El Periódico de Aragón

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SEIS MESES DE LA INVASIÓN RUSA

La plaza del Pilar se llena de banderas de Ucrania: "No quiero ni leer las noticias. ¡Es todo tan horrible"

Varios centenares de acogidos se dieron cita para celebrar el día de la bandera en el país | El próximo sábado, día 27 de agosto, se celebrará una marcha para pedir la amnistía de los prisioneros

Algunos refugiados han portado camisetas con los nombres de las ciudades más golpeadas por la guerra. ANDREEA VORNICU

Con el horror de la huida todavía en la mirada y el miedo por los que se quedaron en la memoria, los ucranianos refugiados en Zaragoza quisieron ayer celebrar su patria y su cultura en el día de la bandera, el acto que conmemora la independencia del país de la Unión Soviética un 24 de agosto de 1990. Y por siniestras coincidencias, este miércoles también se cumplió medio año de la guerra con Rusia, que mantiene en vilo al mundo entero con los misiles corriendo por el corazón de Europa en un conflicto ahora estancado. El evento, que contó con diversos motivos culturales del país ucraniano, desde danzas a canciones, fue organizado por la Asociación Ucraniana de Residentes en Aragón.

"Lloré y lloré cuando me enteré de la masacre de Bucha. Es todo horrible", relata Anna Ilchenko, una adolescente de 16 años. Aunque habla un inglés fluido, el idioma es una seria barrera para su adaptación al país. Toma clases de español por la mañana y por la tarde estudia algo así como un curso puente similar al cuarto curso de educación secundaria. En Ucrania dejó y a sus abuelos y a sus dos hermanas. "Es por ellos por los que deseo que todo esto termine y volver a casa", dice, con una bandera nacional a la espalda. 

Entre vestidos amarillos, camisetas azules y multitud de símbolos con los colores patrios, acudieron al acto varios militares heridos en la guerra. A Kyryl le cayó al lado una bomba en una batalla en la región del Donbass. Con 21 años fue evacuado del país con destino al Hospital Militar de Zaragoza. Allí llevan cuatro meses, sanando las heridas de una guerra que no termina y que sigue los mandos de la guerra moderna: mejor herir y mutilar que matar.

Algunos de los refugiados ucranianos, este miércoles, en la plaza del Pilar. ANDREEA VORNICU

Todavía escayolado, muestra la terrible herida que le dejó la metralla en una imagen en su teléfono móvil. "Ahora no puedo levantar el brazo ni para usar la cuchara", cuenta a través de Oleh Mokhov, otro joven que hace las veces de intérprete y explica que la prótesis que le colocaron "era la de un anciano". "No hace más que pedir que se la cambien para volver cuanto antes al frente", le traducen.

Para Marina Yadrevska venir a España era un sueño de infancia. Lo cumplió a los 36 años de la peor forma que uno pueda imaginar. Salió de Járkov en un tren hacia Polonia, después un autobús hasta Alemania, pasó por Francia, Pamplona y por fin Zaragoza.

"No puedo ni leer las noticias de mi país. Me agota psicológicamente porque allí se quedó mi marido..."

Marina Yadrevska - Joyera e ingeniera en Járkov

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Como tantos otros ucranianos, llegó con su hija de 13 y su gato. Se dedicaba a la joyería en su ciudad natal, aunque había terminado una ingeniería en la Universidad de Kiev. Pero aquí todavía no ha encontrado un trabajo, como tantos otros compatriotas, aunque muchos de ellos cuentan con titulación superiores. «No quiero ni leer las noticias sobre Ucrania. Allí se quedó mi marido y cada vez que me entero de algo me agoto psicológicamente. Exploto», dice Yadrevska.

En Jarkov, la segunda ciudad del país ucraniano, dejó Yadrevska a su marido un 23 de marzo. Se quedó a combatir la invasión rusa, como tantos hombres obligados a ello tras el decreto de la Ley Marcial. 

Ucrania sufre todavía aunque la fiebre informativa va en descenso. Es lo que más duele a los centenares de ucranianos que ayer se dieron cita para celebrar su día nacional con música y actividades de ocio. Un encuentro en el que quisieron celebrar por un momento, y como si fuera por decreto divino, acabó pasado por agua, dejando sin un ápice de fiesta o alegría a los refugiados que en la plaza del Pilar se congregaron.

El próximo sábado, 27 de agosto, a las 19.30 horas, la asociación Leleka ha organizado una marcha a modo de llamamiento a la sociedad para advertir de la grave situación que sufren los prisioneros de guerra ucranianos, muchos de ellos en paradero desconocido. 

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