El Periódico de Aragón

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CONFEDERACIÓN HIDROGRÁFICA DEL EBRO

El Ebro de hace cien años, visto desde el aire

Una colección de fotografías aéreas de 1927 permite ver cómo ha evolucionado el río

Vista aérea de Zaragoza en 1927, con solo dos puentes sobre el Ebro, tres si se cuenta el del ferrocarril en La Almozara. CHE

En los tiempos heroicos de la aviación, la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) llevó a cabo un vuelo con el fin de tomar imágenes de la cuenca y comprobar el estado del río y sus riberas. Fue una iniciativa del año 1927 que ahora ha vuelto a la actualidad debido a que el organismo ha contratado la digitalización de las fotografías.

Pero, casi un siglo después del histórico viaje aéreo, las instantáneas realizadas tienen un significado que va mucho más allá de su valor científico y constituyen auténticos documentos gráficos sobre la evolución del territorio, con sus campos, acequias, pueblos y ciudades congelados en unas tomas de la tercera década del siglo XX.

Era la época previa a la construcción de los grandes embalses y a la mecanización del campo. Zaragoza, que tenía unos 160.000 habitantes, se hallaba todavía muy lejos del auge demográfico que experimentó a partir de los años 60 del pasado siglo. 

Además, aquellas fotos, denominadas técnicamente fotoplanos, cobran mayor importancia si cabe por el hecho de que forman parte del primer vuelo cartográfico realizado en España.

El Ebro culebrea en las cercanías de Zaragoza, junto al barrio de Juslibol. CHE

Inventario geográfico

Ahora, la CHE, dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica, se propone integrar las imágenes obtenidas en el Sistema de Información Territorial, un proyecto que cuenta con un plazo de ejecución de un año y con un presupuesto de 106.480 euros.

Curiosamente, el vuelo que inauguró la cartografía aérea en España se llevó a cabo solo un año después de la creación del organismo de cuenca. Sus promotores se propusieron hacer un reconocimiento e inventario geográfico del espacio recorrido por el eje fluvial.

En total se consiguieron 655 fotoplanos de distintos puntos de la cuenca, que se extiende a lo largo y ancho de 12.300 kilómetros cuadrados. El vuelo, con todo, no fue exhaustivo. Cubrió de forma más o menos completa 49 de las 217 hojas a escala 1:50.000 en que se subdivide el Ebro entre Reinosa y su desembocadura en el Mediterráneo.

El Gállego, en los desolados llanos de Ontinar del Salz antes de la llegada de los regadíos. CHE

La voluntad de conocer el territorio

Visto con la perspectiva que da el paso del tiempo, el vuelo cartográfico se inscribió en el «ánimo regeneracionista» que caracterizó a la Confederación Hidrográfica del Ebro «en su etapa fundacional», según sostiene José Ángel Losada García, jefe de Sección SIG de la Oficina de Planificación Hidrológica de la CHE, en un estudio sobre aquella gesta aérea.

La idea de los promotores de la idea, según el experto, fue dar una visión integral de la ordenación del territorio y del espacio geográfico de la cuenca. «La necesidad de conocer profusamente el territorio y de obtener datos físicos y socioeconómicos se plasmó en la creación de un pujante Servicio de Cartografía», explica Losada.

Aquel reto técnico se abordó recurriendo a los más avanzados sistemas cartográficos que existían entonces. Además, se firmaron acuerdos con el Instituto Geográfico y Catastral para lograr la cesión de la planimetría general a escala 1:25.000, que serviría de base para el levantamiento de los fotoplanos a escala 1:10.000, es decir, que cada centímetro de la imagen equivale a 100 metros de la realidad, apunta el estudio realizado por el responsable de la Oficina de Planificación Hidrológica.

El Cinca, a la altura de El Grado, mucho antes de que se construyera el embalse. CHE

Antes del galacho de Juslibol

Uno de los grandes méritos de la expedición fotográfica sobre el Ebro es que dejó una foto fija de cómo era la ribera antes de que se formara el galacho de Juslibol, que data de 1961, cuando se produjo una riada histórica. Por ejemplo, apunta Losada, las imágenes permiten ver con claridad «un cauce trenzado con canales» y la existencia de grandes playas fluviales en ambas márgenes, como consecuencia de la propia dinámica del río en unos años en que no se habían acometido aún las grandes obras de regulación.

Los fotoplanos de 1927 también recibieron un uso bélico, ya que durante la guerra civil sirvieron para organizar estrategias y diseñar acciones de combate. Tras un periodo de olvido, las imágenes fueron rescatadas en la década de los 90 y debidamente escaneadas. Y ahora han vuelto a la actualidad gracias a la adjudicación de los trabajos para su tratamiento digital y posterior integración en el Sistema de Información Territorial (SITEbro). 

Las huertas cercaban una Zaragoza que aún no había iniciado su despegue demográfico. CHE

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