El Periódico de Aragón

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INCENDIOS FORESTALES

Un "fuego sin control" cerca del Moncayo deja más de 1.000 desalojados

Los vecinos de Añón, Alcalá, Vera, Ambel, Trasmoz, Bulbuente y El Buste tuvieron que dejar sus casas. Las rachas de viento de 80 km/hora complican la extinción, a la que se suman efectivos de la UME

Los vecinos de Alcalá del Moncayo tratan de evitar que el fuego llegue a las primeras casas del casco urbano con cubos de agua y mangueras Fabián Simón / Europa Press

«Vamónos, Jorge, vámonos y déjalo todo. Que se quemen los almendros y los tractores, ¡qué más da! Eso es lo de menos». María Jesús, a lágrima viva, tiraba del brazo de su hijo para cumplir con la orden de evacuación en Vera de Moncayo. «¡Si tú no te vas, yo tampoco!», exclamaba la mujer, que al final convenció al joven.

Como tantos otros vereños, Jorge, uno de los más de mil desalojados en la tarde de ayer, labró los campos de cereal y trigo más próximos al núcleo urbano de este municipio moncaíno para evitar que ardieran las casas, algo que ha ocurrido en Añón y Alcalá de Moncayo. A su lado, una interminable hilera de coches emprendía la marcha a causa de este incendio en el Moncayo hacia Tarazona y Zaragoza. Durante la madrugada también ha sido desalojado Talamantes.

A las 15.30 horas se declaró el incendio en Añón de Moncayo, arrasando primero el famoso restaurante del Molino de Veruela. En ese momento nadie se imaginaba que más de mil personas iban a ser desalojadas y que el fuego devoraría sin control campos y casas.

Los vecinos de Añón (también la urbanización Cumbres del Moncayo), Alcalá y Vera fueron los primeros en tener que dejar sus casas. Debido a la cercanía de las llamas, sucedió lo mismo con el Monasterio de Veruela, por el que se temió durante horas. Incluso los vecinos trabajaron para evitar que el fuego alcanzara esta reliquia, creando cortafuegos con sus tractores.

Los vecinos de Alcalá del Moncayo combatieron en primera línea el fuego Fabián Simón / Europa Press

A última hora de la tarde se unieron a la lista de desalojos las localidades de El Buste y el Santuario de la Misericordia, y más tarde, Trasmoz, donde hacía horas que todos habían preparado sus coches para salir de forma rápida pero ordenada, y Ambel y Bulbuente, realojados en el albergue y el pabellón de Mallén. Los vecinos de Litago están en prealerta de desalojo toda la noche.

Durante toda la noche, más de 200 efectivos trabajan sobre el terreno para tratar de atajar el fuego. El Gobierno de Aragón solicitó la ayuda de la Unidad Militar de Emergencias (UME), los bomberos del Ayuntamiento de Zaragoza, los de la Diputación Provincia de Teruel (DPT) y pidió la colaboración a los cuerpos de Castilla y León y Navarra para tratar de poner coto a las llamas.

En total, hay seis autobombas, siete cuadrillas terrestres del ministerio, las BRIF de Daroca y Lubia y dos bulldozer cooperaron en extinguir este fuego de importantes dimensiones.

Malas perspectivas

Según el director general de Medio Natural del Gobierno de Aragón, Diego Bayona, se trata de un «incendio muy complejo, muy activo, fuera de la capacidad de extinción sobre todo debido al viento».

Tras la reunión del Centro de Coordinación Operativa Integrado (CECOPI), Bayona explicó que lo que más estaba dificultando las labores de extinción eran una «fuertes rachas de viento, de hasta 80 km/hora» que mantuvieron durante toda la tarde» y que habían imposibilitado «atacar» el fuego. De hecho, los medios aéreos apenas pudieron trabajar hasta avanzada la tarde.

Pasadas las 20.00 horas, el responsable del operativo antiincendios era sincero: «las perspectivas son muy malas». La única esperanza podía llegar a través de la meteorología, ya que las previsiones eran que a partir de las 22.00 horas mejorase la situación.

«Esperamos que a partir de las 22 horas, con los medios que se han puesto y con menos viento, podamos empezar a hacer tareas para ir acotándolo y trabajando de una forma más adecuada», expresó. Hasta entrada la noche, las llamas seguían sin control y los vecinos de la zona seguían mirando atónitos el tono rojizo del cielo, con la impotencia de no ver salida a unas llamas de gran virulencia.

