El Periódico de Aragón

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Ángela Villar, celiaca de Aragón: «No es una dieta que pueda elegir»

«No se puede usar la misma sartén para cocinar la comida de varias personas porque hay trazas», señala la joven, diagnosticada en octubre de 2021

Ángela Villar coge un bote de pasta de su despensa.

A Ángela Villar le diagnosticaron celiaquía en octubre del año pasado. A sus 23 años, a esta alcañizana le ha cambiado la vida, pero sobre todo la alimentación, en concreto «las cosas que puedo comer», lo que ha provocado que la cesta de la compra se haya incrementado. Esto fue lo primero que le preocupó porque «no es una dieta que yo quiera hacer si no que si no la hago me pongo enferma». Ella pensaba que le sentaba mal la lactosa pero la dejó y seguía teniendo dolores así que tras una prueba llegó la noticia, era celiaca.

La joven guarda tíquets de compra y compara los precios de productos que consumía hace solo unos meses y ahora. La diferencia del pan de molde, de marca blanca son más de dos euros; el pan, lo compra en el supermercado: «son barras ya hechas que solo hay que tostar y dos cuestan 1,77 euros»; el pan hogaza, 2,60. Asegura que ha reducido el consumo de bollería porque «la textura es distinta y no me gusta tanto», señala; aunque de vez en cuando se da un capricho. Dos palmeras le cuestan 3,55 euros y un paquete de galletas María, 1,60, cuenta.

«Se nota más el gasto» pero como vive en pareja se reparte pero «no puedo hacer otra cosa», señala esta graduada en Trabajo Social por la Universidad de Zaragoza, que actualmente estudia un Máster a distancia y reside en la capital aragonesa. Reconoce, sin embargo, que cada vez encuentra más productos en los supermercados y muchos de ellos tienen marca blanca, que es «más cara también», pero menos que las más conocidas.

A la hora de cocinar también encuentra dificultades, ya que hay alimentos que tienen trazas y, por ejemplo, «la carne no se puede hacer en la misma sartén». Además, cada uno utiliza una rejilla de la tostadora para evitar la «contaminación cruzada», porque muchos productos tienen trazas.

También tiene problemas a la hora de salir a cenar por ese mismo motivo porque aunque hay muchos restaurantes que ofrecen alimentos sin gluten, hay que cocinar sin mezclarlos, así que hay que «planificar mucho más y si no ofrecen un menú», está obligada a llamar y saber si puede compartir mesa con sus amigos. 

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