Nacido en Paracuellos de Jiloca (Zaragoza), en 1959, comenzó como maestro rural en Sierra de Luna. Fue número dos de la ex consejera de Educación, María Luisa Alejos Pita, la primera en gestionar las competencias.

¿Qué cuestiones destacaría de la educación aragonesa de los últimos 40 años?

El hecho fundamental en educación fue el traspaso de las competencias. Supuso un cambio de estructura y permitió a la comunidad autónoma decidir sobre un servicio tan básico como es la educación. La escuela de hoy no se parece en casi nada a la de 1982. Las transferencias nos permitieron mantener escuelas abiertas con cinco o seis chicos, incluso con menos, cuando en otros territorios se suprimían. Se deciden las inversiones que hacen falta en los pueblos y en Madrid no sabían ni dónde estaba Daroca.   

¿Cómo fue el traspaso de las competencias de Educación? 

Se negoció bastante mal. Fue una negociación a la baja porque no se valoró el coste futuro de la transferencia. Creo que desde Aragón no se tuvo bastante fuerza para poder exigir más a Madrid. A diferencia de lo que sucedió por ejemplo en Castilla La Mancha, aquí no se contempló la realización de inversiones.

¿Cómo es el modelo educativo aragonés?

Cuando pertenecía al territorio MEC se trataba a todo el mundo por igual. Con las transferencias todo cambió. Se profundizó mucho, por ejemplo, en los CRA, que tienen una gran fuerza de vertebración territorial. 

¿En qué estado se encuentra la elaboración del currículo aragonés?

No ha avanzado como debiera. Si sustituimos en los libros el Tajo por el Ebro, es cierto que algo ganamos, pero es necesario que los chavales miren en su entorno, que es un estupendo recurso didáctico. Creo que en este tema falta implicación de los ayuntamientos y de las comarcas.