Los elevados precios de la energía están suponiendo una pesada espada de Damocles para los consumidores y la economía en general, pero muy especialmente para las pequeñas y medianas empresas, que suponen el 97% del tejido productivo de Aragón. El encarecimiento desmedido de la electricidad, el gas natural y el petróleo, que se ha intensificado en los últimos dos meses por la guerra de Ucrania, está empujando a la zona de peligro a muchos negocios que temen incluso tener que bajar la persiana si se mantiene este nivel de costes. Una de cada cuatro pymes de la comunidad asegura que sufre esta delicada situación y ve comprometida su viabilidad si las cosas no cambian.
Así lo recoge una encuesta realizada por Cepyme Aragón entre las pymes de la comunidad para conocer de primera mano las afecciones del incremento desmesurado de los costes energéticos. El estudio fue presentado ayer en rueda de prensa por el presidente de la patronal, Aurelio López de Hita, junto al secretario general, Carmelo Pérez, y a la directora del Área de Gestión Asociativa, Relaciones Laborales y Desarrollo Sostenible, Mariví Pérez.
Para más de las mitad de las firmas consultadas, el 54%, esta tendencia al alza afecta «preocupante ente» a su actividad empresarial. Al gasto desmesurado por estos suministros básicos, hay que sumar además el problema de la inflación que la evolución de estos precios, que se ha disparado como consecuencia de estos precios y el pasado mes de marzo se elevó hasta el 10,7% en Aragón.
El informe también revela que casi la mitad (el 46%) de las pymes que han participado en la encuesta ha visto incrementar su factura de la luz entre un 10% y un 50% en el último año, y otro 21% ha sufrido un encarecimiento aún mayor, entre un 50% y un 100%.
Revisión de contratos a precio fijo
Buena parte de las pymes se habían mantenido a salvo de esta escalada que se inició el pasado verano al no tener el suministro eléctrico en el mercado regulado, el conocido como precio voluntario al pequeño consumidor (PVPC) que se fija a diario mediante subasta. Son las que cuentan con contratos a precio fijo por uno o varios años. Este refugio se ha desmoronado para muchos negocios porque ha tocado revisión las tarifas y las comercializadoras de luz ofrecen ahora precios que se duplican.
En el último año, el precio de la luz en el mercado mayorista ibérico ha subido más de un 600%, al pasar de los 45 euros el megavatio hora (MWh) de marzo de 2021 a los 285 del pasado mes, el récord histórico. En lo que de abril, ha bajado y se sitúa en el entorno de los 200 euros, pero la esperanza es que se abarate de forma más rotunda a partir de mayo. Así debería ocurrir si se cumple el acuerdo alcanzado por los gobiernos español y portugués en el seno del Consejo Europeo para que haya una «excepción ibérica» que permita limitar el gas a 30 euros el MWh en el sistema de formación de los precios de la electricidad.
En el caso de los carburantes, el incremento del valor ha sido de hasta el 35% desde que comenzara 2022. Esta subida pone en apuros a muchas pymes, ya que el 23% de las encuestadas afirma que el gasto energético supone entre el 10% y el 25% de sus ingresos.
Como ocurre con la factura eléctrica, casi la mitad de las empresas consultadas (el 46%) aseguran que el porcentaje de gasto en carburante se les ha incrementado entre un 10% y un 50% en el último año, mientras que otro 35% sitúa este encarecimiento entre el 50% y el 100%. Respecto al gas, el 43% afirma que paga entre un 10% y un 50% más por este suministro.
«Es una escalada que no sabemos hasta dónde va a llegar», advirtió López de Hita. «Muchas empresas están al borde de la desesperación y aguantan hasta el límite porque cerrar es un fracaso», lamentó. Para resolver esta situación, desde Cepyme reclaman una reducción de impuestos y concesión de ayudas directas a los sectores más afectados. El líder de la patronal urgió a la Administración a «sacar dinero de donde sea», ya que en esta coyuntura «no se pueden echar balones fuera y demorar la adopción de medidas». También abogó por «retocar» el cuadro de presión fiscal sobre las pymes, porque «la que tienen no la pueden soportar».
