El Periódico de Aragón

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PLAN DE AHORRO ENERGÉTICO

Las tiendas y bares de Zaragoza no ven "realista" fijar la temperatura en 27ºC

"Se nota que es una medida dictada desde un despacho", denuncia la dueña de una frutería

En bares como el Memory, en Doctor Cerrada, ven difícil mantener la temperatura a 27ºC cuando hay mucha actividad. ANDREEA VORNICU

Muchos comerciantes y hosteleros de distintas ramas de la actividad en Zaragoza no ven "realistas" algunas de las propuestas para ahorrar energía lanzadas por el Gobierno de Pedro Sánchez el pasado lunes, en particular la que obliga a que la temperatura no baje de los 27 grados en verano. Mientras unos establecimientos no deben alcanzarla para no dañar la mercancía que venden, otros la superan debido al movimiento que genera la actividad a la que se dedican.

«Se nota que es una normativa dictada desde los despachos, sin tener en cuenta la realidad de los comercios», protesta Eva, de Frutas Diego, que regenta un establecimiento en Doctor Cerrada. «Los 27 grados que exigen en el interior de las tiendas son excesivos en mi negocio, pues a esa temperatura tan alta la fruta se estropea», explica la vendedora, que ve esa medida «imposible de aplicar» en su comercio. Además, explica, determinadas variedades de fruta se guardan a nueve grados en las cámaras.

Y en cuanto a las puertas automáticas, ella dispone de una, «pero al entrar y salir los clientes, se va el frescor y se dispara la temperatura de dentro», afirma.

Eva, de Frutas Diego, dice que a 27 grados mucho género se echa a perder. ANDREEA VORNICU

Fernando, que regenta el bar restaurante Memory, en la misma calle del centro de la capital aragonesa, está en contra de los 27 grados por razones opuestas a las que esgrime la dueña de la frutería. «Esa temperatura es muy baja para los locales dedicados a la hostelería», subraya. «No es un valor realista, pues yo nunca he visto el termómetro por debajo de esa temperatura», dice señalando una pantalla situada al fondo del bar que indica tanto los grados centígrados (algo más de 28º a las 10.30 horas) como el índice de humedad, la fecha y la hora.

Tendencia a subir

«Hay que tener en cuenta que, con el trasiego del personal y la clientela más el calor que se desprende las máquinas, la temperatura interior tiende a subir», continúa el hostelero, que apunta que en la cocina de su establecimiento se supera con creces el tope fijado por la normativa.

Además, las medidas, que son consecuencia de la guerra de Ucrania y del recorte a la exportación de gas de Rusia, le obligarán «a cerrar todo», en referencia a las dos puertas y cinco ventanas de su local que dan a la calle. Por eso, en su opinión, el paquete de ahorro energético recién promulgado peca de «improvisación» y se ha hecho de forma «precipitada», sin tomar en consideración las características de numerosos establecimientos de hostelería.

María Vicenta, de ZaragozaFarma, señala que los medicamentos no pueden estar a más de 25 grados. ANDREEA VORNICU

Las farmacias son un caso especial dentro del panorama de servicios que se prestan a los ciudadanos. «No es adecuado que los medicamentos estén en un lugar por encima de los 25º», señala María Vicenta, titular de ZaragozaFarma.

La farmacéutica ve bien que se dicten normas de ahorro de energía y se muestra dispuesta a acatarlas, pero recuerda que su sector «está ya muy regulado». Para empezar, dispone de puerta automática y cuenta con una nevera donde se guardan determinadas medicinas que se deben mantener entre los 5º y los 8º.

Ahorrar, "una necesidad" más que una imposición

José, que dirige un salón de manicura y pedicura denominado Ana Nails, sostiene que, al precio de la energía, ahorrar en la factura de la luz «es una necesidad para poder obtener beneficios». Si no lo hiciera, asegura, no podría tener la puerta abierta al público. En su salón, por otro lado, dispone de puertas adaptadas a la normativa, de las que se cierran solas y aíslan el interior del local. 

Las peluquerías, al igual que los gimnasios, son dos de los negocios que están exentos del cumplimiento de las estrictas medidas para evitar el despilfarro de electricidad. Vicky, que regenta Meraki, peluquería y salón de estética, manifiesta que ella no enciende el aire acondicionado hasta media mañana.

Vicky, que es peluquera, está exenta de cumplir la norma de los 27 grados debido al calor que desprenden sus útiles de trabajo. ANDREEA VORNICU

«Yo veo bien que se fomente el ahorro, pues, si no se reduce el consumo de electricidad, la factura sube mucho», declara. En su opinión, por otro lado, «tampoco estaría de más adelantar el horario de apertura», con el fin de tener que encender menos tiempo el sistema de refrigeración.

Peluquerías a 30 grados, gimnasios a 22ºC

Raquel Alastuey, presidenta del gremio de peluquerías, ve «lógico» que esta actividad se mantenga al margen de los límites de temperatura. «Trabajamos con herramientas térmicas que producen mucho calor y que hacen que a menudo en nuestros establecimientos se superen los 30 grados», precisa.

Marta, de la tienda de ropa Serendipia, ya cumple la nueva normativa. ANDREEA VORNICU

Marta, de la tienda de ropa Serendipia, en Hernán Cortés, afirma que ella ya cumple la normativa sobre temperatura, dado que su local suele estar siempre en torno a los 26 grados. En cuanto a apagar la luz del escaparate al dar las diez de la noche, indica que «no es un problema» porque habitualmente lo hace a eso de las ocho de la tarde.

«Nunca dejo encendidas las luces», asegura, y explica que, salvo a primera hora de la mañana, la puerta de su establecimiento «siempre está cerrada».

Víctor, del gimnasio Viva Gym, situado cerca de la Puerta del Carmen, celebra que su actividad sea una excepción. «A 27 grados no se podría hacer ejercicio, por eso aquí tenemos siempre entre 21 y 23 grados, depende del número de clientes», dice.

Víctor, de Viva Gym en Puerta del Carmen, procura que la temperatura esté en torno a los 22 grados. ANDREEA VORNICU

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