Caja Rural de Aragón ha sido testigo directo de los cambios que trajo consigo la aprobación del Estatuto de Autonomía de Aragón en 1982. Algunos de sus profesionales han vivido muy de cerca los avances en la sociedad aragonesa durante estas cuatro décadas y han sido también parte activa de esta transformación, gracias a la presencia de sus servicios en todo el territorio.

Manuel Jiménez se incorporó a la caja hace 40 años como administrativo en la oficina principal que se había instalado en Zaragoza tres años antes, en 1979. Actualmente, trabaja en los servicios centrales de la entidad, en el Departamento de Gestión Global del Riesgo.

De aquella entidad, Jiménez recuerda que tenía todas sus oficinas en el medio rural, al que se dedicaba principalmente. «Era una caja en crecimiento con las limitaciones existentes es ese tiempo, pero con una visión de futuro muy clara», rememora el empleado.

La década de los 80 trajo a la sociedad aragonesa y a todo el país cambios muy importantes, como una mayor libertad, acceso a la información y la apertura de las puertas de la UE. Esto tuvo también su reflejo en las entidades financieras y por lo tanto en las cajas rurales. 

Según el veterano trabajador, en el caso de Caja Rural de Aragón, estos vientos de cola se tradujeron en «el crecimiento de la red de oficinas y la incorporación de los sistemas informáticos y ordenadores personales que supusieron la puesta en marcha de productos que no hubieran sido posibles en épocas anteriores». La caja se adaptó de forma «fácil» al nuevo escenario ya que «estaba centrada en la comunidad y principalmente en su medio rural». 

Cuatro décadas de evolución

En esta senda se ha mantenido hasta hoy, aunque algunas cosas han cambiado. Según Jiménez, «se ha modernizado, llegando a un estándar que nada tiene que envidiar a otras entidades, pero manteniendo su arraigo con el medio rural».

En paralelo, «la sociedad aragonesa y nuestros clientes en particular han evolucionado de forma considerable, debido principalmente a la formación e información recibida, con conocimientos financieros importante y demanda de nuevos medios digitales», añade.

La propia entidad ha contribuido a dar este impulso con la financiación de grandes proyectos empresariales y familiares, y facilitando formación, herramientas y asesoramiento en función de las demandas de sus clientes. Además, su Fundación se dedica al desarrollo del territorio, pero enfocada en temas sociales

Momento actual

Para el trabajador, estas cuatro décadas de autonomía en Aragón han conseguido «reducir las diferencias existentes entre aragoneses y asignar mayores recursos a zonas deficitarias en servicios y empleos». En paralelo, Caja Rural de Aragón ha seguido manteniendo su arraigo y presencia en el medio rural y, «en momentos de dificultad como la reciente crisis sanitaria del covid-19, ha demostrado una vez más su compromiso con los aragoneses y ha estado al lado de las personas para ayudar». 

Acercar sus servicios a todos los rincones de la comunidad e impulsar una transformación digital sostenible de la sociedad se han convertido actualmente en los principales desafíos de la entidad. Para afrontarlos, combina la experiencia de sus empleados más veteranos con los conocimientos de nuevos profesionales como Diego Sánchez, gestor digital en la oficina principal, que acaba de incorporarse al equipo.

Sánchez es consciente de la importante labor que la caja realiza en Aragón, «sobre todo en el apoyo y acompañamiento a los habitantes del medio rural, en cuanto a los servicios y en el asesoramiento para responder a sus necesidades, inquietudes, expectativas y proyectos». Una tarea que él mismo reconoce como «la esencia y seña de identidad» de la entidad.

Una gran fortaleza

El trabajador califica el momento actual de «desfavorable» en lo económico debido a la crisis sanitaria y a los conflictos geopolíticos, pero se muestra optimista por la fortaleza que la sociedad aragonesa ha demostrado en tiempos de crisis y durante estos 40 años de autogobierno.

«Ahora más que nunca como entidad, debemos seguir estando al lado de las personas que forman nuestro territorio. Nuestra comunidad tiene por suerte una gran riqueza, eso se traduce en que cada habitante se ha convertido en un luchador nato, que defiende y protege lo suyo ante las adversidades», concluye Sánchez. 

DENTRO DE OTROS 40 AÑOS... UN ARAGÓN MÁS VERDE Y DIGITAL

En estos 40 años de autogobierno en Aragón, el modelo de organización territorial ha contribuido al desarrollo local gracias a la creación de nuevas instituciones, traspaso de competencias y la colaboración entre la administración y entidades como la Caja Rural de Aragón.

Todo ello ha configurado el Aragón que conocemos hoy en día, un territorio que aprovecha sus recursos, desde el sector agroalimentario al empresarial, pasando por la oferta turística y los servicios que disfrutan sus habitantes.

¿Cómo será dentro de otros 40 años? Para Diego Sánchez, gestor digital de Caja Rural de Aragón, seguramente el futuro no tendrá mucho que ver con el presente, más si hablamos de servicios financieros. «Es probable que el grado de autonomía del usuario y la propia contratación de los clientes sea 100% digital, y que las relaciones interpersonales sucedan a través de distintos canales de comunicación y sobre todo a distancia». No obstante, aclara que «el papel de las entidades financieras seguirá siendo igual de importante para atender las necesidades y soluciones financieras de sus clientes”.

Como él opina Manuel Jiménez, empleado con 40 años de trayectoria dentro de la entidad. Jiménez se imagina a la comunidad dentro de otras cuatro décadas de autogobierno como «una sociedad más digital y verde, con un importante conocimiento financiero y un desarrollo por parte de las entidades para cumplir con las demandas de la población».