Desde el pasado 19 de junio está abierto el plazo de las votaciones para los premios Pueblo del Año. Los lectores de EL PERIÓDICO DE ARAGÓN y de La Crónica, organizadores del certamen, puedan elegir a su candidatos favoritos en cada una de las tres categorías en las que se divide el reconocimiento: agricultura, tecnología y cultura

El plazo para votar a través de la web del certamen finaliza este domingo, 10 de julio. El candidato más votado en cada uno de los apartados se alzará con uno de los tres premios en liza, pueblo tecnológico, agrícola o cultural aragonés del año.

El pasado 12 de junio terminó el periodo para que las localidades aragonesas interesadas presentaran sus candidaturas a los premios, que celebran su primera edición. De entre todas las propuestas recibidas, un jurado profesional ha seleccionado en base a sus méritos a los 15 candidatos, cinco por cada uno de las tres categorías, que competirán por hacerse con uno de los galardones.

El nombre de los ganadores se dará a conocer en la gala de entrega de los premios Pueblo del Año, que tendrá lugar en la ciudad de Zaragoza el miércoles, 13 de julio, y a la que asistirán los representantes de las localidades finalistas, autoridades y responsables de empresas y asociaciones de todo el territorio aragonés.

Los finalistas

De este modo, los finalistas en la categoría de cultura son Abizanda, Aínsa, Borja, Mozota y Rubielos de Mora. En la categoría de tecnología, optan a recibir el galardón las localidades de Ayerbe, Ejea de los Caballeros, Épila, La Almunia de Doña Godina y Zuera. Finalmente, los municipios de Calanda, La Puebla del Albortón, Lledó, Plenas y Remolinos, han resultado finalistas en la categoría de agricultura.

El premio Pueblo del Año es una iniciativa de Prensa Ibérica, empresa editora de EL PERIÓDICO DE ARAGÓN, que se está desarrollando en 14 de sus cabeceras. El objetivo de este galardón es reconocer la labor que ayuntamientos, empresas, entidades y vecinos hacen en favor de sus pueblos desde diferentes ámbitos, en un contexto en el que las ciudades ejercen de foco de atracción económica y social en detrimento de los pueblos