Ayer, 20 de mayo, fue la fecha elegida por la Junta de Gobierno del Colegio Oficial de Ingenieros Agrónomos de Aragón, Navarra y País Vasco para celebrar los actos centrales de San Isidro, patrón de los ingenieros agrónomos, retomando así la normalidad.

Después de dos años sin actos presenciales, este año se realizó el evento en el restaurante Aura de Zaragoza y con la presencia de Joaquín Olona, consejero de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente del Gobierno de Aragón. Además, también estaba previsto que cada delegación organizase una programación especial para celebrar San Isidro. El acto central de la jornada fue la entrega de galardones de los años 2020 a 2022, un reconocimiento de los compañeros para premiar los méritos y servicios destacados a favor de la agricultura, alimentación y el desarrollo rural en el ejercicio de la profesión.

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Gala y entrega de premios anual del Colegio Oficial de Ingenieros Agrónomos de Aragón, Navarra y País Vasco Fabián Simón

Como viene siendo habitual, se designaron los galardones del colegio a entregar en ese evento. El Antonio Esteban 2022, en esta ocasión recayó en el colegiado Joaquín Puig Arrastia de Navarra, actual subdirector de INTIA y responsable de regadíos en esa empresa pública. El detalle que se entregó con el galardón fue una escultura de alabastro, alusiva al agua, en representación de la dedicación profesional de uno de los fundadores del colegio que da nombre a la distinción, creada por el escultor oscense, Pedro Anía.

Por otro lado, también se designaron los premios Manuel Álvarez Peña y Tomás Rubio de Villanueva, edición 2022, otorgados a los mejores expedientes académicos de la Escuela de Huesca y de Navarra, respectivamente.

El Premio Manuel Álvarez Peña 2022, al mejor expediente académico recayó en la ingeniera agrónoma, Alba Vigo Morancho, y la designada como premio Tomás Rubio Villanueva 2022 es Sara León Ecay, dotados ambos con 1.000 € y un diploma acreditativo. En esta última ha recaído también el premio Francisco de los Ríos 2022, al mejor Trabajo Fin de Máster.

Miguel Broto se hizo con el premio de fotografía por su obra 'Agricultura y energía'. Fabian Simon

Premio de fotografía

En esta VI Edición del Concurso de Fotografía, organizado por el Colegio y en el que podían participar los colegiados y todos aquellos fotógrafos aficionados residentes en nuestra demarcación, se recibieron 49 fotografías.

Tenían cabida todas aquellas imágenes que hagan referencia a la agricultura y/o alimentación o al desarrollo rural en cualquiera de sus expresiones.

En la modalidad Colegiados, en la que podían participar todos los colegiados del Colegio Oficial de Ingenieros Agrónomos de Aragón, Navarra y País Vasco, se recibieron 21 fotografías enviadas por 7 colegiados. De estas, resultó ganadora la obra Agricultura y energía, de Miguel Broto Joven.

Asimismo, 28 fueron las obras enviadas para participar en la modalidad Aficionados. El ganador, de los once que participaron en esta categoría, fue Daniel Andión Espinal, con su obra Conectando con el altísimo.

A ambos ganadores se les hará entrega de los premios, dotados de 200 euros y un distinguido diploma.

El decano del ColegioOficial de Ingenieros Agrónomos de Aragón, Navarra y País Vasco, Ángel Jímenez, dirigió unas palabras a los presentes. Fabian Simon

Ángel Jiménez: "El Colegio sirve de puente entre los alumnos y el mundo profesional"

El Colegio de Ingenieros Agrónomos de Aragón, Navarra y País Vasco desarrolla una importantísima actividad dentro del sector agroalimentario y de la formación y tecnificación de ingenieros agrónomos. Su decano, Ángel Jiménez, desglosa su actividad en dos vertientes bien diferenciadas: “Por un lado, nos encargamos de dar servicio a los colegiados, y por otro de dar servicio a la sociedad, a todos los consumidores como colegio oficial. En el colegio tratamos de equilibrar esas dos facetas, que son muy importantes, por lo que en el servicio a colegiados, tratamos de dar apoyo técnico a nuestros colegiados”. Para ello, cuentan con “una secretaría técnica bien dotada, que les facilita el trabajo y el acceso a la información, y también un servicio de formación continuada”, puesto que mantienen una relación de colaboración muy estrecha con las dos escuelas que ofertan ingeniería agronómica dentro del territorio, la Escuela Politécnica de Huesca y la Universidad Pública de Navarra. A estos alumnos les ofrecen la posibilidad de complementar su formación, tratando de “servir de puente entre los alumnos y el mundo profesional, de manera que cuando salgan de la universidad o del máster de ingeniero agrónomo, les ofrecemos nuestro colegio para que sin ningún tipo de coste se inscriban con una figura que tenemos dentro de nuestro reglamento, que es la figura de estudiante registrado”, asegura. De esta manera los alumnos pasan a pertenecer políticamente al colegio, aunque no es colegiado y por tanto no puede ejercer por derechos dentro, pero sí, según afirma Jiménez “tiene todos nuestros servicios a su disposición, servicios de asesoría técnica, de asesoría jurídica, en definitiva todo lo que les ofrecemos a nuestros colegiados, además del tema de la empleabilidad”, encargándose de arroparles para que no pase mucho tiempo desde que terminan la carrera y encuentran su primer trabajo.

