El 20 de enero de 2003 se publicó en el Boletín Oficial de Aragón la orden que regula el programa de Atención Temprana en la comunidad. Desde entonces se han atendido a un total de 13.000 niños y sus familias. En este 2022, alrededor de 2.400 menores de entre 0 y 6 años están siendo vigilados en el programa de Atención Temprana, que tiene como objetivo prevenir y compensar las deficiencias permanentes o transitorias de los pequeños.
Esto supone que en Aragón se trata al 3% de los niños (hay unos 67.000) siendo que una de las reivindicaciones a nivel nacional que se debe llegar al «10%, al menos, que son los que en algún momento del desarrollo tienen un nivel de riesgo», asegura José Luis Peña Segura, neuropediatra, jefe de sección de Pediatría en el hospital Miguel Servet de Zaragoza, presidente de Asarat (Asociación aragonesa de Profesionales de Atención Temprana) y presidente de la Federación Española de Asociaciones de Profesionales de Atención Temprana. Se están atendiendo «a los que tienen mayores dificultades», reconoce, pero «queda por cubrir un porcentaje amplio de la población infantil», niños que presentan algún problema en su desarrollo y que deberían ser atendidos «cuanto antes».
Los perfiles de los pequeños atendidos son «muy variados»
El único rasgo en común de los niños atendidos en el programa de Atención Temprana es que tienen de 0 a 6 años, ese y que presentan algún problema en su desarrollo. El presidente de Asarat asegura que algunos deberían incorporarse desde el alta hospitalaria, como los prematuros; también los de problemas prenatales. El programa también atiende a pequeños con signos de alarma de autismo, falta de capacidad intelectual, trastorno del lenguaje, de alimentación, con patologías graves cardiacas o respiratorios; pero también a niños con riesgo porque su familia no se ve capacitada para la crianza, población en exclusión social, etc. Son muchas las peticiones de familias que han pasado por Atención Temprana que reclaman que se amplíe la edad, pero esa atención de 0 a 6 años «lo acota el desarrollo infantil, ya que es la edad donde pasan más cosas». Un bebé cuando nace solo mama y poco más, con el tiempo va adquiriendo el control de la cabeza, aprende a sentarse, a ponerse de pie o a interactuar. «Y todo eso pasa en los primeros años», dice el presidente de Asarat, quien defiende «la continuidad» de la atención y la valoración también en los centros educativos «donde los niños pasan mucho tiempo».
Y ahí es donde comienzan las demandas. La primera, evitar «las largas listas de espera» porque «el tiempo que pasa en Atención Temprana no se recupera», señala Peña. También sería importante la incorporación ante cualquier factor de riesgo, ya que tras la pandemia, se está viendo que «han aumentado los niños que presentan signos de autismo y que interviniendo en su momento pueden evolucionar muy bien o razonablemente bien», señala.
Asegura el presidente de Asarat que se están objetivando «casos de malos tratos y malos cuidados en algunos niños y eso no es más que la punta del iceberg porque «cuantos menos niños hay en nuestra sociedad, más profesionales dispuestos a cuidarlos, educarlos y demás, nos encontramos con que no los estamos atendiendo adecuadamente», reconoce.
En algunos casos, los rasgos de autismo derivados de la pandemia son transitorios. Aquí también se ha visto un «mayor apego a las pantallas» y el teletrabajo «tampoco ha favorecido», ya que los padres están trabajando y no han podido dedicar todo el tiempo que necesitaban y no han interactuado tampoco entre ellos. «Han sufrido miedos y ansiedades, como todos», y ahora surge esta alarma tanto de autismo como de «niños que sufren de malos cuidados y que sufren maltrato» y a los que se debería atender «cuanto antes».
De ahí, otra reclamación es que se reduzcan los trámites burocráticos, que son excesivos. 300 profesionales se dedican a la Atención Temprana pero existe un cuello de botella ya que solo hay «tres puertas de entrada», una en Zaragoza, otra en Huesca y otra en Teruel y eso favorece el «cuello de botella» siendo que ya vienen valorados previamente por el pediatra. Después la atención se realiza en los Centros de Desarrollo Infantil y Atención Temprana (Cdiat), y en siete denominadas antenas en las zonas rurales.
El diagnóstico no cambiaría pero quizá sí el pronóstico con una atención más temprana porque «cuando hay listas de espera las familias» que pueden buscan otros recursos y no todos funcionan adecuadamente. Esa «disminución de listas», asegura, podría llevarse a cabo «evitando las reevaluaciones» puesto que antes de llegar al programa ya han sido valorados por el pediatra o en el colegio.
También consideran que el programa «debe adecuarse a los nuevos tiempos» y no ser solo «sesiones de logopedia, fisioterapia o psicomotricidad» sino ampliarse en coordinación con el colegio al que asiste, el centro de salud, el especialista del hospital que le atiende, etc.
Otra de las peticiones, señala, tiene que ver con asegurar la estabilidad laboral de los profesionales, ya que el programa «depende de las entradas y salidas de niños» de él. El 16 de junio seguirán reclamando en Huesca pero también mostrando que el nivel de satisfacción de las familias atendidas en el programa es «muy positivo».
El 16 de junio se celebra el Día de la Atención Primaria: En Huesca se plantará un árbol
Familias y profesionales celebrarán un año más el Día de la Atención Temprana, que se celebra el 16 de junio, porque fue ese día, pero del año 2000 cuando se presentó en Madrid el Libro Blanco de la Atención Temprana. Tras varios años en Zaragoza, la asociación aragonesa lo celebrará este año en Huesca, con un encuentro tras el Palacio de Congresos (de 18.00 a 20.30 horas). Niños, familias y profesionales plantarán el árbol de la Atención Temprana, una metáfora de un conjunto que «crece y tiene que echar raíces para dar sombra a más familias». Además se leerán los manifiestos nacional y autonómico y habrá talleres actuaciones para los más pequeños, que correrán a cargo de los Titiriteros de Binéfar y, los cuentacuentos, por la Asociación Down de Huesca.