Unos vecinos cansados que habían vivido su peor tarde de agosto. Los evacuados comenzaron a salir en dirección Tarazona o hacia la carretera del Moncayo antes de las cinco. Todos con mascarilla por la densa presencia de humo, que, paradojas de la vida, transformaba la luz del municipio en una postal casi bélica.

En una encrucijada hacia Agramonte, una decena de conductores analizaba la situación. «Hemos aguantado para salvar la casa de un amigo, pero el fuego ha pillado el granero y ya cuando teníamos el calor en la espalda hemos corrido. No sé qué habrá pasado», contaba Marta, vecina de Añón. Estaba acompañada de Pura, una mujer alojada en la residencia de ancianos.

Momentos de impotencia ante el avance de las llamas en Alcalá del Moncayo. Fabián Simón / Europa Press

"Han evacuado la residencia con dos furgonetas, pero no cabían todos, por lo que hemos empezado a llevarlos a Borja en coche", decía Marta, tras preguntar qué camino debía coger tras el inminente corte de las carreteras, como sucedió a primera hora de la tarde en la N-122, entre el kilómetro 64 y 75. Y más tarde con la de Balbuente. Las llamas saltaron la carretera conforme avanzaba la tarde, empujadas por el viento del suroeste.

En Alcalá del Moncayo, sus vecinos trataron de evitar que las llamas alcanzaran su pueblo. «Nos hemos puesto con mangueras y con cubos de agua, como hemos podido, a intentar sofocar el fuego, hasta que se nos ha apoderado el humo», relataba su alcalde, Luis Ángel Torrellas, molesto y rabioso porque habían tardado demasiado en dar la orden de desalojo. 

"Es una vergüenza que hayan venido a desalojarnos cuando no quedaba ya casi nadie en el pueblo. No hemos visto ni una dotación de bomberos ni de la Guardia Civil hasta que no ha llegado el aviso de desalojo, cuando estábamos ya desbordados por el humo», denunció desde Borja, donde se habilitó el pabellón polideportivo a una velocidad pasmosa para realojar a los vecinos de Añón y Alcalá de Moncayo.

Borja se convirtió en el epicentro de la comarca. La mayoría de los desalojados se trasladó hasta este municipio, que abrió sus puertas y se volcó con sus vecinos, nerviosos e impotentes y con una mezcla de incertidumbre, preocupación y miedo. 

Hasta allí se trasladó Marta Esteban con sus padres y su perro, una de las vecinas de la Villacumbres del Moncayo, desalojada por el riesgo de que las viviendas acabasen siendo pasto de las llamas. Por suerte, no fue así.

«Cuando la Guardia Civil ordenó el desalojo pregunté qué cogíamos, qué nos llevábamos. En el momento me di cuenta de que la pregunta era estúpida porque lo que teníamos que hacer era salir de ahí corriendo mis padres, mi perro y yo sin perder el tiempo», relataba camino a Zaragoza y tras haber pasado «el peor momento de mi vida porque veía el fuego a los dos lados de la carretera».

Incendio de Añón, este sábado

Incendio de Añón, este sábado

Alerta roja por riesgo de incendios

Hay que recordar que la comarca del Moncayo era una de las que se encontraban este sábado en alerta roja por riesgo de incendios forestales debido a las altas temperaturas y la intensidad del viento, con probabilidades muy altas de fuegos muy veloces e intensos. Estas características hacen que conviertan en un gran incendio forestal (GIF), es decir, por encima de las 500 hectáreas afectadas.

Preocupación

El presidente de Aragón, Javier Lambán, ha asegurado que observan "con mucha preocupación" este incendio forestal a los pies del Moncayo. Lo ha hecho a través de un mensaje en su cuenta oficial de Twitter donde ha adelantado que a las 19 horas se reunirá el Operativo Integrado (Cecopi) para declarar la fase 2 del incendio. Esto significa que el fuego puede afectar a núcleos de población y que son necesario medios extraordinarios a los de la propia comunidad para contralar el incendio.

La consejera de Ciencia, Universidad y Sociedad del Conocimiento de la DGA, Maru Díaz, natural de Tarazona, también ha lanzado un mensaje de apoyo a los afectados en esta red social. "Con el corazón en un puño por el incendio declarado en el Moncayo. Mucha fuerza y ánimo a las cuadrillas forestales y a todos los profesionales y personas que estáis en primera fila intentando evitar la tragedia", ha escrito.

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