Las nuevas generaciones

El tema de las nuevas generaciones de ingenieros agrónomos es uno de los factores en los que más trabajan desde el colegio, colaborando mucho con las escuelas para tratar de impulsar este sector. Ángel Jiménez apunta hacia “un repunte de entrada de gente, debido a que desde las escuelas están viendo que el sector agrario y la carrera de ingeniería agrónoma es una carrera que es atractiva, los estereotipos del sector agrario poco a poco están siendo desplazados por ese trabajo técnico. Además esa tecnificación está consiguiendo una cosa muy importante para Jiménez, que es “es la incorporación de la mujer en el sector agrario, donde hay un desequilibrio importante y donde la digitalización y la agricultura 4.0 está permitiendo que tengan acceso a muchos más trabajos”.

Asimismo, el trabajo que se realiza desde el Colegio de Ingenieros Agrónomos es incalculable, con infinitud de proyectos de cooperación en marcha, algunos de ellos englobados dentro de los Programas de Desarrollo Rural, “financiados en un 80% por el programa y en un 20% financiado por los socios que los emprendemos y coordinamos. Entre estos proyectos encontramos, por ejemplo, el RICA (Red de Intercambio de Conocimiento Agroalimentario), participan como socios en el partenariado del agua del Ebro, en el proyecto destinado a trasmitir y a formar a los regantes en el tema de la reducción de la contaminación difusa producida por nitratos, al que llaman Proyecto Nitratos, y han participado en proyectos como la recuperación de la rivera tradicional del Manubles, en el proyecto Transformación y recuperación integrada del Manubles.

También coordinan el Grupo de Cooperación de la Alianza Agroalimentaria Aragonesa, donde tratan “de trasmitir a la sociedad, junto con las organizaciones agrarias y el resto de los colegios de ingenieros técnicos agrícolas, de veterinarios, cooperativas agroalimentarias de Aragón, ect, , todo lo que se está haciendo en el medio rural, la importancia del sector agrario y que se conozca y valore todo lo que se está trabajando en Aragón”, incide.

Los retos del sector

En cuanto a los retos a los que se enfrenta el sector, Jiménez apunta más allá de los retos clásicos, como es el de “producir alimentos para dar de comer a la gente, a una población cada vez más creciente”. A este se le une el reto de “la vertebración territorial, donde esa vertebración debe abordarse desde el fomento de las micropymes que componen el sector agroalimentario aragonés, que tienen que ser capaces de tener una producción económicamente rentable, socialmente al nivel del siglo XXI y todos eso en una actividad en contacto estrecho con la naturaleza”, asegura el decano. También es necesario abordar el reto ambiental, un reto “que siempre ha existido pero que cada vez tiene más importancia”, y el reto tecnológico, un reto que, según explica Jiménez, “nos proporciona también grandes oportunidades”.

Todos estos retos, para Jiménez, se apoyan en la necesidad de profesionalizar el sector, "desde el operario que está recogiendo la fruta o podando los arboles hasta los ingenieros que estamos diseñando unas infraestructuras y controlando el desarrollo de la explotación", puesto que lo contrario “puede llevarse por delante al conjunto de las explotaciones familiares de Aragón, porque implica unas necesidades de conocimiento y unas inversiones que si no las gestionamos bien pueden redundar en una disminución de la viabilidad económica de las explotaciones, y eso hay que tratar de que no sea una ventaja competitiva para las grandes explotaciones dentro del sector agroalimentario”, concluye Jiménez.

Jesús Jamar, delegado del colegio en Navarra, hizo entrega de uno de los premios. Fabian Simon

Jesús Jamar: "Con la guerra de Ucrania estamos viendo cosas que no habíamos visto nunca en el sector"

Como ya se ha mencionado, este Colegio Oficial de Ingenieros Agrónomos centra su actividad en Aragón, Navarra y País Vasco. Su sede central se encuentra en Zaragoza, pero cuenta con diferentes representantes en los distintos puntos de estos territorios, a través de los cuales gestionar las actuaciones de cada provincia. Para Jesús Jamar, delegado en Navarra, su labor como delegado se centra en “hacer esa intermediación entre el Colegio y los colegiados de nuestras provincias, así como también realizar otros trabajos que sean pertinentes, como pueden ser labores colaborativas con, por ejemplo en nuestro caso, la Universidad Pública de Navarra, acudir a reuniones sectoriales o reuniones con departamentos como puede ser el departamento de medioambiente, a las que vamos en representación del Colegio”.

