El Periódico de Aragón

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LOS EFECTOS DE LA INFLACIÓN EN LA VIDA DE LOS ARAGONESES

Zaragoza: "La fila ante el comedor social es más larga cada día"

Los transeúntes pasan, ayer, por la puerta del comedor social de la parroquia del Carmen a recoger bolsas con comida.

A diario, antes de la una del mediodía, numerosas personas hacen fila ante la entrada del comedor social de la parroquia del Carmen, en Zaragoza. Todas ellas aguardan el momento de apertura de la puerta para pasar a recoger una bolsa con alimentos, la comida del día.

La fila, que avanza con rapidez, se estira por la acera derecha de la calle Santa Ana y dobla la esquina con la de Albareda. «Cada día es más larga y hay más gente», dice Juan, un hombre de unos 60 años, que emplea un nombre falso porque no quiere que lo identifiquen.

«Nadie se ocupa de nosotros, nos tienen olvidados, empezando por el Gobierno de España», afirma con convicción este transeúnte que perdió el empleo «en la crisis del ladrillo del 2009» y que, desde entonces, ya no ha podido volver al mundo laboral de forma continuada.

Francisco aguarda el comienzo de la campaña agrícola para buscar trabajo. ANDREEA VORNICU

Francisco: "A raíz de esta última crisis está todo peor"

A su lado se encuentra Francisco, un hombre de rostro curtido que tiene 54 años y se gana la vida, «cuando hay faena», trabajando de temporero en la recogida de la fruta y también en la época de la vendimia, en La Rioja y Navarra.

«A raíz de esta última crisis está todo peor», subraya. «Cuando empiece a trabajar, en mayo o junio, ya sé que el alquiler de la vivienda me costará más dinero, mis compañeros y yo no saldremos por menos de 250 euros al mes cada uno», explica.

Jaime, que se define como bereber de Marruecos, es carnicero de profesión. Pero, al no salir trabajo de lo suyo, se dedica a lo que puede. Está pasando una mala temporada, dice, porque últimamente no lo llama nadie. «Los jornales no han subido, pero los gastos sí lo han hecho», lamenta este magrebí que, no obstante, da «gracias a Dios por que hay comida».

Otro que espera a recibir su lote de alimentos es Henry, colombiano. Desde que vino a España ha trabajado como albañil en la demolición de edificios. Pero de ganarse bien la vida ha pasado a no tener «nada de trabajo».

El rumano Brisa nota "más hostilidad" en las miradas desde que la vida se ha vuelto más difícil para todos. ANDREEA VORNICU

Brisa: "Hay más hostilidad hacia los sintecho"

El rumano Brisa es muy observador y ha constatado que, desde que se han disparado los precios, "la gente da menos dinero, como si se sintiera más desamparada". "He notado que todos miran más por su bolsillo y que son más hostiles hacia los sintecho", asegura mientras aguarda su turno en la cola de la parroquia del Carmen.

Brisa dice que lo suyo es la actividad intelectual más que el trabajo físico. Cuenta que va de un lado para otro como un peregrino y últimamente ha estado en Gran Bretaña. "Allí pasas más inadvertido, hay más aceptación del otro, del diferente", reflexiona.

Jaime, que es un bereber marroquí, dice que el trabajo se ha vuelto mucho más escaso. ANDREEA VORNICU

"La evolución habitual"

Sin embargo, en Cáritas Diocesana de Zaragoza no perciben aún que el aumento de la petición de ayudas de este marzo tenga relación con la subida del coste de la vida en general. De hecho, el mismo mes del año pasado ya hubo un incremento respecto a meses anteriores.

«No se podría decir que la subida responda a la actual situación, sino a la evolución habitual a lo largo de un año», señalan en la oenegé. «Habrá que esperar a los próximos meses para valorar si hay incremento por esta causa», añaden.

Entre las peticiones que han crecido ligeramente en marzo están las vinculadas a ayudas para luz, medicinas, ropa, guardería, transporte público y teléfono. «En general no se aprecia un cambio significativo que induzca a pensar que se están tramitando más ayudas», afirman en Cáritas. 

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