El Periódico de Aragón

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Los indicadores macroeconómicos

Aragón acusa los efectos de la crisis

La DGA rebaja la previsión de crecimiento de la comunidad del 7% al 4,3% por la inflación y la incerdiumbre “máxima” por la guerra en Ucrania.

Un contenedor en la Terminal Marítima de Zaragoza, uno de los puntos neurálgicos del mercado exportador aragonés. JOSE MIGUEL CALVO

Una inflación galopante, la incertidumbre energética y un posible frenazo del crecimiento de los países europeos --principales clientes de Aragón en el exterior-- son, a día de hoy, las grandes amenazas de la economía aragonesa. Estos factores han obligado al Ejecutivo autonómico a revisar a la baja sus cifras y a situar el aumento del Producto Interior Bruto (PIB) en el 4,3%, es decir, 2,7 puntos por debajo de la estimación realizada hace ahora casi un año, que fue del 7%.

Desde entonces demasiadas cosas han cambiado. En septiembre de 2021, los precios crecían a un ritmo del 4,4% en Aragón y ahora se encuentran en tasas del 11%. Por aquellas fechas, a nadie se le pasaba por la cabeza que Europa fuese a entrar en guerra con una invasión de Rusia a Ucrania y, aunque la crisis de los suministros ya era una realidad, ningún experto aventuraba una hipotética recesión en el viejo continente. Un año después el escenario es bien distinto.

Aragón ha cimentado hasta ahora su vigor económico en la industria y las exportaciones, pero también en el dinamismo del sector servicios. Estos vectores son , precisamente, a lo que se agarra la DGA para argumentar que la economía crecerá en la comunidad un 4,3%, ya que algunos organismos reducen esa cifra hasta un punto.

Sin embargo, el sector secundario de la comunidad avanzó entre enero y mayo un 5,6% respecto al mismo mes de 2021 y los servicios lo hicieron un 21,5%, lo que demuestra que estos sectores «han tirado mucho del PIB», apunta el director general de Economía del Gobierno de Aragón, Luis Lanaspa, que añade que las exportaciones han crecido un 7% más respecto a un año antes. Por tanto, «los indicadores parciales de la industria y los servicios sugieren que en el segundo trimestre del año se ha mantenido un buen tono de la actividad productiva», si bien los el consumo muestran un peor comportamiento, apuntan desde la DGA.

Estos argumentos se han ido afianzando conforme avanzaba 2022 y se han visto apuntalados con la recuperación del turismo internacional en la campaña veraniega. Además, los indicadores del tercer trimestre son, en gran medida, positivos, reconoce Lanaspa, que subraya que «muy mal se tendría que dar durante el último tramo del año para no crecer por encima del 4%», un nivel que la comunidad solo ha superado en «tres o cuatro ocasiones», matiza.

Escenario incierto

Las estimaciones de crecimiento del Gobierno de Aragón están en línea con las de España y con las realizadas hace apenas unos días por Ibercaja, que situaba el alza del PIB regional en el 4,4%. La revisión de las previsiones de la Cámara de Comercio van en sintonía, aunque son algo más prudentes (3,9%). De todos los organismos, el BBVA es que el ofrece unas cifras más modestas, con un 3,3% en 2022 y un 1,2% en 2023.

Por ahora, la DGA no ha ido más allá de este año, pero su pronóstico sobre 2023 lo dará a finales del próximo mes de septiembre con el objetivo de incorporarlo al Informe Económico y Financiero que acompaña a los Presupuestos de Aragón para 2023. Sea como fuere, realizar previsiones en este escenario «se ha convertido en un deporte de riesgo», precisa Lanaspa, que reconoce que el indicador del consumo ya se ha visto lastrado por los efectos de inflación, con descensos en la compra de vehículos y de ventas del comercio.

«La incertidumbre es máxima y el principal factor de riesgo para la evolución de la economía aragonesa y española está ligado a la evolución del conflicto bélico en Ucrania, que intensifica los riesgos globales y trae deterioro de la confianza, menoscabando las perspectivas a corto y medio plazo», apunta el Gobierno de Aragón en un comunicado.

El conflicto de Ucrania se ha trasladado ya a la economía y se propaga con rapidez a los mercados de materias primas, así como al comercio internacional y los canales financieros. Se trata, en definitiva, de una tormenta perfecta que tensiona más todavía la inflación y que viene acompañada por un aumento del coste de los préstamos hipotecarios por la subida del euríbor.

Primer aviso

Uno de los primeros toques de atención llegó esta misma semana con la publicación de los datos de desempleo, que dejó 1.077 parados más en Aragón en el mes de julio. No obstante, este tropiezo del mercado laboral es achacable a la mala campaña agrícola y la finalización de los contratos de Educación, que concentraron dos tercios de los nuevos desocupados. Por ello, Lanaspa confía en la buena marcha del mercado laboral en los próximos meses.

Con todo, la DGA confía en mantener el rumbo de la economía gracias a la ejecución de los fondos procedentes del programa Next Generation, lo que permitirá «estimular el crecimiento económico». Además, la suspensión de las reglas fiscales en los años 2022 y 2023 «aportará un mayor margen para el gasto público, sin perjuicio de la necesidad de no abandonar la responsabilidad fiscal», indica la DGA.

Las empresas anticipan nubarrones


Las empresas aragonesas comienzan a atisbar nubarrones en el horizonte. Así lo refleja el Indicador de Confianza Empresarial de Aragón (ICE), elaborado por la Fundación Basilio Paraíso, a través de una encuesta realizada a más de 125 establecimientos. En la misma se aprecia que la caída de la demanda es una de las grandes amenazas para los negocios de la comunidad. Detrás de ello está la posible ralentización del crecimiento económico que hace que las compañías locales vean la debilidad del consumo como el factor más destacado que pueda lastrar su facturación en lo que queda de año. El 60% de las empresas aragonesas consultadas así lo reconocen. Se trata de 15 puntos porcentuales más que en la oleada anterior. Este es el principal factor que preocupa a los empresarios, pero no el único. La falta de mano e obra cualificada se cuela en la segunda posición, un problema que ya detectan 12 de cada 100 firmas consultadas.

La encuesta detalla, no obstante, que únicamente el 8% de las compañías tiene previsto reducir el empleo y adelgazar su plantilla frente a un 7,2% que espera seguir contratando a lo largo de 2022. Y eso, a pesar de que la mayoría de los consultados (46,8%) reconoce que su facturación se reducirá en los próximos meses. Solo el 23,6% cree que aumentará y casi el 30% sostiene que se mantendrá estable.


También cuentan con la inflación como uno de los temas más espinosos, ya que más del 50% de los empresarios creen que aumentarán los precios de venta frente a solo un 7,6% que señala que irán a la baja, según el Índice de Confianza de Aragón. La inversión también se mantendrá estable en el corto plazo, aunque serán más los que creen que aumentará (13%) que los que se reducirá (10,2%).


Otro de los datos que llaman la atención es que tan solo el 4% de las compañías con sede en la comunidad tiene previsto elevar las exportaciones frente a un 6,4% que cree que bajarán. Además, otro de los frentes que tienen por delante los empresarios será la morosidad. Así al menos lo reconocen el 20,8%. El endeudamiento será otro de los indicadores que repuntará, ya que el 15% apunta que su negocio estará más apalancado a lo largo del próximo trimestre, según la encuesta del ICE.

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