Todo empezó en 1981 cuando la primera línea de producción de Tupersa se puso en marcha, en aquel momento fueron siete los trabajadores que iniciaron el proyecto. Fue casi una década después cuando El Burgo de Ebro y Tupersa se dieron el definitivo «sí quiero». Desde entonces su unión ha permanecido inalterable en el tiempo.

Muchas cosas han sucedido desde entonces. A fin y al cabo, Tupersa fue la primera empresa que se estableció en el polígono de La Noria. «Son 32.000 metros cuadrados los que ocupamos y al principio estábamos solos. Poco a poco fueron llegando las empresas», explica Jose Vicente Brinquis, dueño fundador del grupo.

Actualmente el Grupo Tupersa se ha convertido en la empresa nacional de referencia en la fabricación de soluciones de canalización, siendo uno de los fabricantes con mayor gama de producto propio para conducción de cables eléctricos, telecomunicaciones y tuberías de drenaje para el mercado riego/agrícola.  

Tupersa cuenta con más de 120 trabajadores, tres centros de producción a nivel nacional, delegaciones en todas las comunidades autónomas y cada vez más presencia internacional, ofreciendo sus productos en todo tipo de sectores (residencial, terciario, industrial, energías renovables, etc.). Al igual que la relación con El Burgo de Ebro también permanece inalterable el objetivo inicial de Tupersa, que sigue siendo el mismo que en sus orígenes: ganarse la confianza y la fidelidad del cliente con el esfuerzo, la dedicación y la constancia del trabajo diario.

Gracias a este esfuerzo, en 2021, un año convulso debido a la pandemia, Tupersa consiguió transformar más de 17.000 toneladas de material plástico, lo que supuso un crecimiento del 18% respecto al 2019. Leyendo las crisis como un momento de grandes oportunidades, el Grupo Tupersa se ha subido al carro de la innovación y ha trazado un Plan de Inversiones y Transformación Digital 2022-2026.

Inversión e innovación

La estrategia de innovación en los procesos de fabricación y en la organización industrial se plantea como fundamental para conseguir un salto cualitativo importante. Es necesario incluir nuevas tecnologías, que junto con la I+D tradicional se deberán combinar en un sentido amplio de inversión e innovación.

Dicho plan incluirá aspectos como la digitalización de los procesos de fabricación, utilización de nuevos materiales que permitan un crecimiento sostenible, nuevas herramientas informáticas, la mejora industrial de los productos y la optimización de los procesos de comercialización, entre otros proyectos.

Dentro del citado plan cabe destacar las inversiones en plantas fotovoltaicas de cubierta que generarán energía en los tres centros de producción del grupo. Dicha energía autogenerada –aproximadamente el 40% de la actual consumida– permitirá reducir la dependencia de un mercado energético que debido al actual escenario geopolítico se ha vuelto más inestable que nunca. Estos últimos años han sido varios los obstáculos a los que se ha enfrentado la empresa: un entorno muy cambiante, volátil e impredecible.

Tupersa ha conseguido crear un equipo cohesionado que reúne la experiencia y el sentido común de los profesionales más veteranos, junto con la innovación y la creatividad de los más jóvenes. Gracias a ello, esta empresa ha sido capaz de transformar la crisis en una oportunidad, aprendiendo del presente para planificar el futuro, ganando resiliencia día a día.

Todo esto ha sido posible gracias a aquella idea innovadora de ser el primero en ocupar un polígono, esa alianza inicial con El Burgo de Ebro, «un municipio que, poco a poco, gracias a su ubicación estratégica, entorno social y equipamientos se ha convertido en un lugar inigualable para residir e invertir a nivel empresarial, y como no, para cumplir otros 40 años más», indican desde la compañía.