El Periódico de Aragón

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CONSTRUCCIÓN

Construir con paja: la moda en auge que también pasa por Aragón

La comunidad cuenta con varios edificios de este tipo, algunos utilizados como casas rurales

Casa rural Mas la Llum SERVICIO ESPECIAL

Puede sonar poco común y fiable, pero la construcción de casas con bloques o balas de paja es una práctica cada vez más extendida en España y, en el caso de Aragón, en las zonas más despobladas. Las primeras en el territorio nacional datan de hace 30 años y en la actualidad hay varios centenares. Entre las ventajas destaca el aislamiento térmico que ofrece este material. Eso sí, no son baratas.

En la comunidad, figuran hasta 9 en el listado elaborado por la Red de Construcción con Paja (RCP), una organización con socios particulares y empresas de toda España, también aragoneses, dedicadas a la construcción con este material. La provincia de Huesca cuenta con 4, una de ellas, la Casa Ecológica Choliba de Angües, operativa como casa rural.

En el pueblo abandonado de Griébal, cuyos terrenos fueron cedidos a los Scouts de Aragón en 1990, se encuentra otra casa construida entre marzo de 2015 y 2016. Las dos restantes son de particulares, una de ellas en el pueblo de Costean, en el Somontano, mientras que en la otra no figura su ubicación.

En Zaragoza, este listado hace referencia a uno de los pabellones más recordados de la Expo 2008, como era El Faro, una construcción elaborada a base de barro y paja. Fue diseñada por el arquitecto Ricardo Higueras como un símbolo del desarrollo sostenible. Teruel cuenta con otras cuatro, todas ellas de particulares. La Casa de Rubén, a base de paja, barro, cal y madera, se encuentra en Fuentes de Rubielos. En Valderrobres está la de Ismael Caballero y de las restantes no se conoce la ubicación.

Vivienda en Calamocha construida con paja ECOPAJA

Fuera de esta asociación, aparecen otras iniciativas individuales. El portal Ecopaja muestra una vivienda unifamiliar en el municipio turolense de Calamocha, que cuenta con dos plantas y un sótano. Fue diseñada por un arquitecto a petición de un particular y tiene el aspecto de una casa elaborada con un material de construcción convencional. 

También en Teruel, esta vez en el pueblo de Arens de Lledó del Matarraña, se ubica la casa rural Mas la Llum, conocida como 'La casa de la palla' (la casa de la paja). Está gestionada por Marta Fernández y Xavi Mercader, una pareja barcelonesa que vio en esos parajes la posibilidad de dar un cambio a su vida con la casa rural.

Bioconstrucción

"Pensamos que no podía ser una construcción convencional , con cemento y ladrillo, y buscamos algo sostenible, ya que íbamos a tener un impacto. Ahí empezamos con el tema de la bioconstrucción, en el 2011", cuenta Marta. Entonces "no había profesionales que se dedicaran a eso" y tuvieron que aprender de cero. Una vez construida, funcionaron como casa rural hasta 2017, cuando un incendio calcinó siete hectáreas de un bosque aledaño y parte de la casa.

Un año más tarde comenzaron la reconstrucción, con la misma filosofía y materiales: paja, madera y barro. Este verano, señala, podrían tener listas las habitaciones para volver a alojar turistas.

Vista exterior de la casa rural Mas la Llum SERVICIO ESPECIAL

Antes del parón de su actividad que supuso el incendio, la bioconstrucción era uno de los principales reclamos para los turistas. Muchos de ellos "eran arquitectos, que pasaban el fin de semana con la familia o amigos" y aprendían sobre proyectos sostenibles, un tema "que no se trataba en las facultades". La casa rural era una forma de aprender porque, aunque "hay bastantes construcciones de paja en España, la gran mayoría son privadas" y no se pueden estudiar desde dentro.

En base a su experiencia, Marta considera que las ventajas de este tipo de construcciones, sobre todo el aislamiento térmico y el ahorro energético, superan a los inconvenientes. Porque, si bien los materiales naturales "tardan mucho en secar y no se pueden aplicar con mucho calor o mucho frío", lo que ralentiza el tiempo de construcción, su gasto en calefacción es mínimo respecto a una casa convencional. Un motivo que bien podría convencer a los escépticos de un estilo de construcción en auge.

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