El Gobierno de España ha aprobado esta semana el anteproyecto de la ley del aborto, que reforma la legislación vigente para blindar este derecho en la sanidad pública. Esta ley acaba con el consentimiento paterno para que las chicas de 16 y 17 años puedan interrumpir su embarazo de forma voluntaria, un requisito que incorporó en 2015 el PP en su modificación de la norma vigente de 2010.

En el año 2020, se produjeron un total de 1.928 interrupciones voluntarias del embarazo (IVEs) en Aragón, un 6% menos que el año anterior. En el caso de España, disminuyeron un 11% con respecto al año anterior. El número de abortos voluntarios por cada 1.000 mujeres entre 15 y 44 años en el año 2020 fue de 8,5 para Aragón y 10,3 para el agregado nacional. Por provincias, Zaragoza contabilizó hace dos años 1.523, por los 294 de Huesca y los 111 de Teruel. En cuanto a edades, 5 tenían menos de 15 años, entre 15 y 19, 161; entre 20 y 24, 385. Las franjas más numerosas son las de entre 25 y 29 años, con 411 interrupciones; y de 30 a 34, con 412. Hubo 369 interrupciones voluntarias entre las mujeres de 35 a 39, 168 entre 40 y 44; y 17 en mayores de 44.

En cuanto a los motivos, 1.645 fueron por la petición de la mujer, 177, por riesgo de la salud o vida de la embarazada; 105 por riesgos graves de anomalía en el feto; y 1 por anomalías fetales incompatibles con la vida o enfermedad grave. Por semanas de gestación, 1.109 se realizaron antes de la semana 8; 687, de 9 a 14; 131, entre 15 y 22; y 1 de más de 23 semanas.

Pero la ley también daba el visto bueno a incapacidades temporales por reglas dolorosas pagadas desde el primer día por la Seguridad Social. Esta ha sido una de las medidas que más debate ha abierto en los últimos días sobre la ley

Cuatro aragonesas cuentan sus reglas dolorosas:

Helena (40 años): «Solo tengo 2 semanas buenas, las de después del periodo»

A Helena las reglas «megadolorosas» le comenzaron con 13 años. Fue una época «espantosa» que se ha mantenido hasta ahora. En su caso, no se trata de un ovario poliquístico, «pero casi», cuenta, añadiendo que estar de pie se convertía y, aún hoy, en un sufrimiento. A raíz de esas «reglas tan dolorosas» tuvo un quiste funcional, por lo que perdió una trompa y el ovario. Desde entonces «es todavía peor», ya que a los dolores por el propio periodo se han sumado los de la ovulación, asegura.

Es por eso que esta enfermera de 40 años explica que «no se trata solo de la regla» porque «solo hay dos semanas buenas, las dos posteriores al periodo», ya que la ovulación también duele. Existe distensión, siente «un peso muy fuerte en las piernas y los abductores» y «como si hubiera siempre un hilo colgando», así que no queda otro remedio que utilizar la copa menstrual o la compresa, «por miedo a que al ser tan abundante...», deja en el aire.

«Con el primer embarazo los dolores bajaron, pero poco tiempo»

Para paliar esos dolores tiene que tomar antiinflamatorios, ponerse calor en la zona del vientre y «lo típico, estar en el sofá todo lo que puedo», aunque casi nunca lo logra, ya que está el trabajo, los niños y la vida diaria, señala. 

Cuenta que cuando se quedó embarazada le dijeron que «mejorarían los dolores» y con el primer embarazo así fue, aunque «duró muy poco y enseguida volvieron otra vez». Con el segundo ni siquiera descendieron.

En cuanto a la idea de poder cogerse la baja por dolores menstruales, en muchos casos incapacitantes, considera que es «un adelanto, que ella en ocasiones hubiera podido coger»; ya que en su caso, cada vez que le viene el periodo es «una enfermedad, existe malestar general». Es joven y todavía le queda tiempo de menstruación, aunque señala que ya le adelantaron que tendría joven la premenopausia porque «mi ovario hace el trabajo de dos y eso al final se nota», pero espera que le quede «buena calidad ósea».

Eva (42 años): «Tomar anticonceptivos es lo que me ha salvado la vida»

Eva no tiene ahora dolores menstruales porque desde casi los 14 años no ha dejado de tomar anticonceptivos. «A mí me han salvado la vida», asegura desde Tamarite de Litera. Tiene tres tipos de esterilidad: trompas taponadas, premenopausia y endometriosis «diagnosticada desde los 36», cuando se propuso ser mamá.

Cuenta que desde los 14 a los 16 años se pasaba una media de entre 5 y 7 días al mes «durmiendo en la taza del váter tapada con una manta» de los dolores que tenía: «Era como si me atravesaran con una lanza», recuerda, un dolor «brutal que no se pasaba con nada». A eso se unían los vómitos y las migrañas. «Era horroroso», recuerda. «Solo alguien que lo ha pasado puede saber lo que es». Recuerda que su madre le decía: «tranquila cuando tengas un niño se te pasará, pero eso me hacía llorar todavía más», rememora.

«A trabajar hay que ir con dignidad, no arrastrándose»

Desde que comenzó con los anticonceptivos, la regla es «mucho menos dolorosa y mucho más corta. Para ser mamá tuvo que quitarse el diu, pero no se cumplió el pronóstico de su madre y tras tener a su hijo hace algo más de un año y medio (con un tratamiento de fertilidad) volvieron los dolores y «quizá más abundantes». Así que retomó la anticoncepción, «con lo que eso supone a nivel hormonal y a nivel de peso», señala; y todavía los toma para controlar los dolores.

