El Periódico de Aragón

El Periódico de Aragón

Adicciones digitales

Aumentan los jóvenes de Aragón adictos a las redes sociales tras la pandemia

Los psicólogos alertan de una generación con pocas habilidades sociales y comunicativas en la vida real | Las relaciones virtuales se han generalizado a través de las aplicaciones móviles desde el confinamiento

Varios jóvenes en la fuente de la plaza España de Zaragoza con sus teléfonos móviles. | ÁNGEL DE CASTRO

En el momento en el que un hábito pasa a convertirse en una necesidad imperiosa se pasa a hablar de una adicción. En ese sentido, la pandemia obligó a la población a adaptarse a una nueva forma de vida en la que las pantallas desempañaban un papel crucial. Se instauraron así nuevos hábitos que, en muchos casos, han llegado para quedarse y, en otros, han derivado en problemas graves.

Los psicólogos confirman que son muchos los jóvenes que durante el confinamiento se refugiaron en las pantallas y en las redes sociales como único lugar para relacionarse con sus iguales. Ahora, meses después y con la nueva realidad cada vez más asentada, también son muchos los que siguen anclados a una realidad que solo existe dentro de las pantallas.

«En el caso de los adultos han sido muchos los que durante la pandemia han tenido que aprender a adaptarse al teletrabajo y a las relaciones basadas en dispositivos digitales. Ahora son los jóvenes los que van a tener que aprender de cero a desenvolverse en situaciones analógicas porque, al final, son necesarias para temas cotidianos, como el trato con personas que están fuera de su entorno», explica José Mendi, psicólogo zaragozano.

«Somos nosotros como sociedad, con nuestros propios comportamientos, los que convertimos una herramienta más en algo malo»

decoration

El profesional admite que «aislarse en una burbuja» ya era una cuestión habitual en los adolescentes antes de la llegada de la pandemia. «El problema de las burbujas que se crean los jóvenes en torno a sus pantallas está en que les limita la interacción simplemente a sus iguales. Además, en cuanto a información, desaparece la opción de contratar, llegan a estar tan enganchados que lo único que aparece en las pantallas es lo único que se creen, para ellos no hay otra realidad y eso puede ser un gran problema», explica.

Mendi asegura que las redes sociales por sí mismas no suponen ningún inconveniente sino que son los propios jóvenes con su uso los que pueden provocar situaciones complicadas y potencialmente peligrosas. «Hay que tener en cuenta que hablamos de jóvenes porque son los que habitualmente le dan uso a este tipo de plataformas y los que más las consumen, pero los mismos patrones adictivos se pueden observar en adultos que no saben gestionar bien su tiempo frente a una pantalla», puntualiza el psicólogo.

Además, el profesional añade que el trabajo tiene que partir de los individuos como sociedad. «Vivimos en un mundo que está constantemente cambiando, cualquiera que te diga que lo analógico es mejor está destinado a quedarse atrás», explica Mendi que añade que el objetivo debe pasar por adaptarse a lo que las novedades pero manteniendo una correcta relación con este tipo de tecnologías.

Nueva política de actuación

Desde el Ayuntamiento de Zaragoza llevan un mes aplicando nuevas técnicas de actuación que tienen como objetivo la prevención de la adicción a redes en edades cada vez más tempranas. El Centro Municipal de Atención y Prevención de Adicciones realiza ya talleres de entre 5º de Primaria y 4º de la ESO y ya trabajan en ampliar y adaptar los talleres a niveles inferiores de Educación Primaria.

Para personas que ya se encuentran en una situación de adicción se han ampliado y actualizado las intervenciones que ya existían con un programa específico de actuación.

Según los datos registrados por el CMAPA, este tipo de adicciones, las comportamentales, suponen un 19% de los 892 casos atendidos durante el 2021, la tercera causa mas común por detrás del alcohol y el cannabis.

Nuevos tipos de relaciones

El otro gran aspecto en el que los jóvenes han tomado la deriva ritual está en las relaciones sociales y sentimentales. Aplicaciones como Tinder se han convertido en la forma más cómoda para buscar el amor en una generación que ha nacido con las últimas tecnologías a su alcance y sin ningún miedo a la sobreexposición.

Los profesionales de nuevo hacen especial hincapié en que ningún tipo de aplicación, ni si quiera aquellas enfocadas a buscar pareja son malas por sí mismas. «Somos nosotros como sociedad, con nuestros propios comportamientos, los que convertimos una herramienta más en algo malo», afirma Mendi.

El psicólogo afirma que el problema surge cuando este tipo de herramientas que deberían servir como un complemento dentro de las relaciones sentimentales se convierten en la única alternativa.

«Si estamos hablando de una persona mayor, alguien que se ha quedado sin pareja y que ya no acude a bares o lugares en los que puede acercarse y simplemente conocer gente, entonces sí que me parece una buena opción», explica el psicólogo, «pero si de quien estamos hablando es de un joven que está en edad de salir de tener sus grupos de amigos, lo mejor sería que las relaciones se forjaran a través de un ámbito real y no tan solo a través de una pantalla», añade.

La educación como la única clave

La educación y la concienciación se presenta como en una de las soluciones principales para afrontar las adicciones entre los jóvenes.

Según los profesionales, escuelas e institutos deben convertirse en un espacio de concienciación que pueda enseñar a adolescentes que los beneficios de la nuevas tecnologías pueden ir acompañados de otras cuestiones más perjudiciales para la salud mental.

«Las escuelas y los colegios deben ser el lugar donde enseñar un buen uso tanto de las redes sociales como de las pantallas en general», explica el psicólogo zaragozano José Mendi. Este tipo de problemática aparece cada vez a edades más tempranas por una sencilla cuestión, porque se ha adelantado el uso de los móviles o tablets.

Aún así, los psicólogos aseguran que se trata de un tipo de adicción que deriva de una cantidad excesiva de consumo, por lo que se trata de una patología más sencilla de tratar, basándose siempre en una reeducación de los pacientes que vaya acompañada de nuevos hábitos que apuesten por dar especial atención a los beneficios que las pantallas y las redes sociales pueden aportar a las vidas y las relaciones de los jóvenes.

«Igual que los adultos tenemos que aprender a hacer uso y a introducir en nuestro día a día los beneficios de las actividades digitales, son muchos los jóvenes que lo que necesitan es parar por un momento, alejarse de los dispositivos y empezar a afrontar relaciones de una forma completamente analógica», comenta Mendi, quien asegura que ninguna herramienta digital es mala por sí misma, sino que es el mal uso el que puede desencadenar en problemas más graves. «Somos nosotros con nuestros comportamientos los que arruinamos cosas que a priori podrían ser buenas», añade.

El experto concluye que el uso de las nuevas tecnologías no tiene por qué ser un problema o derivar en una adicción, solo hay que hacer un uso lógico. 

Compartir el artículo

stats