El Periódico de Aragón

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MEMORIA HISTÓRICA EN ARAGÓN

La resignificación de calles franquistas: ¿qué implica y por qué no contenta a los memorialistas?

Los memorialistas critican que se evite eliminar monumentos y calles franquistas y se decida colocar textos «asépticos». Dicen que es una forma de burlar la ley autonómica

Placa colocada en la calle Agustina Simón para «resignificar» su nombre.

Las calles Pedro Lázaro y Agustina Simón de Zaragoza, desde esta pasada semana, están oficialmente resignificadas. Esta era la opción que prefirió el equipo de Gobierno al frente del ayuntamiento, de PP y Cs, y según el consistorio también era la del Ejecutivo autonómico, del PSOE. Con ello se busca cumplir así con la ley de Memoria Democrática de Aragón, puesto que ambos personajes que adornan el callejero fueron puestos ahí por su implicación con el bando sublevado en la guerra civil. Pero, ¿qué significa resignificar?

Pues según la Real Academia de la Lengua, nada, puesto que el término no existe. Se intuye que la palabra ha de entenderse como darle un nuevo significado a algo, si bien este concepto, el de resignificar, tampoco aparece en la ley de Memoria Democrática en la que se amparan las administraciones para resignificar cosas. ¿Entonces?

«Es una excusa que utilizan para no cumplir con la ley», afirma el presidente de la Asociación por la Recuperación de la Memoria Histórica de Aragón (ARMHA), Enrique Gómez. Las calles Agustina Simón y Pedro Lázaro de la capital se resignificaron puesto que se consideró, en base a una documentación estudiada, que no era necesario retirar estos nombres del callejero ya que ambos personajes combatieron con el bando nacional pero no tuvieron cargo alguno ni responsabilidad. Algo así como que eran franquistas, pero no mucho.

Placa colocada en la calle Pedro Lázaro. Miguel G. García

En el caso de Lázaro se plantean más dudas. Este joven fue el primero del barrio de La Jota que murió en el frente durante la contienda. No se conoce si combatió por obligación o si tuvo oportunidad de elegir con qué bando luchar, ya que Zaragoza estuvo siempre del lado de los nacionales. Pero se hace evidente que darle una calle responde a un acto de propaganda franquista. Por su parte, de Agustina Simón sí que existe más documentación. «Era carlista y se negó a atender a los soldados republicanos en el frente de Belchite, cuando hasta alas monjas estaban auxiliando a las tropas leales al Gobierno», cuenta Gómez. Simón fue fusilada y en su recuerdo le pusieron la calle.

Ahora, con la resignificación realizada por el ayuntamiento, se han colocado placas en ambas vías para, supuestamente, cambiarles su significado, lo que ya supone admitir que esos nombres, ahí puestos, tenían una intención. Sin embargo, el texto de las nuevas planchas de piedra no aporta ningún contexto, solo nombra la «vocación humanitaria» de Simón y pide no repetir una «terrible guerra entre españoles».

Lo que dice la ley

«Es perverso. No se hace distinción entre víctimas y victimarios. Parece que les obligaran a dar un golpe de estado. Se pone al mismo nivel a los dos bandos porque lo ven como algo del pasado que ya se olvidará. Pero un trauma no se cura con el paso del tiempo. Es peligroso: si no nos vacunamos contra el fascismo, el virus sigue estando», dice Gómez.

Pero, ¿qué es lo que dice la ley autonómica de Memoria Democrática? Es meridiana. La norma, aprobada en 2018, determina que son elementos contrarios a la legalidad, entre otras cuestiones, las «alusiones a los participantes, instigadores o legitimadores de la sublevación militar de 1936 y de la dictadura franquista» así como las «denominaciones de calles, vías o lugares públicos que rindan homenaje a militares o políticos afectos al golpe de estado o al régimen franquista». «Las resignificaciones son una excusa. La ley es clara, cualquier homenaje, y una calle lo es, tiene que ser retirado», dice Gómez.

Pero este asunto que nos ocupa no solo lo han practicado gobiernos de derecha, como el del Ayuntamiento de Zaragoza, sino también Ejecutivos presididos por el PSOE. Ejemplo de ello fue la resignificación de un monumento en el cementerio de Cariñena que llevó a cabo el ayuntamiento de la localidad, socialista, y a cuya inauguración acudió el consejero de Cultura del Gobierno de Aragón, Felipe Faci, también del PSOE.

En aquella ocasión se colocó una placa en un monumento del cementerio que pedía recuerdo a todas las víctimas de la guerra, y no solo a las del bando franquista, a las que hasta aquel momento el monumento hacía referencia en exclusiva. «El PSOE está asumiendo ese mantra de la derecha de que no hubo ni buenos ni malos», señala Gómez.

Llamamiento "a la ignorancia"

Los memorialistas criticaron entonces que, de nuevo, se estaban equiparando ambos bandos, sin distinguir entre los sublevados y los que defendieron al gobierno legítimo, pero más allá de las consideraciones personales, lo curioso es que Faci explicó que la resignificación se hizo en cumplimiento de la ley de Memoria Democrátrica. Pero como ya se ha explicado antes, este término no aparece en la norma.

«Lambán llegó a decir que éramos demasiado combativos», recuerda Gómez que cuenta que hay dirigentes políticos, también del ámbito de la izquierda, que le han sugerido que las entidades memorialistas deberían desaparecer cuando se cumplan 100 años de la guerra civil. «Creen que con el paso del tiempo todo se olvida, pero debemos aprender lo que sucedió, no colocar placas asépticas. Hay que contar los hechos», insiste.

En el caso de las dos calles de Zaragoza, además, los expertos que ayudaron al ayuntamiento esgrimían también que eran calles poco reconocibles cuyos nombres apenas resultaban conocidos para la población. «Es un llamamiento a la ignorancia. Es decir que es mejor que la gente desconozca lo que ocurrió antes que explicárselo», señala Gómez.

Gómez, por último, pide a la DGA que haga pública un listado de todas las calles, placas y monumentos que contravienen la ley de Memoria Democrática para poder estar vigilantes de su retirada. Eso si la memoria no se resignifica para dar paso al olvido.

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