La responsabilidad social corporativa es la referencia de Industrias Químicas del Ebro (IQE) a la hora de definir su estrategia de desarrollo, integrando en la misma el logro de sus objetivos económicos y comerciales convencionales con el cuidado de las personas y del medio ambiente y con el respeto de los valores éticos; de esta manera satisface de manera equilibrada las diferentes expectativas que sobre su comportamiento y resultados mantienen sus grupos de interés. 

Como empresa del sector químico e intensiva en el consumo de energía, el impacto ambiental asociado a sus emisiones es uno de los más significativos derivados de su actividad. Consciente de ello, la empresa se ha embarcado en el ambicioso proyecto de descarbonizar su actividad y reducir su huella de carbono, es decir, transformar los consumos energéticos que llevan asociados la emisión de gases de efecto invernadero de manera directa o indirecta, a procesos libres de estos gases.

En la actualidad la compañía se encuentra en fase de elaboración de la hoja de ruta para la descarbonización de las tres plantas del grupo colaborando para ese fin con especialistas referentes en el sector de la gestión sostenible de la energía. Esta ambiciosa tarea no es fácil, requiere de un profundo conocimiento de la organización, de experiencia, de conocimientos técnicos, normativos, de mercado… y, todo ello, con el objetivo de definir cuál es la mejor estrategia para descarbonizar. 

Elaborar un plan de descarbonización requiere replantearse la manera habitual de hacer las cosas, integrando en la estrategia de la organización acciones para conseguir la reducción de sus emisiones, combinando acciones inmediatas con transformaciones más profundas. Estas acciones tienen como objetivo el ahorro y la autonomía energética, sustentada en el uso de combustibles  de origen renovable. 

Industrias Químicas del Ebro, como el resto de empresas del sector, es un gran consumidor de gas natural y electricidad. La búsqueda de fuentes energéticas alternativas más sostenibles y su optimización (electrificación de procesos térmicos, combustión verde o el uso de energía solar o eólica) son alternativas estudiadas a medio plazo en ese plan. Se necesitarán fuertes inversiones en inmovilizados industriales, con largos periodos de amortización por lo que los planes de negocio de la empresa y el coste de los productos a lo largo de toda su vida útil tienen que evaluarse en paralelo y con detalle.

La innovación

IQE, fiel a su decidida apuesta por la innovación como otro de sus ejes principales de crecimiento, basa sus nuevos desarrollos en los principios de una economía circular y la reducción de su huella de carbono. Así, como parte de su plan de descarbonización, se integran nuevas inversiones para el mayor y más eficiente aprovechamiento de subproductos y se analiza la viabilidad del uso del CO2 emitido en sus focos de emisión como materia prima alternativa en sus procesos industriales.

El uso del hidrógeno se contempla también como opción a más largo plazo. Esta opción no puede ser acometida por una sola empresa, necesita la unión de muchos agentes; la participación de todo el sector industrial y el liderazgo institucional parecen claves para hacerla realidad. Los fondos Next Generation son una oportunidad de acercar esta solución a las empresas.  

Aún en fase de diseño del plan, IQE ha dado ya sus primeros pasos instalando en sus plantas de Zaragoza y Bilbao placas fotovoltaicas para generar electricidad para su autoconsumo a partir de la energía solar, unas instalaciones que en el último año le han permitido generar 640.000 kWh que han dejado de consumir de la red evitando la emisión indirecta de 144 ton CO2. Este es tan sólo el primer paso de un ambicioso proyecto que pretende en los próximos años transformar la compañía en una organización neutra en lo que a emisiones de gases de efecto invernadero se refiere.