porque vale la pena recuperar lo que se ha hecho bien antes. La gente merece seguir disfrutando de aquellas cremas, de esta ubicación, de su emblemático cartel. El hecho de que alguien venga, compre un merengue y le evoque su infancia, de la mano de su abuelo, entrando a la pastelería... es maravilloso. En el fondo, somos eso: emociones, familia, recuerdos. Te pueden pasar muchas cosas en la vida, pero al final lo que permanece es aquello que sentiste en ese instante, con esa persona, comiendo ese postre.

¿Crees que los bombones nos endulzan el alma?

Un bombón es un momento que puede significar la alegría de todo el día, y si no estuviera se notaría su ausencia. ¿Es necesario? Seguramente no, pero la vida está hecha de esos pequeños detalles, de esos estímulos, como es, en nuestro caso, el bienestar que nos produce sacarle la sonrisa al cliente cuando prueba un dulce.

Entre monas anda el juego. Jaime Galindo

Es curioso hablar sobre el tiempo en este espacio, que antaño fue una relojería. ¿Acaso vamos demasiado rápido?

Creo que nos exigimos demasiado, más de lo que se precisa para ser feliz. No tenemos que ser los más listos, los más guapos ni los más perfectos, simplemente entregar el alma cada día en lo que hagamos. A nuestros compañeros solo les pedimos eso, que le pongan dedicación y lo disfruten. La burocracia nos complica mucho las cosas, aunque al mismo tiempo dependemos de ella. A veces hace falta un ejército para defender la paz. Yo tengo ya cierta edad y me acuerdo de la vida de mis padres y de cómo se veían reflejados en mis abuelos. Nuestros hijos no pueden verse reflejados en nosotros, ni nosotros en lo que han hecho nuestros padres, porque no tiene nada que ver. Mi hermana bromea con que llegará un día en el que tendremos que poner una Bombonera Oro en el metaverso (ríe).

¿El de Zuckerberg?

Para que nos compren allí. Como dice mi hermana, estas modas nos van a atocinar, y creo que llegará un momento en el que no sabremos distinguir cuál es el mundo real.

Para nosotros el personal es el alma de la empresa

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Con la pérdida de lo artesano desaparece también lo humano.

Llevamos muchas décadas trabajadas y una de las cosas que siempre oímos es: "¿Por qué tanto personal?". Para nosotros el personal es el alma de la empresa, y tampoco aspiramos a crecer más. Ahora llega la Semana Santa y algunos traerán de fuera huevos de chocolate, todos iguales, con un porcentaje de cacao y un control de los costes perfectos. Buscan, en definitiva, sacar mayor rendimiento al producto. Aquí preferimos mimar y personalizar una mona de chocolate.

Con un solo bombón bueno al día es suficiente

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Supongamos que te pidiera consejo para saborear un bombón; para apreciar, con plenitud, ese mimo.

El chocolate hay que aprender a comerlo, saber valorar cada parte y el tiempo que conlleva elaborarla. Cuando tú coges un bombón lo tienes que disfrutar primero viéndolo, apreciar sus colores, el brillo... luego lo tienes que oler, y que huela a cacao, no a otros aditivos; después, cuando lo muerdes y rompe la camisa, debes oír ese 'crash', que solo ocurre si el chocolate está bien templado. Y para terminar, saborear la crema, el ganache. Con un solo bombón bueno al día, con esos diez o veinte gramos de chocolate para que el organismo lo asimile y haga lo que tenga que hacer, es suficiente.

El rincón más dulce del Coso. Jaime Galindo

Este edificio se eleva siete plantas. ¿Qué proyectos tenéis aquí arriba?

Los sueños son muchos, pero el primer paso será abrir una zona de degustación de cafés, tés y chocolates. Queremos que los clientes, que tanto respeto nos merecen y consideran esta casa como suya, participen dentro del negocio. Que vean cómo se trabaja el chocolate, hagan una cata, un taller o simplemente se paseen por el edificio.

La calle Alfonso fue la milla de oro de Zaragoza. Ahora sus negocios se ven minados año tras año.

Milla de oro ha sido y será, pero no es lógico ni viable pedir 8.000 euros de alquiler por 60 o 100 metros cuadrados. No hay negocio que soporte eso, con una jornada de 40 horas y el volumen actual de ventas. Otra historia son las grandes empresas, que asumen las pérdidas a cambio del prestigio que supone tener una tienda en este punto estratégico, como es la Cibeles de Madrid o la Diagonal de Barcelona. Pero no es un valor de alma. Solo números.

LA RÁFAGA


– Una canción.

– 'Soy rebelde', de Jeanette.

– Un libro.

– 'Los pilares de la Tierra', de Ken Follett.

– Un plato.

– Leche frita.

– Un lugar.

– Aragón por elección.

– Una imagen recurrente.

– Los campos de Castilla, mi tierra.

– Bonificación en los carburantes.

– Creo que el Gobierno debería escuchar más los problemas que plantean los gremios antes de que estallen. – Semana Santa.

– Me emociona la entrega de la gente.

– Refugiados en Aragón.

– Encantada. Bien recibidos, bien hallados.

– Algo que te aburre.

– El cierzo, pero gracias a él la ciudad es más saludable.

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