Una empresa aragonesa conoce todas y cada una de las palabras que se dicen en el Congreso de los Diputados y en el Senado. Y en exclusiva. No es que Etiqmedia sea la escritora de los discursos de los 557 miembros de las cámaras alta y baja, sino que esta entidad con tan solo seis años de vida transcribe al completo las sesiones de ambas, además de las intervenciones en nueve parlamentos autonómicos y archivos del Ministerio de Justicia.
En realidad, Etiqmedia es una pyme zaragozana que gestiona contenido audiovisual a través de la aplicación de la inteligencia artificial. Gracias a los algoritmos desarrollados por ellos mismos clasifican videos y transcriben al lenguaje escrito con un acierto del 97%, según las mediciones del Senado.
La idea original surgió de la necesidad de crear un registro de reconocimiento para empresas que gestionan cantidades ingentes de video. "Trabajamos también con grandes cadenas de televisión, como AtresMedia. Contamos con un algoritmo que reconoce las caras de quien habla en un programa de televisión y crea un registro. Si hay que comprobar quién dijo qué hace un año, lo encontramos de forma sencilla", explica Antonio León, CEO de Etiqmedia.
Una idea que nació en las prácticas en Aragón TV
De hecho, fue en la televisión donde empezó todo. Léon estaba de prácticas en Aragón TV al tiempo que finalizaba sus estudios como ingeniero de Telecomunicaciones. "Hablando con la gente de documentación en la tele me contaron que tenían muchos problemas para automatizar los procesos", explica León, que inició su tesis doctoral y trabajó en el Instituto Tecnológico de Aragón (ITA) desarrollando esta idea.
"Contamos con un algoritmo que reconoce las caras de quien habla en un programa de televisión y crea un registro. Si hay que comprobar quién dijo qué hace un año, lo encontramos de forma sencilla"
Pero el proyecto tenía demasiado potencial: León dejó la tesis y fundó la empresa que ahora dirige. El crecimiento ha sido exponencial en tan solo seis años. "Podríamos optar por la explosión y hacernos muy grandes a costa de perder el control de nuestra empresa, pero eso no nos gusta. Queremos un crecimiento orgánico, con cinco o diez trabajadores más cada año. Somos muy solventes, sin deuda, y vamos paso a paso. El buen trabajo con el Senado nos trajo al Congreso, por ejemplo. Ahora miramos hacia la internacionalización, con una colaboración en Brasil", explica León.
Una ingente cantidad de datos requiere de una fuerte ciberseguridad
No es raro que en esta etapa de crecimiento exponencial de la red se hayan dado sustos. "A nosotros nos introdujeron un 'ransomware' para secuestrarnos una máquina en la que trabajábamos con una multinacional de la Informática. Es un virus que se mete en tu máquina y te la bloquea entera. Te pide una fianza y si la pagas te dan una contraseña. Menos mal que teníamos todos los datos duplicados y prescindimos del terminal", relata el CEO de Etiqmedia.
La monumental gestión de datos que maneja esta empresa les hace estar siempre alerta y trabajando en su escudo virtual. Al trabajar con instituciones tan serias como el Ministerio del Interior, la protección debe fortalecerse de forma constante. Y, por supuesto, deben mantener vigente su actualización con el Esquema Nacional de Seguridad (ENS), que rige los requisitos básicos y se ha actualizado este año.
La actualización de los protocolos de ciberseguridad
"Nosotros tenemos el contrato vigente con estas instituciones, pero es probable que la próxima licitación te obligue a cumplir con las actualizaciones del ENS. Si tú ya tienes todo bien controlado en las fronteras de la red, eso que llevas por adelantado», apunta León. El director ejecutivo de esta pyme aragonesa cifra el coste entre los "3.000 y los 6.000 euros", algo más si se contrata una asesoría –en su caso trabajan con Cibergob– para agilizar los trámites y contar con una mano experta.
Sin embargo, dice León que la parte más complicada del escudo virtual es la referente a la nube: "Debe tener una característica de seguridad en lo que se mueve. Cómo se introduce el usuario en la red, que los cortafuegos de la red funcionen y que tu propio software no deje agujeros".
La cuestión es que no hay otra que protegerse en la red, ponerle candados resistentes a la puerta de entrada al mundo virtual. El riesgo que se corre al prescindir de ello es que la enfermedad de lo virtual contagie a lo físico.