Por eso, Eva está a favor de que una mujer pueda cogerse la baja. Ahora está jubilada, pero en su momento, «alguna me hubiera cogido porque no podía ni con mi vida y creo que a trabajar hay que ir con dignidad, no arrastrándote». En alguna ocasión no fue a trabajar pero «decía que tenía migrañas» y no la regla porque «da vergüenza» y «también al jefe». Por eso, asegura que «si queremos avanzar y ser un país un poco normal, si alguien está muy mal no debe ir a trabajar, sea por la menstruación o porque le ha caído un ladrillo en el pie». Por eso, a quien está en contra de la medida les desea «un día con una de mis reglas cuando tenía 14 años». 

Ana (48 años): «Igual en las entrevistas preguntan si eres premenopáusica»

No es todos los meses, pero de cada tres, Ana tiene una regla dolorosa. Y a eso se añade que antes de que venga «duele un montón». Tiene «molestias en la zona de los ovarios y unos pinchazos tremendos» y procura, durante esos días, «hacer lo justo, llevar a la niña al colegio, preparar la comida y poco más», cuenta.

A esta zaragozana de 48 años le vino el periodo pronto, a los 11 años, y no todas son dolorosas pero cuando lo son «se pasa mal». Ahora es ama de casa y cuida de su madre, pero cuando trabajaba «iba medio doblada y no puedes hacer lo mismo que todos los días». Era reponedora, explica, y le afectaba al trabajo», por eso, señala que ella ha ido a trabajar «con fiebre» y también con reglas «dolorosas y muy abundantes».

«Siempre me he medicado, pero no te deja hacer las cosas»

En la actualidad, los días que le tiene que venir la regla, como cuida a su madre, «la aseo, le preparo el desayuno, le doy la medicación que no puede tomarse, llevo a la niña al colegio» y ya por la tarde, «me la paso en la cama», explica.

Para los dolores siempre le han dado medicación. De hecho, tenía miomas en el útero y los ginecólogos solo le daban «medicación mal alta». Cuando tuvo a su hija, los dolores no se redujeron nada y siempre ha tomado medicación, pero «no se pasa y no te deja hacer las cosas», asegura la aragonesa.

Ana señala que «cada cuerpo es un mundo» y reconoce que incluso habrá mujeres con más dolores que ella, pero «yo, cada tres o cuatro reglas, o sea, varios meses al año, paso una semana maja, cruzada», reconoce.

A la zaragozana no le parece mala idea las bajas pero tiene alguna duda qué van a hacer los empresarios a la hora de las contrataciones, ya que «antes, en las entrevistas, me preguntaban si iba a tener más hijos; pero igual ahora te preguntan si eres premenopáusica o si tienes las reglas dolorosas», señala. Así, que quizá puede repercutir en que a la hora de contratar no se elija a la mujer para evitar que falte unos días todos los meses.

Lurdes (34 años): «Lo importante es saber por qué duele tanto la regla»

Lurdes no concibe una regla «sin tomar ibuprofeno» ni calor en la tripa los primeros días de la regla. A ella los dolores, «muy fuertes», le comenzaron con 18 o 19 años y ahora que ha parido sabe que son «como pequeñas contracciones, tanto en los ovarios como en las lumbares» y también vómitos y, sobre todo, «falta de energía» y de concentración. «Hay veces que no te puedes ni mover, así que debo tomar varios días ibuprofenos, aunque no dejo de ir a trabajar», cuenta.

Sin embargo, esta zaragozana tiene claro que lo importante es «ver qué hay detrás. Por qué duele tanto la regla», sobre todo ahora que se está diciendo que «la regla no tiene que doler. Que nos lo aclaren». Entonces, se pregunta, «¿por qué llevamos tantas mujeres durante tanto tiempo con dolores». Por eso reivindica que el primer problema es «ver qué hay detrás». En su caso, tras no verlo durante años, le dijeron que tenía algunos pólipos y que podía tener una disfunción y, sobre todo, «una gran falta de hierro», pero eso «10 años después de comenzar con los dolores». Además, insiste en que en Aragón, salvo las citologías, no se hacen revisiones ginecológicas que sí se llevan a cabo en otras comunidades.

«Tomo varios ibuprofenos, pero no dejo de ir a trabajar. Estoy en desacuerdo en que la baja la pague el Estado porque es una discriminación"

Pese a sufrir esos dolores, aunque a ella no le impiden ir a trabajar, Lurdes también tiene claro que la situación es diferente en empleos en los que «estás cara al público» o cuando «trabajaba de camarera, entonces a veces sí que tenía que cogerme algún día libre», Está a favor de las bajas pero «no con que las pague el Estado» porque no cree que sea buena esa «diferenciación positiva». 

La baja, cree, debería ser igual que si es una gastroenteritis o una regla. En este sentido, considera que no beneficiará a las mujeres, y sobre todo, si coges la baja durante el periodo de prueba «será perjudicial para nosotras», explica. Además, quiere hacer hincapié en que si existe un permiso específico, habrá que decir por qué no vas a trabajar y a la larga «no será beneficioso» para las mujeres.