El 6 de agosto es siempre un día especial para la Virgen del Pilar. Una fecha en la que viste un manto azul compuesto por 1.536 piezas de papel y en el que se distinguen dos pajaritas plateadas sobre él que conmemora el lanzamiento de la bomba atómica sobre Hiroshima en 1945.

Este manto está fabricado por los monitores del Grupo Zaragozano de Papiroflexia, que han estado en la plaza del Pilar durante la mañana del sábado en un horario de 11.00 a 13.00 horas, junto a la pajarita de metal al lado de la oficina de Turismo, para ofrecer información sobre la Escuela Museo Origami de Zaragoza y enseñar a plegar figuras sencillas de papiroflexia a todas las personas interesadas.

Esta tradición se lleva a cabo desde 2007, aunque ha vivido dos años de parón debido a las restricciones sanitarias derivadas de la pandemia. Y es que, en Aragón, el arte de la papiroflexia está ampliamente representado por la Escuela Museo de Origami de Zaragoza. Este es un lugar pionero en la difusión y afición del origami, ya que en Zaragoza se creó el primer grupo de aficionados a la papiroflexia de todo el mundo.

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El origami envuelve la Virgen del Pilar y sus alrededores Ángel de Castro

Una manifestación artística que proviene de Japón y en la que triunfa Jesús Artigas, el aragonés que se convirtió en el primer español en lograr una medalla de oro en las Olimpiadas de Origami en Internet, una prestigiosa competición en la que compitió contra 800 personas.

Esta fecha es especialmente recordada en Japón, donde la tradición consiste en doblar grullas de papel y colocarlas en el monumento de Sadako Sasaki, una niña que murió a causa de las enfermedades que le provocó la bomba y que popularizó la leyenda de las mil grullas de origami, que concedía un deseo a aquel que consiguiera doblar esta cifra de grullas de papel. Cuenta la leyenda que no consiguió alcanzar esa cifra antes de fallecer, pero se convirtió en todo un símbolo que hoy preside el Parque de la Paz de Hiroshima.