El Periódico de Aragón

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EFECTOS DEL CAMBIO CLIMÁTICO

La sequía extrema lleva a reducir el consumo de agua en todo Aragón

Los regantes han establecido cupos, limitan la superficie regada y planean sacrificar unos cultivos en beneficio de otros

Aspecto del embalse de Arguís, cerca de Huesca, el pasado martes. EL PERIÓDICO

La prolongada sequía que padece Aragón ha tenido un fuerte impacto en la actividad agrícola y ganadera de la comunidad, al tiempo que ha obligado a tomar medidas restrictivas del consumo de agua en distintas localidades de las tres provincias. Todos los sectores se están viendo afectados por la escasez de agua. De hecho, los embalses de la cuenca del Ebro se encuentran en la actualidad al 58% de su capacidad, cuando el porcentaje medio del pasado quinquenio fue del 72%. Solo las aportaciones de las tormentas pueden cambiar de forma significativa el desarrollo del año meteorológico.

En alta montaña, los pastos se han reducido de forma considerable, por lo que los rebaños se han ido desplazando a cotas más altas a las que, en años de precipitaciones normales, no llegaban hasta finales de agosto, explica José María Alcubierre, secretario general de la Unión General de Agricultores y Ganaderos de Aragón (UAGA). «Las vacas van subiendo en busca de pastos más frescos en los que, realmente, deberían estar dentro de un mes», indica.

En cuanto a los cultivos de secano no se están viendo muy afectadas variedades como la almendra y la oliva, lo que se traduce en un fuerte descenso de la producción. «No hay almendras y los árboles están sufriendo por la ausencia de agua», manifiesta el responsable de la organización agraria.

Por lo que respecta a los cultivos de regadío se enfrentan al problema de los cupos en el reparto de agua. «La clave está en que los cupos lleguen de una manera adecuada a todos los regantes», apunta Alcubierre.

Zona de cultivo de cereal entre Huesca y Almudévar, el pasado martes. EL PERIÓDICO

Entre un 12% y un 15% menos de agua embalsada

«Si no llega con esos cupos, habrá cultivos, como por ejemplo, la alfalfa, que se tendrán que sacrificar en beneficio de otros productos como el maíz», resume el responsable de UAGA.

Por otro lado, la recogida de la fruta se encuentra ya cerca del cien por cien, tras una temporada marcada por las heladas tardías de primavera, que redujeron de forma drástica la cantidad que finalmente se cosechará.

La escasez de precipitaciones ha dejado en una situación complicada la situación de los embalses de la comunidad. En la cuenca del Ebro, las reservas de agua se sitúan, de media, en un nivel entre un 12% y un 15% más bajo que en 2021.

Se trata de un periodo de sequía que afecta a la margen izquierda, pero más en particular a las comarcas más próximas a Cataluña. Así, en las zonas del Cinca, Noguera Ribagorzana, Gállego y Aragón, las reservas han descendió entre un 20% y un 35% con respecto a los valores medios de los pasados años.

No obstante, las circunstancias varían entre cuencas y también dentro de estas, con una situación peor en los ríos que discurren por el este de la provincia de Huesca.

Con todo, en la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) hacen hincapié en que el volumen de agua almacenada servirá para sacar adelante la campaña de riegos.

Campos resecos cerca de Villamayor, entre la Ribera del Ebro y Monegros, a mediados de julio. EL PERIÓDICO

A la espera de las tormentas

En el organismo de cuenca subrayan que la situación es cambiante, con una tendencia a la disminución de las reservas retenidas en los embalses debido tanto a la falta de precipitaciones como a la demanda de los agricultores.

No es un fenómeno nuevo. Por lo general, los embalses de la comunidad van perdiendo agua a medida que avanza el verano, dado que su función es abastecer a los sistemas de riego cuando tienen una mayor necesidad para garantizar la producción agraria.

El riesgo está en que la sequía se prolongue más allá de septiembre y octubre, dos meses en los que, por lo general, las lluvias ayudan a compensar el descenso de nivel de los pantanos.

De momento, determinadas zonas de la comunidad están en alerta, lo cual no impide que las reservas acumuladas permitan todavía, durante cierto tiempo, facilitar el agua necesaria para el suministro de pueblos y ciudades y el riego de los cultivos.

Ahora bien, si se siguen registrando temperaturas muy altas y no se producen las típicas tormentas de verano, se corre el riesgo de entrar en una fase de emergencia, avisan en la Confederación. En este sentido, las precipitaciones caídas estos últimos días en el Pirineo, con un reparto irregular, indican que las condiciones meteorológicas no se han estancado y que cabe esperar un cambio de ciclo. 

De momento no se ha llegado a ese punto y todo apunta a que en determinados lugares de la geografía aragonesa puede ser preciso limitar el consumo, como en el espacio comprendidas entre los ríos Gállego y Cinca.

Por otro lado, son los propios regantes quienes establecen medidas para que el agua se reparta de forma equitativa y en función de los recursos existentes.

La escasez de agua embalsada hace que emerjan islotes en el pantano de Arguís. EL PERIÓDICO

Los regantes se adaptan

Por ejemplo, en el caso de las Cinco Villas, los miembros de la Comunidad de Regantes del Canal de Bardenas toman medidas preventivas para paliar los efectos de la escasez.

«Lo que se hace es, por un lado, reducir la superficie que se riega y, por otro, se retrasa el momento de llevar a cabo el riego», explica José María Vinué, que está al frente de los regantes.

De esta forma, dice, con la colaboración de los regantes, se consigue ir haciendo frente a la reducción de los recursos hídricos. Además, el reparto de cupos tiene en cuenta la disponibilidad de agua en cada momento, de forma que el agricultor se adapta a las circunstancias que marcan las reservas de agua existentes.

Campos de cereal cerca de Huesca, el pasado martes. EL PERIÓDICO

Con todo, Vinué todavía confía en que las tormentas que caen en el Pirineo cada verano, en especial en el mes de agosto, contribuyan a aliviar el estado de los embalses, en particular el de Yesa, que es de donde se abastecen las tierras regables de la comarca cincovillesa.

Peor es la situación en las cuencas del Gállego y del Cinca, que se encuentran en situación de alerta por la escasez de agua, Con todo, según fuentes de la Confederación Hidrográfica del Ebro, el abastecimiento está garantizado, tanto para el consumo doméstico como para el agrícola. 

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