Esta entidad sin ánimo de lucro cuenta con una gran relevancia dentro del sector agroalimentario, y es que a través del ejercicio de su actividad sustentada, según Jamar, en “unos códigos deontológicos de gran envergadura”, reportan un gran beneficio para la sociedad, mediante acciones como puede ser “la intervención activa del Colegio de Ingenieros Agrónomos en el desarrollo de leyes ambientales de ordenación territorial”. Asimismo, según afirma Jamar, el Colegio debe estar atento a “las demandas que existan por parte de la sociedad sobre nuestro sector, para que sean satisfechas, puesto que nosotros estamos para dar soluciones a esos problemas que van surgiendo continuamente con la evolución de la sociedad”.

Los desafíos a los que se enfrentan

Así pues, Jesús Jamar apunta hacia varios retos que deben ser abordados desde la ingeniería agrónoma. “Uno sin el que no se puede avanzar es el tema medioambiental, y es que dentro de los distintos sistemas de producción, tenemos que aportar el máximo nivel ambiental posible, fomentar una producción ecológica que respeten los sistemas tanto en producción intensiva como en producción extensiva”. Para ello, los ingenieros agrónomos deben “acompañar a los productores manteniendo el tema ambiental, tanto en tema de contaminación como en tema de eficiencias energéticas, etc.”, incide.

Otro reto con el que nos encontramos, para Jamar, es “garantizar unos niveles de producción adecuados para el consumo, el cual está incrementando continuamente, por lo que hay que buscar nuevas variedades, hay que trabajar en reducir costes para los agricultores y ganaderos”. Unido a esto aparece el desafío de “la agricultura de precisión, trabajando con sistemas cada vez más informatizados en los que entra en juego el tema de la digitalización, que es uno de los principales retos para la ingeniería agronómica y para la agricultura en general”, afirma Jamar, quien considera esto último un reto bastante complicado, porque “tenemos que trasladar a los agricultores y a los ganaderos esa digitalización a la que muchos no están acostumbrados y es difícil de trasmitir”.

En un contexto de incertidumbre

El contexto social actual es uno de los factores que en mayor medida está afectando a muchos sectores, entre los que se incluye la agronomía. Tal y como asegura Jesús Jamar, los ultimo acontecimientos vividos, como pueden ser la pandemia o la guerra entre Ucrania y Rusia “ha repercutido de manera considerable a muchos sectores, y el nuestro no está exento de lo que está pasando”. Uno de los factores que se vieron afectados en el caso de la pandemia fue el coste de las materias primas, que “está incrementando mucho”, pero no se está trasladando “directamente al productor, puesto que son muchos los eslabones que intervienen en esta cadena”, explica. Asegura que, en el caso de la agricultura y ganadería, “nos hemos encontrado con que el sector en los momentos de pandemia ha seguido produciendo igual, puesto que fue un sector considerado esencial y así ha sido, se siguió trabajando en todo momento y se mantuvieron producciones”.

No ha sido igual en el contexto de la guerra de Ucrania que, para Jamar, “nos ha colocado en un mapa totalmente distinto porque nos estamos encontrando que los insumos han subido muchísimo de precio, el productor está pagando grandes cantidades y no está viendo reflejados esos incrementos en sus ganancias”. Igualmente, el delegado navarro no se atreve a decir cuál es el futuro de la industria, puesto que nos encontramos “en un contexto de incertidumbre, una situación bastante complicada en la que nadie puede decir con certeza qué es lo que va a pasar porque estamos viendo cosas que no habíamos visto nunca en el sector”.

Alba Vigo Morancho recibió el Premio Manuel Álvarez Peña 2022, al mejor expediente académico. Fabian Simon

Alba Vigo Morancho: “Es primordial dar a conocer a toda la población la labor que se realiza desde la ingeniería agrónoma"

Alba Vigo Morancho ha sido la persona galardonada con el premio Manuel Álvarez Peña 2022, que recae sobre el mejor expediente académico de la Universidad Politécnica Superior de Huesca. Este premio supone para la joven agrónoma “un aliciente y una recompensa a las cosas bien hechas” durante todos los años que se ha dedicado a estudiar.

Esta joven proviene de una familia tradicionalmente agricultora, por lo que su “vinculación al campo ha sido fundamental” a la hora de elegir estudiar una carrera “cada año más técnica”, hecho que, apunta, la motivó a estudiar posteriormente el máster en Ingeniería Agronómica. También fue determinante que su hermano estudiase esa misma carrera a la hora de escoger esta profesión.

