La colaboración público-privada ayudará a combatir el cambio climático. Ambar, el Ayuntamiento de Aínsa, la Fundación para la Conservación del Quebrantahuesosy la empresa ReTree han unido esfuerzos para llevar a cabo la reforestación de La Serreta, un terreno “emblemático”, a las afueras de Aínsa, que hace unos siglos era un bosque de encinas y que desapareció. Así lo ha explicado esta mañana Enrique Torguet, director de Márketing de Ambar, en la presentación de este nuevo proyecto que se enmarca dentro de Ebrovida, que apuesta por la conservación medioambiental. Comenzó con su colaboración en el bosque de los zaragozanos y después con el lanzamiento de la cerveza triple cero, cero alcohol, cero azúcar y cero CO2 (emisiones neutras).

Junto a Torguet han estado presentes Pedro Pérez de Ayala, socio fundador de ReTree, una empresa que analiza las fuentes de las emisiones de CO2 de cada empresa para hacer un plan de reducción personalizado; José Antonio Gil, vicepresidente de la Fundación Quebrantahuesos; y Enrique Pueyo, alcalde de Aínsa, que ha cedido el terreno para los próximos 40 años.

La zona a reforestar ocupa alrededor de cuatro campos de futbol pero “alargado”, ha explicado Pérez de Ayala, entre los ríos Cinca y Ara. Esta zona, al no tener árboles se va erosionando el terreno y tampoco se pueden plantar plantas no autóctonas si no de la zona “porque están capacitadas para aguantar temperaturas extremas”, ha dicho.

La inversión de Ambar será en esta primera etapa de 25.000 euros. Este bosque, que se comenzará a plantar a “finales de otoño y durará unas dos semanas”, absorberá 300 toneladas de C02 en los 40 años de cesión, según ha reconocido Pérez de Ayala. ReTree se encargará también de supervisar los trabajos y generará empleo, alrededor de 500 horas de empleo rural directo. Porque no se trata “de plantar y nos vamos” sino que “estaremos encima porque solo así saldrá adelante”. En cuanto al empleo indirecto, de “monitorización y digitalización, es difícil de calcular”, ha dicho el fundador de la empresa, porque este proyecto de sumidero de carbono, lo que hace es “medir lo que está pasando en tiempo real”.

También se medirá el “beneficio hídrico” sobre el terreno, porque ahora llueve y el “agua se pierde y genera destrozos”, sin embargo, el bosque “filtrará el agua y si no la frenará”. En este sentido, ha cuantificado ese beneficio en 33 millones de litros en cuatro décadas, agua que “irá al Ebro”.

Por su parte, desde la Fundación para la conservación del Quebrantahuesos, que ha sido la encargada de unir a todos los implicados, hará un “seguimiento” de los trabajos. Una vez reforestado el espacio se utilizará como “espacio educativo para explicar el cambio climático” a los escolares. La deforestación de esta zona fue culpa del “hombre” hace ya varios siglos porque “necesitaba calentarse, utilizar la madera como combustible”, ha explicado José Antonio Gil. Además, ha hecho hincapié en que la zona se recuperará y lo que se hace con la “reforestación es acelerarla”.

Por su parte, el alcalde de Aínsa ha señalado que La Serreta es una “zona emblemática” y que este bosque “aumentará las visitas” a una zona a la que se llega a pie, ya que está a más o menos un kilómetro de la villa medieval. Además, propuso que la zona se llame Bosque Ambar-La Serreta José Antonio Murillo, funcionario del Ayuntamiento de Aínsa y gran defensor de la naturaleza.

Torguet cerró la presentación señalando que el proyecto de sumidero de carbono está registrado en el Ministerio de Transición ecológica porque “compensa lo que emitimos”. Por eso, esta iniciativa de la Serreta forma parte de Ebrovida, que cuenta con cuatro pilares, el uso de recursos locales para fijar población, el mantenimiento de la forma de vida local; hacer una comunidad viva y preservar la biodiversidad.