El Periódico de Aragón

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Adiós al «café para todos» para las personas con discapacidad intelectual

El proyecto 'Mi casa, una vida en comunidad' permite personalizar las necesidades de los residentes

Varias personas con discapacidad pasean por la ciudad.

Las personas que participan en el proyecto Mi casa, una vida en comunidad en Aragón tienen un perfil muy diverso, ya que «o no tienen movilidad o muy reducida» y necesitan ayuda «para asearse, no pueden comunicarse, tienen problemas de conducta, de salud mental y necesitan ayuda continuada de profesionales las 24 horas del día», explica Esteban Corsino, coordinador del programa en Aragón.

En octubre habrá ocho viviendas que permitirán emanciparse a 26 aragoneses. Los pisos los coordinan las entidades implicadas en Aragón, ya que las personas que las ocuparán están en estos momentos en residencias, centros de días y centros ocupacionales. Atadi, Valentia, Fundación Cedes y Kairós son las que se están encargando de conseguir las viviendas a través de cesiones y luego las gestionarán, explica Corsino.

Atadi en estos momentos ya dirige dos viviendas tuteladas en Teruel. Hasta ahora, el perfil de los convivientes son «personas muy autónomas, algunas incluso están trabajando», reconoce Ramón Royo, gerente de Atadi. Pero el paso que se va a dar con Mi casa, una vida en comunidad supone que los beneficiarios tienen una necesidad de apoyo muy alta y servirá para «valorar si pueden vivir en un piso o qué recursos necesitan»; ya que serán perfiles dependientes de grado tres o personas con discapacidad que cuentan con más del 75% de minusvalía.

Adaptaciones

Atadi ya cuenta con las dos viviendas que gestionará, una en la capital turolense y otra en Andorra. En la primera, tienen ahora que estudiar «qué es lo que tenemos que cambiar», ya que no puede haber bañeras por si viven personas con movilidad reducida y tiene que haber espacio para la silla de ruedas si es necesario. En el caso de Andorra, «se trata de un piso diáfano». La diferencia con las viviendas tuteladas actuales es que por la noche no hay nadie, pero si surge algún problema llaman a los monitores de la residencia pero en los pisos futuros la atención será las 24 horas del día. Las viviendas que gestionará Atadi vivirán siete personas y la asociación está en estos momentos en proceso de selección. De momento es provisional, pero «ya estamos hablando con sus familias». Para ellas es una preocupación pensar qué pasará con sus hijos «cuando ellos falten» y además del recurso asistencial «ahora les proponemos otros». Es un proyecto piloto pero las familias «confían en nosotros».

Para el gerente de Atadi los pisos tutelados son la forma «ideal» de vivir porque los residentes tienen «más autonomía». En este caso, al ser personas «gravemente afectadas» será «más inclusivo, más parecido a lo que es su propio hogar y con más vínculo con los compañeros y los trabajadores». Desde la asociación también están «expectantes» por ver cómo se organizan las actividades y las relaciones sociales con el entorno e incluso «ver cómo se relacionan entre ellas».

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