Alba Vigo ha participado en diferentes debates, como la jornada que fue organizada por el Colegio de Ingenieros Agrónomos con motivo del Día Internacional de la Mujer en la Ciencia. Sobre el papel de la mujer dentro de la agronomía, resalta que “cada vez son más las chicas que se deciden por este tipo de carreras, por lo que cobran una mayor relevancia”. En su caso, en su promoción había únicamente ocho chicas, aunque apunta que en las nuevas promociones se está viendo más equidad, con “prácticamente la mitad de las estudiantes son mujeres”.

En cuanto al futuro de la agronomía, Vigo cataloga como “primordial dar a conocer a toda la población la labor que se realiza desde la ingeniería agrónoma”, así como “aplicar la innovación y las nuevas tecnologías al campo”, ya que sin estos factores “no se podría llegar a nada”, en un contexto en el que “se necesita producir más con los mismos recursos, lo que hace necesario optimizar esos mismos recursos”, afirma.

Sara León Ecay, ganadora de los premios Francisco de los Ríos 2022 y Tomás Rubio Villanueva 2022. Servicio Especial

Sara León Ecay: “Nos enfrentamos al gran reto de alimentar a toda la población mundial de una forma sostenible”

Sara León Ecay fue galardonada, por un lado, con el premio Francisco de los Ríos 2022 al mejor Trabajo Fin de Máster, con su trabajo sobre las Imágenes hiperespectrales y el análisis multivariante para la clasificación de muestras de ternera bajo la IGP Ternera de Navarra según su textura; y el premio Tomás Rubio Villanueva 2022, al mejor expediente de la Universidad Pública de Navarra. Este doble reconocimiento supone todo un honor para la premiada, un “reconocimiento a todo el esfuerzo realizado tanto durante los años de carrera como de máster, que han conllevado un sacrificio que con esto viene reconocido”.

Desde que se encontraba en bachillerato, León tenía claro que quería estudiar una ingeniería, aunque no sabía por cual decantarse. “Me gustaba el entorno rural por todo lo que conlleva. Mi familia es de Óloriz, un pueblo de Navarra, y tal vez el pasar mucho tiempo en el pueblo ha creado en mí un nexo de conexión con el medio rural que me hizo escoger la Ingeniería Agronómica y del Medio Rural”, indica.

En concreto, esta joven agrónoma ha decidido especializarse en el sector ganadero, trabajando en la actualidad en el área de producción animal de la Universidad Pública de Navarra. La búsqueda de empleo no fue especialmente complicada para ella, puesto que no pasaron ni 15 días desde que terminó el máster en Ingeniería Agronómica “que ya estaba firmando el contrato”.

Para Sara León, el principal reto al que se enfrenta la agricultura viene de la mano de la digitalización, “pasar del campo a la agricultura 4.0” y todo lo que ello implica, además del crecimiento de población que se está experimentando. “En la actualidad nos enfrentamos al gran reto de alimentar a toda la población mundial de una forma sostenible”, afirma.

El Premio Antonio Esteban 2022 recayó en el colegiado Joaquín Puig Arrastia de Navarra, actual subdirector de INTIA. Fabian Simon

Joaquín Puig Arrastia: “Es muy importante el tratar de optimizar el sistema productivo agrario a través de la gestión hidráulica"

Joaquín Puig Arrastia ha sido el destinatario del galardón Antonio Esteban 2022, un reconocimiento a su trayectoria profesional, principalmente a su colaboración con el Colegio en diversas ocasiones, como puede ser en el Foro Nacional de Desarrollo Rural o en la Comisión del Colegio de Navarra. Este premio ha sido para Puig “un honor, una satisfacción al ser el reconocimiento de una labor de muchos años tratando de que el Canal de Navarra sea una realidad”. Es allí donde desarrolla gran parte de su actividad profesional, gestionando los recursos hídricos del territorio, además de ser el subdirector de la empresa pública Intia y el responsable del área de regadíos.

Su vinculación con la agronomía la considera “absolutamente vocacional”. Puig afirma que para él “es algo muy importante el tratar de optimizar el sistema productivo agrario a través de la gestión hidráulica, mas aun teniendo en cuenta las consecuencias del cambio climático, algo que antes parecía utópico pero que ahora vemos como una realidad”.

Por ello, Puig cataloga como uno de los principales retos “optimizar el recurso del agua y hacer una buena planificación de él”, algo que se ha visto a raíz del covid, donde se ha consolidado como imprescindible “hacer una correcta gestión de la gobernanza del agua, circular y completa”. Asimismo, la guerra de Ucrania ha puesto de manifiesto la necesidad de “propiciar la autosuficiencia alimentaria”, puesto que la dependencia con otros países ha complicado mucho la situación de la agricultura, así como “propiciar la cohesión territorial”, lo que traería consigo un asentamiento de la población del territorio agrario, lo cual es “muy importante para tener un territorio equilibrado”, incide.