La Audiencia de Zaragoza ha impuesto dos años de cárcel a Cristian Alexander Cupueran López como autor de un delito de abusos sexuales en la persona de su hija de 10 años. Según la sentencia, el acusado, al que se aplican las atenuantes de embriaguez y reparación del daño, besó en el cuello y tocó la vagina de la pequeña, por encima de la ropa, en el verano de 2015, en una vivienda de la calle Sevilla de la capital aragonesa.

Los padres de la menor estaban separados y ella pasaba temporadas en las casas de ambos. El suceso ocurrió en el domicilio paterno.

El imputado, defendido por el letrado José Ignacio Cabrejas, se ha beneficiado de la doble atenuante porque se ha demostrado que el día de los hechos había bebido alcohol y porque antes del juicio abonó los 2.000 euros en concepto de daños morales que había solicitado la acusadora particular Laura Vela.

La sentencia se basa en la credibilidad del relato de la menor, que mantuvo la misma versión «de forma coherente y persistente». Asimismo recoge que la menor, al sufrir tocamientos de su progenitor, empezó a gritar y a llorar, a lo que el acusado reaccionó pidiéndole perdón.

La menor contó lo sucedido a su madre cuatro años más tarde, en 2019, pero le indicó que no quería denunciarlo para no perjudicarle.

El acusado atribuyó la denuncia a una supuesta manipulación de la menor por parte de la madre y alegó que era imposible cometer los abusos en un piso en el que viven otras cuatro personas más de la familia. Sin embargo, el tribunal no concede valor probatorio a esas declaraciones porque considera que "no se sostienen" dentro del relato de los hechos.

Inicialmente, la acusación, ejercida por la abogada Laura Vela Sevilla, había solicitado cuatro años de cárcel, que han quedado reducidos a dos al aplicarse dos circunstancias atenuantes de la responsabilidad.