INCENDIO EN LA COMARCA DE CALATAYUD
Los alcaldes de la zona quemada, indignados con las tareas forestales en época de calor
"Las labores de reforestación deberían llevarse a cabo en invierno", dice un concejal de Ateca

Pinar quemado en las cercanías de Ateca. / Jaime Galindo.
Los alcaldes de los pueblos afectados por el incendio de Ateca, tanto los que han sido evacuados como lo que podrían serlo si no se consigue detener pronto el avance de las llamas, están "indignados". Todos ellos coinciden en que el verano no es la época adecuada para realizar tareas de repoblación forestal con maquinaria que puede desencadenar la chispa que acaba convirtiendo los montes en una pira. Como ha sucedido en esta ocasión, según los primeros indicios.
"Estamos indignados", subraya Paco Melendo, alcalde de Castejón de las Armas, uno de los pueblos evacuados. "Los trabajos en época de calor y la falta de cortafuegos son el cóctel perfecto para que ardan los bosques y los campos", afirma.
En Castejón de las Armas han tenido que abandonar el pueblo sus 64 vecinos, que se encuentran repartidos ahora entre Calatayud y Núevalos, en instalaciones habilitadas por la DGA.
"El pueblo no se ha quemado, pero se ha reactivado un foco al norte de Bubierca que hace que, por razones de seguridad, sea mejor marcharse temporalmente", explica Melendo.
Ateca, en el epicentro de un desastre natural que lleva la huella del hombre, vive horas muy amargas, pues su agricultura y ganadería han salido muy dañadas con el avance de las llamas.

Un bombero combate las llamas en una zona de pinar de la comarca de Calatayud, ayer. / Jaime Galindo.
Vientos cambiantes
"Pensamos que las labores de reforestación deberían llevarse a cabo en invierno, no ahora", denuncia Fernando Duce, concejal en la corporación municipal de esta localidad de la comarca de Calatayud.
"La situación es muy difícil, pues el viento cambia continuamente de dirección y se teme que las llamas alcancen los pueblos", señala el edil, que indica que "una parte importante de los habitantes de Ateca se han trasladado a Calatayud por razones de seguridad".
El mismo riesgo corren pueblos como Villalengua, Moros, Alhama de Aragón, Bubierca, Contamina y Castejón de las Armas, donde la evacuación ha sido completa.
Duce dice que el panorama es desolador. "Han ardido todos los montes de nuestro término y no ha quedado pasto", lamenta. Además, continúa, se ha visto afectada la producción frutícola, variedades como la pera y la manzana, así como la uva de las viñas, que no ha tenido tiempo de madurar.
El concejal de Ateca asegura que, en esas condiciones, lo lógico sería declarar zona catastrófica el territorio afectado por las llamas, "pero Pedro Sánchez no ha permitido entrar a los alcaldes".
Su punto de vista sigue la misma línea que la del resto de ayuntamientos. "Las labores de reforestación hay que hacerlas en invierno", insiste. "Hay que permitir el pastoreo de los montes en los meses fríos y se debe recurrir a los vecinos en paro para limpiar los bosques", añade.
"A esto se le llama la España vacía, pero lo cierto es que vivimos personas y que estamos rodeadas por un medio natural muy seco y que puede arder en cualquier momento, como ha pasado", relata el concejal de Ateca.
El fuego ha rozado las afueras del pueblo y ha llegado a estar "cerca de la planta de gas y de las Bodegas Ateca", informa Duce, que manifiesta que el bando emitido por el alcalde ha sido de carácter "preventivo", a la espera de cómo evolucionan los distintos focos del incendio.
Momentos muy duros en Carenas
En Carenas, otro pueblo dentro de la zona siniestrada, "todo el mundo está pendiente del viento", explica su alcalde, Vidal Casado. "Ahora estamos fuera de peligro, pero ayer pasamos momentos muy duros, pues las llamas se acercaron mucho y había gente mayor que estaba muy asustada", informa.
Carenas es un pueblo con unos 200 empadronados pero que en verano puede llegar a multiplicar por cinco su población. Y allí todo el mundo comenta que los meses estivales no son el mejor momento del año para llevar a cabo tareas forestales que requieren movilizar abundante maquinaria pesada, comenta Vidal Casado.
En Villarroya de la Sierra los residentes sintieron miedo cuando las llamas se aproximaron a un centenar de metros del pueblo sobre las siete de la tarde y hubo que combatirlas hasta las tres de la madrugada, cuenta su alcalde, Eugenio Torrubia.
Los vecinos palparon el peligro pero antes se había tomado la precaución de desalojar la residencia de personas mayores. Además, muchos de ellos trabajaron denodadamente como voluntarios para impedir el avance del fuego hacia las viviendas.
El incendio es de tal magnitud que incluso poblaciones situadas a cierta distancia de los focos principales, como Torrijo de la Cañada, han tenido que tomar medidas extraordinarias.
"Estamos en alerta pero no hay riesgo de que el fuego llegue al pueblo", asegura José Antonio, que vive en Zaragoza y va con frecuencia a Torrijo. Pero aun así no está totalmente convencido. "Si el aire no cambia de dirección, no puede pasar nada", dice para tranquilizarse.
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