El Periódico de Aragón

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SECTOR TURÍSTICO: BALANCE DEL VERANO 2022

Los incendios reducen el turismo en las comarcas de Calatayud y el Moncayo

Los siniestros, que han durado días, ha hecho caer las reservas

Moros tras el paso de las llamas el pasado mes de julio Jaime Galindo.

Los incendios han dado un duro golpe al turismo rural en las zonas de Aragón que han sufrido incendios forestales este verano. En las comarcas de Calatayud y Tarazona y el Moncayo, «las reservas se han desplomado en los pueblos de esos dos territorios», explica Jesús Marco, responsable de la Federación Aragonesa de Turismo Rural (Faratur).

Tanto la Comunidad de Calatayud como el Moncayo son dos comarcas con tirón para el turismo rural al poseer amplios espacios naturales, lo que las convierte en un foco de atracción. De hecho, la localidad de Moros, que fue cercada por el fuego la tercera semana de julio pasado, está considerada uno de los cinco pueblos más pintorescos de la provincia de Zaragoza, junto a Sos del Rey Católico, Belchite, Daroca y Anento. 

 Gran parte de su encanto radica en que sigue conservando la belleza de sus calles y de sus edificios de origen medieval. Muchas de sus casas, al estar situadas sobre una ladera, disponen de varias plantas que se disponen en distintas alturas y niveles.

En el caso de Moros, situada cerca de Ateca, en la vega del Manubles, dentro de la comarca bilbilitana, destaca su casco urbano de origen medieval, así como la iglesia de Santa Eulalia, de estilo mudéjar. También se pueden visitar sus ermitas y el castillo del rey Ayubb, situado sobre un espolón rocoso, si bien solo quedan unos pocos vestigios.

Moros estuvo rodeada por las llamas y el humo cuando se declaró el incendio de Ateca el pasado 18 de julio, que arrasó 14.000 hectáreas en total y dejó grandes pérdidas en la fruticultura del río Manubles, que es la principal fuente de riqueza de esa parte de la comarca de Calatayud.

A tope en agosto

En el Moncayo el turismo rural ha ido cobrando importancia durante los últimos años y, al igual que en el resto de la comunidad aragonesa, se ha visto potenciado por la búsqueda de lugares sanos y seguros a raíz de la epidemia de coronavirus. Por ello el incendio que se inició en Añón del Moncayo el 13 de agosto ha supuesto hasta fechas recientes una disminución de las reservas en las viviendas de turismo rural.

Un sector, que no obstante las dificultades generadas por el incendio, está obteniendo unos buenos resultados este mes de agosto, con índices generales de ocupación que rondan el 80%, con momentos de lleno total, como el puente de la Virgen de Agosto, entre los días 13 y 16, según Jesús Marco.

«La primera quincena de julio fue floja, con un 15% de media en ocupación, pero todo se empezó a animar a partir de la segunda quincena, cuando ya se registró un 70% todos los fines de semana», continúa el responsable de Faratur.

Y en agosto, agrega, ha seguido la misma tendencia, que es en general «muy buena». «El sector ha estado a tope a mediados de mes», asegura Marco. Con todo, reconoce que esperaba que la temporada fuera mejor, si bien confía en que septiembre sea un buen mes.

En realidad, según el sector, el empujón que recibió el turismo en zonas rurales se vio estimulado por la búsqueda de destinos seguros y lejos de la masificación, pero pasada esa fiebre la situación vuelve a ser como antes. 

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